Varios musulmanes melillenses, en una imagen de archivo, traen, arrastrando amarrados con una cuerda, los borregos que serán utilizados en la Fiesta del Sacrificio. / LAUREANO VALLADOLID (EFE)
La ciudad de Melilla se prepara para celebrar "la Fiesta del Borrego", en la que los musulmanes sacrifican un borrego
El próximo día 24 se celebra la fiesta musulmana de El Aid El Kebir, la pascua grande de los musulmanes o comúnmente llamada "fiesta del borrego". Esta Pascua se produce justo después de setenta días desde la finalización del mes de ramadán.
Tras este mes de ayuno, los musulmanes celebran su Pascua chica, o del Aid El Fikri. Y dos meses y diez días después, y siempre según el calendario lunar, los musulmanes festejan la fiesta del sacrificio.
La religión les "recomienda" a sacrificar un borrego. Y para ello los musulmanes traen a este animal desde Marruecos.
No se hace con borregos traídos desde la península, primero por la carestía de los mismos, y después por otras circunstancias como que el borrego no debe haber sido criado cerca de una zona de crianza de cerdos, por ejemplo, o debe tener unas características de peso y apariencia, que no se cumple con los habituales animales criados en granjas españolas.
Cerca de cinco mil borregos pasarán a través del puesto fronterizo de Farhana, hacia Melilla.
La Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno trabaja de forma conjunta en este operativo, ya que desde hoy un equipo de veterinarios estará en este puesto fronterizo para la inspección de los animales.
El puesto de Farhana, es el único que se habilita para que los musulmanes pasen con sus borregos, ya sea a pie o metidos en sus coches. De esta forma se evitan los colapsos con el tránsito de personas o de mercancías.
Cada persona tiene permitido pasar un solo borrego, y sólo se permite el paso de cabritillos si es para una persona diabética. De esta forma se evita el intento de "montar negocio" por parte de alguno, queriendo pasar animales para sus carnicerías en Melilla.
Rafael Serrano es el secretario del Colegio de veterinarios de Melilla, y explicaba que lo primeo que se controla es "que sean machos, ya que lo único que pueden sacrificar según la costumbre islámica son machos, ya que así se evita la reproducción y explotación ganadera que en Melilla está prohibida". El siguiente paso es "mirar las bocas y pezuñas para comprobar si hay afta o cualquier enfermedad".
Los borregos irán pasando poco a poco desde hoy hasta el próximo día 25, que es la festividad. Los días en los que se nota más afluencia de personas con sus animales, son los últimos más cercanos a la fecha señalada. Después estos borregos son mantenidos vivos alimentándolos en sus casas, en sus terrazas hasta la mañana del sacrificio.
Desde hace años la Ciudad Autónoma viene concienciando de la importancia de que estos sacrificios se produzcan en el matadero de la Ciudad, que se habilita para tal fin. Pero sólo el 6% lo hace. El resto prefiere el sacrificio en sus casas. Ello ha venido conllevando durante años, problemas de atascos en las alcantarillas de la Ciudad, algunas de las cuales comienzan a expulsar el agua roja, procedente de los sumideros por los que se ha echado la sangre y otros restos.
En el matadero, también trabaja el equipo de veterinarios, además de funcionarios para auxiliar en el trabajo a los que llegan.
Allí, se realiza otro control, la llamada " inspección post mortem", que la lleva a cabo uno de los veterinarios. Una vez que "el cordero se ha sacrificado se inspecciona la canal", es decir al borrego ya abierto con todos sus órganos a la vista.
Sólo en una ocasión un borrego no pasó esta inspección.
Esta inspección post mortem es lo que impide a algunos llevar su borrego al matadero "porque te lo miran y te pueden decir que está enfermo", comenta Yamila, de setenta años de edad que "mata el borrego en la azotea de casa". Para las autoridades sanitarias esta situación es absurda e ilógica "porque es mejor para su salud saber si lo que va a ingerir él y su familia está en condiciones aptas".
Estos cerca de cinco mil borregos que pasarán la frontera entre Marruecos y España, "deberán tener cuernos", otra de las características según marca la tradición islámica. Y por ello los musulmanes así lo exigen a sus vendedores.
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