La familia de la joven se reunirá el lunes con el decano de Magisterio para exigir que se tomen medidas contra el docente.
Alrededor de 60 estudiantes de 1º de Magisterio de la Universidad de Zaragoza presentaron ayer en la secretaría de la facultad sus quejas por escrito contra el profesor que el lunes no dejó entrar en su clase a una alumna (Soraya M.) que cubría su cabeza con un velo y con el que tres días después volvieron a tener un incidente en el aula. Los alumnos cumplían así con lo que les pidieron el jueves los responsables de la Universidad, después de que ese día, y tras un comentario hecho por el mismo docente, toda la clase decidiera abandonar la sala en señal de protesta.
Los textos de queja fueron llevados en la tarde del viernes a la secretaría de la facultad de Educación por los estudiantes, donde fueron recibidos y sellados para darles oficialidad. En ellos, los alumnos explican lo ocurrido en la clase del jueves, las razones por las que dejaron plantado al profesor y piden que se tomen medidas contra el docente por una actitud que consideran «intolerable» en alguien que imparte clases en la Universidad, según explicaron ayer algunos de los jóvenes.
Los alumnos -dijeron- están a la espera de ver si por parte del Decanato o del propio Rectorado se adopta algún tipo de medida. Fuentes de la Universidad reiteraron ayer que están trabajando «activamente» para tratar de resolver este problema, aunque no precisaron en qué dirección podría ir la solución.
Libertad religiosa
Por su parte, la familia de la joven ha decidido solicitar asesoría legal. Ha contratado al abogado Iván Jiménez-Aybar, especializado en extranjería y libertad religiosa, y se entrevistará el lunes con el decano de la facultad de Educación para pedirle que se adopten medidas contra el docente.
Jiménez-Aybar explicó ayer que la familia había contactado con él porque en los últimos años se ha ocupado de muchas de las causas judiciales que se han producido en España por la prohibición del hiyab en el ámbito educativo. Apuntó que acompañará a la familia a la reunión convocada para el lunes con responsables universitarios y que el objetivo es «acercar posturas».
«Por el momento -dijo- hay que valorar las manifestaciones realizadas desde la Universidad, que dejan claro que se garantiza el ejercicio de la libertad religiosa de los alumnos, dentro del marco legal, constitucional e internacional». En opinión de este abogado, «manifestaciones aisladas de un profesor no pueden representar, en ningún caso, a toda una institución. Estoy seguro que la alumna y su familia tendrán, en todo momento, su respaldo». concluyó.
Quien no quiso opinar ni dar su versión sobre lo sucedido fue el propio profesor. Ayer fue a dar su clase de manera normal, pero eludió hablar sobre los acontecimientos ocurridos el lunes y el jueves en el aula. Argumentó que la situación estaba ya suficientemente caldeada y que era preferible esperar a que se calmara: «¿Cómo voy a opinar? Yo no puedo hablar -dijo- cada vez que digo algo se provoca un incendio».
Dos enfrentamientos
El primer incidente se produjo el lunes cuando este profesor llamó aparte a Soraya M., una chica musulmana que cubre su cabeza con un pañuelo, y le dijo que en su clase no podía llevar velo. La joven se negó a quitárselo, por lo que el docente le impidió la entrada en el aula. Posteriormente, y tras mediar el decano, el profesor pareció rectificar y argumentó que desconocía que el reglamento de la Universidad permitiera llevar hiyab, por lo que se mostró dispuesto a readmitirla.
El jueves, día que volvió a coincidir el profesor con la clase de Soraya, el docente se refirió al suceso del lunes. Según la versión de los alumnos, explicó que le habían obligado a admitir en clase a la alumna, que como funcionario público debía acatar el reglamento y las normas de la Universidad, pero que estaba en desacuerdo y que la chica no era «bienvenida». Esta manifestación provocó las protestas de los alumnos y abandonaron el aula.
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