Varios países europeos se exponen a incumplir las leyes europeas sobre discriminación si continúan con su determinación de acoger únicamente a inmigrantes no musulmanes. En estos países, del centro y del este de Europa, últimamente se ha producido un auge de la retórica y del discurso en contra de acoger a los inmigrantes musulmanes.
En Bulgaria, el primer ministro Boyko Borissov, expresó que su país no tiene nada en contra de los musulmanes, pero teme que si permite su entrada masiva, la demografía del país cambiaría radicalmente.
El mensaje del primer ministro Checo continua en la línea de su homólogo búlgaro, rechazando acoger a inmigrantes del norte de África ya que "inmigrantes de una cultura tan diferente no estarían en buen lugar en la República Checa" declaró Milos Zaman. También Estonia se ha mostrado contraria a aceptar esta ola migratoria. El ministro para asuntos sociales Margus Tsahkna zanjó la cuestión declarando que Estonia "Es un país que pertenece a la cultura cristiana"
Polonia recientemente acogió a 60 familias únicamente cristianas, a través de una iniciativa ajena a la Unión Europea y alegando al igual que sus vecinos estonios que Polonia es un país de cultura cristiana. Eslovaquia recientemente acogió a 200 cristianos y el ministro de interior, Ivan Metik, declaró que podrían acoger a 800 musulmanes, pero que al no contar con mezquitas en el país, su integración será imposible.
Estos países están yendo claramente contra las leyes europeas que especifican la prohibición de discriminación en base a motivos religiosos, sexuales o raciales.
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