Villefontaine, 02 de febrero de 2020, AFP,María Elena BUCHELI
El colegio de Villefontaine, en el este de Francia, donde estudia la joven amenazada por haber vertido críticas contra el Islam en las redes sociales, en una imagen del 31 de enero de 2020
Insultos en las redes sociales, una lluvia de reacciones políticas y el abandono forzado de la escuela por motivos de seguridad. El caso de Mila, una adolescente amenazada de muerte por criticar al islam, ha reabierto en Francia el debate sobre los límites de la libertad de expresión.
Como muchas jóvenes de su edad, Mila, de 16 años, pasa mucho tiempo en las redes sociales. En Instagram, comparte diariamente su vida diaria, su pasión por el canto y habla sin tabúes sobre su homosexualidad.
Un sábado por la tarde, esta joven de la región de Lyon (centro-oeste) publica un vídeo en el que habla en directo con sus seguidores sobre sus preferencias. "Las árabes no son mi estilo", dice, sin tapujos.
Sin imaginar las consecuencias políticas y judiciales que tendría, publica entonces un vídeo en el que dice "aborrecer la religión" y critica con virulencia al islam, una religión en la que afirma "sólo hay odio".
"El tema comenzó a descarrilarse hacia la religión, así que dije lo que pensaba", contó al diario Libération la adolescente de cabello violeta, ojos azules y un piercing en la nariz.
El video se vuelve rápidamente viral y comienza a ser objeto de una lluvia de insultos y amenazas de muerte --"hasta 200 mensajes de odio por minuto", según contó--, pero también de apoyos. Aparece entonces en las redes sociales el hashtag (etiqueta) #JesuisMila y #JenesuispasMila (#SoyMila y #NoSoyMila), para representar a dos formas de pensar que cargan el uno contra el otro.
- "Incitación al odio" -
Las amenazas contra la joven cobraron tal magnitud que desde hace 10 días la adolescente no ha podido regresar a su escuela por razones de seguridad.
Además, las autoridades judiciales abrieron dos investigaciones: una por "amenazas de muerte" y otra, contra la joven, por "incitación al odio debido a la pertenencia a una religión", que días después fue archivada, en medio de una oleada de críticas.
El caso derivó también en un debate sobre la libertad de expresión y sus límites en el país de los filósofos de las Luces y tierra de la Declaración de los Derechos Humanos.
El delegado general del Consejo francés del culto musulmán, Abdallah Zekri, condenó las declaraciones de muerte en contra de la chica, pero añadió que "quien siembra vientos recoge tempestades".
La líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, brindó un apoyo inequívoco a la adolescente. Aunque "ciertamente hizo declaraciones que pueden ser consideradas vulgares no se puede aceptar que por eso algunos la condenen a muerte, en Francia, en el siglo XXI", dijo la ultraderechista en Twitter.
Además, unas declaraciones de la ministra de Justicia, Nicole Belloubet, que equiparó la crítica a las religiones con "un ataque a la libertad de conciencia", antes de dar marcha atrás alegando un malentendido, terminaron echando más leña al fuego del debate.
- "Riesgo de autocensura" -
"Este caso plantea un debate sobre hasta dónde va la libertad de expresión en Francia y la tolerancia", dijo a la AFP Denis Lacorne, director de investigación en el Centro de Investigación Internacional (CERI) de Sciences Po y autor del libro "Les frontières de la tolérance" (Las fronteras de la tolerancia, ndlr.).
"La jurisprudencia francesa en materia de libertad de expresión es única porque plantea una distinción fundamental entre las creencias y los creyentes. Es decir, se puede insultar a las religiones, sin ningún límite, pero no se puede insultar a una persona o grupo de personas por sus creencias religiosas", explica.
Uno de los casos más conocidos, señaló el académico, es el caso de Charlie Hebdo. "El semanario satírico fue absuelto por los tribunales cuando publicó sus famosas caricaturas contra el profeta Mahoma porque Charlie se burlaba de la religión y de sus símbolos pero no de los musulmanes", recuerda.
Lo que es inquietante en Francia, según Lacorne, es el riesgo de "autocensura". "Por ejemplo nadie se atreve a representar la tragedia de Voltaire 'El fanatismo o Mahoma el profeta' porque es considerada insultante hacia las religiones, pero olvidamos que Voltaire insultó a todas las religiones".
Mientras tanto, el rectorado de la academia de la que depende Mila sigue buscando una solución para que la joven pueda volver al colegio, sin poner en riesgo su seguridad.
Por ahora, la situación "no lo permite", admitió a la AFP Aymeric Meiss, director de la oficina de la rectora de la academia de Grenoble, de la que depende su instituto.
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