Numerosos musulmanes se congregaron para realizar una oración.
Se calcula que más de 1,8 millones de musulmanes en toda España celebraron ayer la fiesta del sacrificio del cordero, conocida en su idioma como Eid al Adha o Aid al-Adha. De ellos, cerca de dos mil lo hicieron en nuestra isla, unos 800 en el barrio de Ca n’Escandell de Eivissa, unos 800 en Sant Antoni y unos 200 en Santa Eulària.
Eid Al Adha es una de las celebraciones más importantes del rito musulmán, considerada incluso como la Fiesta Mayor del Islam, y coincide con el cierre de la peregrinación ritual (Hajj) a La Meca, uno de los cinco pilares del Islam y que todos los musulmanes «que tengan capacidad» tienen que hacer al menos una vez en su vida.
Según explicó ayer a este periódico Salahuddin Costa Schreiner, responsable del colectivo musulmán en Santa Eulària, «en contra de lo que mucha gente piensa, no es una fiesta culinaria sino espiritual y familiar que conmemora el pasaje de la Biblia y el Corán en el que el profeta Abraham o Ibrahim estuvo cerca de sacrificar a su hijo, Ismael para los musulmanes, como un acto de obediencia a Dios, antes de que éste interviniera dándole un cordero en su lugar».
Ayer la celebración comenzó bien pronto. A primera hora de la mañana los musulmanes de la isla, tras haber realizado la ablución mayor o gusl y haberse ataviado con su mejor ropa, limpia y perfumada, se congregaron en sus lugares habituales de culto para realizar una oración multitudinaria a la que estaban llamados todos y que fue más corta de lo habitual. Después, se realizaron sendos sermones donde cada Imám agradeció a Alá todo lo dado e instó a los presentes «a no dejarse llevar por los egos, el egoísmo, la corrupción o la envidia». Y finalmente, llegó un acto de conciliación «único en el año», en el que todos «dejan atrás sus rencores hacia el prójimo y se perdonan mutuamente para comenzar una nueva etapa en su relación».
Sacrificio ‘Halal’
Concluida la ceremonia religiosa propiamente dicha, cada uno se marchó rumbo a sus respectivos casas para celebrar la fiesta del cordero en grupo o en familia. Sin embargo, antes hay que proceder al sacrificio del animal, algo que es comunicado previamente a todos los organismos sanitarios correpondientes. Según Salahuddin Costa, el proceso, llamado Halal, se transmite de padres a hijos, se hace impidiendo el sufrimiento del cordero y siempre cumpliendo las normas higiénicas establecidas por ley. «Consiste fundamentalmente en una incisión rápida y profunda con un cuchillo afilado en el cuello, que debe cortar las venas yugulares y las arterias carótidas y dejar intacta la espina dorsal para conseguir el drenaje efectivo de la sangre del animal», explicó el responsable de la comunidad musulmana de Santa Eulària.
En tres tercios
Una vez que el cordero ha fallecido se le quita la piel, se vacía y su carne se separa en tercios, para repartirse entre la persona que ha comprado la bestia, entre sus parientes y entre los necesitados, independientemente de la religión, raza o nacionalidad que tengan. «El profeta nos dijo que no es creyente aquel que se acuesta con su estómago lleno mientras su vecino tiene hambre y nosotros cumplimos eso a rajatabla», explicó Costa.
Por ello, la celebración del Eid al Adha es mucho más. Por un lado, significa «la victoria de la confianza en Alá frente a las dudas», por otro «el día de la conciliación donde nos pedimos perdón unos a otros por las ofensas cometidas» y por último también tiene un destacado componente social, «ya que la familia se reúne, los niños juegan, recogen dinero de sus padres, abuelos, tíos y primos y la gente trata de disfrutar y estrenar ropa».
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