Hojas de un ginkgo del jardín botánico de Villa Carlotta, Lombardía, Italia.De Agostini / Gettyimages.ru
La especie cuenta con un buen sistema inmune y la expresión de sus genes cambia entre las estaciones pero no con la edad.
El árbol ginkgo es una de las especies arbóreas más longevas del mundo, y un grupo de investigadores se dedicó a averiguar por qué. Para realizar su experimento cortaron 34 ejemplares de ginkgo de diámetros que variaban entre los 11 centímetros y los 4 metros y medio, e identificaron que detrás de esta extraordinaria longevidad hay un cóctel de compuestos antioxidantes, antimicrobianos y hormonas.
El equipo, mayoritariamente chino, analizó los anillos de edad y la composición bioquímica de la madera y no encontró diferencias significativas entre los árboles de 20 años, los que tenían más de 200 años y aquellos que tenían más de 600.
El espesor de los anillos indica la velocidad del crecimiento de un año a otro. En los gingko estudiados, los anillos correspondientes a los años entre 100 y 200 se volvían considerablemente más finos cada año, mientras que a partir del tercer siglo la madera crecía formando anillos más uniformes. Además, el área basimétrica del árbol, es decir, su sección a la altura del pecho humano, crecía sin parar a cualquier edad.
No inmortal, pero sí eternamente joven
Generalmente las plantas arbóreas experimentan variaciones en su morfología a medida que maduran y envejecen, explica el artículo del equipo de científicos, publicado esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences (EE.UU.).
La senescencia se debe a factores tanto genéticos como medioambientales, pero este no es el caso del 'Ginkgo biloba', un árbol que puede considerarse joven a los 1.000 años y del que se conocen ejemplares aún más longevos.
Esta especie, claro está, no es inmortal —su vida puede terminar a causa de enfermedades, de un incendio forestal o de la tala— pero incluso ante las infecciones presenta una protección inmune mejorada y no hay indicios de que tenga un límite genético para vivir más.
El tamaño de la hoja del gingko, su capacidad fotosintética y la calidad de sus semillas no se alteran con el tiempo. Y, ante todo, los biólogos destacan su capacidad de seguir creciendo durante siglos o incluso milenios, que radica en el cámbium, una fina capa que en todas las especies de árboles se encuentra entre la madera y la corteza, y que contiene células madre.
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