Detalle de los baños del colegio de Las Mercedarias/Alfredo Aguilar
El colegio de las Mercedarias atesora un hammam de época almohade
No es un secreto, pero casi. El colegio de las Mercedarias guarda un tesoro en su interior. Se trata de un hammam que apareció por casualidad en el transcurso de unas obras de reforma del centro, en 1984, y del que no se tenían noticias. No los cita ni Manuel Gómez Moreno, ni Gallego Burín, ni siquiera aparece en el plano de la Granada Árabe de Seco de Lucena, pero su descubrimiento dio varias claves para poner en contexto otros restos musulmanes aparecidos en las lindes de la judería granadina. «Fue un hallazgo espectacular, porque nadie tenía conocimiento de su existencia, lo cual le añadía un extra de interés», explica Isidro Toro, actual director del Museo Arqueológico de Granada que participó, junto a Carlos Vílchez, en los trabajos arqueológicos que sacaron a la luz los baños árabes de la mezquita de Ibn Gimara.
Las Hermanas Mercedarias de la Caridad compraron en 1904 el que fue palacio de los Marqueses de Villalegre, un precioso palacete al que se accede por la plaza del Padre Suárez. Cuentan que Luciano Porcel y Valdivia, el noble que lo construyó, fue un hombre culto, al que le gustaba rodearse de pintores, músicos y artistas y encargó al más prestigioso arquitecto de la época, Juan Pugnaire, las obras de su casa. Al morir el marqués, y casadas sus hijas, el palacio lo adquirió el Colegio Notarial y de ahí pasó a la orden religiosa que más tarde adquiriría la casa contigua, donde quedó instalado el colegio y, posteriormente, compraría el palacio de los Duques de Gor, que completa el centro tal y como hoy lo conocemos.
Del valor histórico y artístico de este lugar presume Santiago Moya, veterano profesor del colegio que hace de orgulloso cicerone en el recorrido por este lugar que cuidan con mimo las religiosas. Para llegar a los baños hay que recorrer los pasillos que pertenecieron en su día al palacio. Es posible asomarse a lo que fue salón de baile, ahora una preciosa capilla y a alguna elegante sala, decorada con pinturas de Eduardo García Guerra o el profesor de la Escuela de Artes y Oficios Manuel Martín, donde no es difícil imaginar al marqués atendiendo sus compromisos con lo más distinguidos miembros de la sociedad granadina de finales del siglo XIX.
Santiago ya trabajaba en el colegio cuando descubrieron los restos de los baños árabes. La crónica de IDEAL, publicada el 22 de noviembre de 1984, cuenta que el primero en descubrirlos fue el contratista de la obra, Francisco Jiménez, quien al picar sobre un muro notó que estaba hueco. «No sabíamos que estaban aquí, si embargo sí que es cierto que fueron conservados por sus primitivos moradores quienes al parecer utilizaron parte del mismo como bodega«, aunque con posterioridad se cubrieron de tierra y el resto de los baños se perdieron cortados por los cimientos del palacio posterior.
Hammam almohade
La excavación para recuperar los restos del hamman se desarrolló entre noviembre de 1984 y enero del año siguiente. «Se descubrió la parte central del baño, la sala templada, que tenía forma rectangular con 8 columnas con sus arcos y cuatro galerías que la circundaban», recuerda Isidro Toro Moyano. «Se descubrieron las columnas, capiteles y cimacios que portaban los arcos de ese espacio central y sus galerías, y se documentó un poco, la parte del caldarium, la sala caliente, aunque no se descubrieron las calderas porque parte de los muros habían sido cortados y se habían sobrepuesto los del palacio moderno». No se conserva la bóveda, que se supone esquifada con claraboyas y lunetos como los del Bañuelo, que se habrían levantado para construir la solería de la casa del marqués.
Galería.
Se dató en época de la invasión almohade, siglos XII y XIII y, como todo lo almohade, es austero. Sus capiteles y columnas no son de mármol sino de arenisca lo que «no le resta mérito porque posteriormente se enlucían con yeso, se pintaban y decoraban», explica Toro.
Galería.
Es un baño singular e interesante, por un lado porque no hay muchos baños de época almohade. Por otro, por encontrarse en la periferia de la judería y también porque ayudó a entender la función de otras construcciones de la época, como las galerías que se encuentran en el restaurante Alhacena de las Monjas, que ahora se sabe que son dependencias de este hammam.
Localización de la mezquita de Ibn Gimara /ARCHIVO DE IDEAL
Los baños en la cultura musulmana
El hammam es una de las construcciones más características de la cultura islámica. Las abluciones rituales purificadoras a las que obliga el Islam contribuyeron a que los baños públicos proliferasen cerca de las mezquitas de cada barrio. Aunque el baño también tenía una función social importantísima. Tanto hombre como mujeres, que no coincidían en las horas de baño, encontraron en este ritual un lugar de encuentro, de placer y diversión.
De los numerosos baños que hubo en la medina de Granada y sus arrabales se han recuperado el Bañuelo, fue restaurado por Torres Balbás en la década de 1920 y, en la actualidad, se trabaja en los baños de la Casa de las Tumbas o de Hernando de Zafra en la calle Elvira. En la calle del Agua, en el barrio del Albaicín, cuentan que se encontraban los mayores baños de la Granada Islámica y se conservan restos en manos privadas. También hay vestigios de otro en la plaza de San Agustín.
En la Casa de los Tiros y hasta el 1 de marzo de 2020 se expone una interesante muestra sobre 'Los Baños de Al Andalus' organizada por la Fundación El Legado Andalusí.Los baños de Las Mercedarias, no están acondicionados para la visita pública.
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