Riay Tatary Bakry, nacido en Damasco, llegó a España hace 40 años para estudiar su doctorado en medicina. Tatay, español es el imán de la mezquita central de Madrid, más conocida como la “Mezquita de Tetuán”. Por ella pasan cerca de 20.000 personas a la semana. Acostumbrado a negociar, interlocutor habitual de las comunidades islámicas ante el Gobierno como Secretario general de la Comisión Islámica y Presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España. los 25 años de libertad en España, (título del libro que publicó hace cinco años y que hace referencia al tiempo transcurrido desde que se aprobara la Ley Orgánica de Libertad religiosa de 1980), considera que han proporcionado un espacio social donde las comunidades islámicas pueden desarrollarse aunque, matiza, es necesario profundizar en la aplicación de las leyes y acuerdos alcanzados con el Estado. Hablamos con él aprovechando su presencia para participar en el Seminario Islam y Occidente: el Encuentro Cultural, organizado por el Secretariado de Interculturalidad del Vicerrectorado de Cultura, Extensión Universitaria y Deportes de la UAL.
¿En qué situación desde un punto de vista jurídico se encuentran las comunidades islámicas en España?
Tengo que decir que estamos muy satisfechos por el espacio social alcanzado por las comunidades islámicas en el ordenamiento constitucional y jurídico del Estado español. En muchos casos es pionero y paradigma de lo que desearíamos para todos los musulmanes en el conjunto de la misma Unión Europea y en el resto del mundo occidental. Aunque toda relación es mejorable creemos que la situación actual es correcta y fluida.
Sin embargo, la traducción a la práctica de esta situación jurídica todavía está lejos de ser óptima.
¿A qué se refiere?
Tenemos que seguir profundizando en el desarrollo de las leyes y acuerdos. Por ejemplo faltan profesores de religión islámica en Andalucía. En Almería hay cuatro profesores para atender a más de cuatro mil alumnos. En otras comunidades ni siquiera existen. También pedimos que haya asistencia religiosa en hospitales, centros penitenciarios, de menores, etcétera. Por otra parte el tema del IRPF no esta resulto. Son cuestiones que debemos ir solucionando para llegar a la integración real, por ejemplo en lo que respecta a las dificultades a la hora de la cesión de terrenos para edificar mezquitas.
Quizá porque a veces se habla de mezquitas relacionándolas con un Islam fundamentalista…
Y nada más lejos de la realidad. La ignorancia o manipulación sobre el origen real de la amenaza terrorista puede llevar a ver fantasmas en cada mezquita, en cada imán y en cada musulmán. Y la realidad es que la comunidad musulmana ha estado siempre dispuesta a la colaboración ciudadana y asesoramiento en la lucha antiterrorista.
Son prejuicios que están presentes, ¿de qué forma lo viven ustedes?
Nosotros hemos vivido juntos más tiempo que separados, eso es una realidad y eso nos tiene que ayudar. Además los musulmanes estamos en todo el mundo, lo que pone de manifiesto nuestra capacidad para adaptarnos al entorno. Aquí, en España, contribuimos a su crecimiento, formamos parte de la sociedad y apostamos por la convivencia. Desde luego algunas actitudes y comentarios son duros pero no podemos caer en el papel de víctimas, tenemos que estar orgullosos de lo que somos y no vale la pena lamentarse todo el día. Incluso diría que “la queja” nos perjudica. Hay que trabajar para cambiar las cosas de forma activa y con buen humor, con una actitud positiva.
¿Y qué les diría a quienes opinan que el Islam es incompatible con los valores democráticos?
En primer lugar, que nosotros, musulmanes, cumpliendo con el espíritu del mensaje coránico, hicimos patente nuestra postura dialogante, no sólo con la administración del Estado, los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones no gubernamentales, sino también con las confesiones católica, protestante y judía, y de esa forma contribuimos a la construcción de los primeros peldaños de la libertad religiosa de este país. A mi juicio, hay un sistema de valores comunes en todo el mundo y tenemos que fomentarlos. La globalización no puede ser sólo económica, hay que buscar instrumentos que nos ayuden a entendernos. Creo que los problemas de una persona, de una familia, son entendibles en cualquier parte del mundo.
Y por último, ¿qué ha cambiado en España estos 40 años?
Muchas cosas (risas). Yo vine siendo muy joven, un 14 de febrero de hace cuarenta años. Recuerdo que en Ramadán cuando íbamos al café tenía que explicar una y otra vez porque ayunaba y al final, después de darle vueltas y vueltas, tampoco me entendían. Hoy en día, si acompaño a un grupo de personas a tomar café y les digo que yo no tomo porque estoy en el mes de Ramadán me dicen “¿A sí, ya estáis en Ramadán?” y se acaba el tema, no hace falta dar más explicaciones.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
¿En qué situación desde un punto de vista jurídico se encuentran las comunidades islámicas en España?
Tengo que decir que estamos muy satisfechos por el espacio social alcanzado por las comunidades islámicas en el ordenamiento constitucional y jurídico del Estado español. En muchos casos es pionero y paradigma de lo que desearíamos para todos los musulmanes en el conjunto de la misma Unión Europea y en el resto del mundo occidental. Aunque toda relación es mejorable creemos que la situación actual es correcta y fluida.
Sin embargo, la traducción a la práctica de esta situación jurídica todavía está lejos de ser óptima.
¿A qué se refiere?
Tenemos que seguir profundizando en el desarrollo de las leyes y acuerdos. Por ejemplo faltan profesores de religión islámica en Andalucía. En Almería hay cuatro profesores para atender a más de cuatro mil alumnos. En otras comunidades ni siquiera existen. También pedimos que haya asistencia religiosa en hospitales, centros penitenciarios, de menores, etcétera. Por otra parte el tema del IRPF no esta resulto. Son cuestiones que debemos ir solucionando para llegar a la integración real, por ejemplo en lo que respecta a las dificultades a la hora de la cesión de terrenos para edificar mezquitas.
Quizá porque a veces se habla de mezquitas relacionándolas con un Islam fundamentalista…
Y nada más lejos de la realidad. La ignorancia o manipulación sobre el origen real de la amenaza terrorista puede llevar a ver fantasmas en cada mezquita, en cada imán y en cada musulmán. Y la realidad es que la comunidad musulmana ha estado siempre dispuesta a la colaboración ciudadana y asesoramiento en la lucha antiterrorista.
Son prejuicios que están presentes, ¿de qué forma lo viven ustedes?
Nosotros hemos vivido juntos más tiempo que separados, eso es una realidad y eso nos tiene que ayudar. Además los musulmanes estamos en todo el mundo, lo que pone de manifiesto nuestra capacidad para adaptarnos al entorno. Aquí, en España, contribuimos a su crecimiento, formamos parte de la sociedad y apostamos por la convivencia. Desde luego algunas actitudes y comentarios son duros pero no podemos caer en el papel de víctimas, tenemos que estar orgullosos de lo que somos y no vale la pena lamentarse todo el día. Incluso diría que “la queja” nos perjudica. Hay que trabajar para cambiar las cosas de forma activa y con buen humor, con una actitud positiva.
¿Y qué les diría a quienes opinan que el Islam es incompatible con los valores democráticos?
En primer lugar, que nosotros, musulmanes, cumpliendo con el espíritu del mensaje coránico, hicimos patente nuestra postura dialogante, no sólo con la administración del Estado, los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones no gubernamentales, sino también con las confesiones católica, protestante y judía, y de esa forma contribuimos a la construcción de los primeros peldaños de la libertad religiosa de este país. A mi juicio, hay un sistema de valores comunes en todo el mundo y tenemos que fomentarlos. La globalización no puede ser sólo económica, hay que buscar instrumentos que nos ayuden a entendernos. Creo que los problemas de una persona, de una familia, son entendibles en cualquier parte del mundo.
Y por último, ¿qué ha cambiado en España estos 40 años?
Muchas cosas (risas). Yo vine siendo muy joven, un 14 de febrero de hace cuarenta años. Recuerdo que en Ramadán cuando íbamos al café tenía que explicar una y otra vez porque ayunaba y al final, después de darle vueltas y vueltas, tampoco me entendían. Hoy en día, si acompaño a un grupo de personas a tomar café y les digo que yo no tomo porque estoy en el mes de Ramadán me dicen “¿A sí, ya estáis en Ramadán?” y se acaba el tema, no hace falta dar más explicaciones.
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