A menos de un mes de cumplirse el noveno aniversario del
inicio de la guerra civil, la ONG pro opositora Observatorio Sirio de Derechos
Humanos denunció hoy que la ofensiva del Ejército y Rusia contra uno de los
últimos bastiones de la oposición islamista y milicias cercanas a la vecina
Turquía obligó a más de un millón de personas a abandonar sus casas y buscar
refugio en campos de desplazados desde diciembre.
Más de 5,5 millones de sirios ya
escaparon del país y se refugiaron -en su mayoría- en los países vecinos,
mientras que más de 6 millones -entre ellos dos millones y medio de niños- no
lograron o pudieron cruzar las fronteras y buscaron refugio dentro del país
desde que empezó la guerra, según el Acnur, la agencia de la ONU para
refugiados.
En total, más de la mitad de la
población que vivía en Siria antes de que empezara la guerra en marzo de 2011
tuvo que abandonar sus hogares para escapar de los combates, los bombardeos
aéreos y hasta de ataques químicos.
En los últimos años, la caída del califato territorial del
Estado Islámico a manos de una efectiva y efímera alianza multilateral, el
sistemático avance del Ejército y sus milicias aliadas de la mano de las
Fuerzas Armadas de Rusia y el retiro militar y político de Estados Unidos del
conflicto generaron una imagen internacional de victoria para el gobierno de
Bashar al Assad y de fin del conflicto.
Sin embargo, la guerra sigue profundizándose y con ella una
crisis humanitaria subatendida hace años. "Desde principios de diciembre
hasta ahora, la cifra de desplazados es de 1.005.000", denunció hoy el
Observatorio, según la agencia de noticias EFE.
El Observatorio es una ONG pro
opositora con sede en Londres pero que se instaló a lo largo del conflicto como
una de las pocas fuentes con capacidad de informar sobre los combates,
bombardeos y saldo de víctimas. La cifra es más alta de la que
difundió hace unos días la ONU cuando denunció 830.000 desplazados en las
provincias de Idleb y Alepo, en el noroeste del país, fronterizas con Turquía.
Muchos de estos desplazados ya
habían escapado de la violencia antes y fueron a esa región a refugiarse.
Ahora, además, de volver a quedar en medio del fuego cruzado, sufren en carpas
o, a veces, a la intemperie las temperaturas bajo cero del invierno sirio.
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