Una de las
carpas más concurridas fue la de la estación del ferrocarril.
Además del sentido religioso de la fiesta del sacrificio o Aid El Kebir, estos días se vive la celebración con especial emoción y alegría en familia.
Los pequeños de la casa acompañaron ayer a sus mayores hasta las carpas habilitadas al efecto en cada barrio para asistir al sacrificio de los borregos y su despiece. “¿Es ése el mío?”, preguntaba insistentemente un niño en la carpa en el barrio de la Reina al matarife. En los alrededores de la carpa otros niños jugaban con los borregos que esperaban su ‘turno’.
Los adultos mientras ayudaban al matarife a sujetar el animal en el degüello. Otros ya quitaban la piel a otro borrego y otros finalizaban el ritual limpiándolo de las entrañas. Como si de una fábrica en cadena se tratara, los cabezas de familia participaban del sacrificio de su borrego en las carpas. Otros optaron por hacerlo en el patio de su casa o incluso en el interior de sus viviendas. De hecho, algún que otro matarife se ofrecía estos días para hacer su labor a domicilio a las familias que así lo requirieran.
Las mujeres también esperaban pacientes su ‘turno’ para recoger los despojos del borrego para lavarlos con abundante agua e introducirlos después en barreños, bolsas o cubos. Lo que no se aprovecha del animal, poco en realidad, lo metían en las bolsas específicas para residuos biocontaminantes facilitadas al efecto.
Todos tienen su papel
El primer día de esta fiesta se cocinan todas las vísceras. El hígado, el corazón y los riñones bien pueden servir para hacer unos ricos pinchitos o bien para enriquecer un buen puchero. El resto de la carne del animal se irá comiendo a lo largo de los próximos días en diferentes preparaciones.
En una de las carpas ubicadas en el barrio de Loma Colmenar, el ritual era el mismo. Mientras los hombres se repartían las tareas para cumplir con el ritual del sacrificio, las mujeres bien esperaban o ayudaban a limpiar el suelo de la sangre y despojos del animal con abundante agua. Los niños continuaban correteando por el lugar.
Uno de los lugares de sacrificio más concurridos fue la Estación del Ferrocarril. Allí había siete animales ya sacrificados en diferentes fases de su preparación para ser llevado de vuelta a la vivienda, mientras otros cinco esperaban su turno. Todos ellos estaban marcados con sus números correspondientes para que ningún animal se ‘despistara’ de su dueño.
Los sacrificios comenzaron poco después de la finalización del rezo y se prolongaron durante buena parte de la mañana. Los matarifes estuvieron muy ocupados, teniendo en cuenta que en las últimas semanas han llegado a la ciudad más de 4.000 borregos.
La actividad y animosidad que rodeaba las carpas de sacrificios en los principales barrios de la ciudad contrastaba con la soledad de las calles en algunas barriadas y especialmente llamativo fue el cierre del matadero municipal. Un lugar que sería también idóneo y una opción más que ofrecer a las familias musulmanas de Ceuta en esta festividad.
Durante estos días, los ceutíes de confesión musulmana continuarán festejando el Aid El Kebir visitando a sus familiares y compartiendo con ellos té, pastas y otros productos típicos.
Quejas por sacrificios en el interior de viviendas, mientras un borrego es ‘cazado’ en la calle Real
La fiesta del Aid El Kebir no estuvo exenta de anécdotas. La más llamativa fue la ‘fuga’ de un borrego que fue rápidamente interceptado por sus propietarios en la calle Real, en pleno centro de la ciudad. La sorpresa fue mayúscula entre los viandantes que transitaban por esta calle en el momento en el que vieron corretear al animal.
Por otra parte, vecinos del centro de la ciudad expresaron a El Faro sus quejas por la práctica del ritual del sacrificio en el interior de las viviendas por parte de algunas familias musulmanas. Dijeron no entender por qué se permiten este tipo de acciones cuando la Ciudad habilita carpas específicamente para esta festividad. Concretamente en un bajo de un inmueble situado en la calle Sevilla, una vecina observó cómo una mujer ‘limpiaba’ su casa de restos de sangre del borrego con una manguera, ‘canalizando’ el agua por el portal hasta la calle.
Otra de las quejas que llegaron a este diario, aseguraban que habían visto a vecinos matar a su animal en plena calle.
Casi 200 euros por borrego
En el día de ayer se vieron en las calles y en las carpas borregos de todos los tamaños. Con imponentes cuernos o sin ellos, de más edad o más jóvenes, con más pelaje o menos... lo que importa es el tamaño, al parecer, a simple vista. Así se calcula el precio que puede costarle a una familia comprar un borrego para su sacrificio.
Un vecino del barrio de La Reina, Mohamed Agharbi, explicó a El Faro que su borrego le había costado 190 euros, algo caro para un animal de tamaño mediano. El año pasado pagó 270 euros por uno de dimensiones similares, pero con cuernos. “No importa los kilos, se paga por pieza”, afirma. Sin embargo, a pesar de lo elevado del precio, asegura que en Marruecos se paga más del doble. Según cuenta, corre el rumor de que la carne de los animales del país vecino es “mejor”, pero este joven asegura que prefiere los borregos que se pueden comprar en Ceuta, traídos de la península.
Desayuno en la prisión
La celebración se vivió en prácticamente todos los rincones de la ciudad. La Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE) y la asociación Masyid Annour informaron a este diario de que ayer por la mañana compartieron un desayuno con los internos del Centro Penitenciario de confesión musulmana. Sus responsables aseguraron que los reclusos vivieron con especial emoción esta invitación al desayuno, que fue posible gracias a la colaboración del director del centro. Destacaron que este tipo de acciones se hacen “por el bien” de los internos y reconocieron la labor del personal del Centro Penitenciario en la rehabilitación y reinserción social de estas personas. Por último, agradecieron también que se permita a los reclusos “vivir su fe con normalidad sin radicalismos”.
Milagro en La Meca
Todos los peregrinos ceutíes y españoles que están estos días en La Meca están a salvo. Así lo aseguró ayer a El Faro el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE), Laarbi Maateis, quien se puso en contacto con los guías que acompañan a cada grupo de peregrinos, tras conocer la trágica noticia de la avalancha humana registrada en el centro espiritual del mundo islámico.
Hace unos días partió desde la ciudad autónoma un total de 144 ceutíes para cumplir con uno de los preceptos de esta religión, como es visitar una vez en la vida La Meca. Todos están bien, sin duda, fruto de un milagro, aseguró Maateis, pues los peregrinos ceutíes estuvieron en el lugar del siniestro media hora antes de que éste se produjera.
Durante toda la jornada, el presidente de la UCIDCE se puso en contacto con los guías de los peregrinos que han viajado a La Meca, desde Madrid o Barcelona. Todos están a salvo.
Una avalancha de fieles musulmanes en las afueras de La Meca causó ayer 717 muertos y 863 heridos, en la que es la peor tragedia en la peregrinación hacia la ciudad santa del islam desde 1990, cuando murieron 1.426 personas. Según informó la Defensa Civil saudí en un comunicado, la avalancha de fieles se produjo por el aumento en el flujo de peregrinos y la entrada repentina de muchos de ellos hacia el área donde estaba previsto que se realizara el ritual, conocido como ‘La lapidación del Diablo’. El ministro de Sanidad saudí achacó el suceso a “la aglomeración y el incumplimiento de las instrucciones (por parte de los fieles)”.
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