El gobierno de Malasia vedó el uso de ciertas palabras árabes, como Alá, para la literatura, los evangelios y el habla cotidiana de aquellos que no profesan el Islam, la religión mayoritaria de este país.
KUALA LUMPUR, 09 de enero de 2008, (IPS) Por Baradan Kuppusasmy.-
La decisión podría afectar el tejido social plurireligioso de esta nación, según observadores. Otras tres palabras de uso común, ahora prohibidas en el lenguaje de los no musulmanes son "baitullah" (casa de Dios), "solat" (oración) y "kaabah" (hogar sagrado).
La disposición conmocionó a cristianos, hindúes y sikhs, quienes utilizan desde hace siglos palabras árabes o de ese origen en sus prácticas religiosas. Por lo tanto, consideran, incluso, que la medida del gobierno limita seriamente su libertad de culto.
La Constitución malasia declara el Islam "religión de la federación" y que otros cultos están permitidos. Pero los no musulmanes consideran que su libertad religiosa es cercenada por funcionarios influidos por el resurgimiento político del islamismo.
"Sólo los musulmanes pueden utilizar la palabra Alá. Es musulmana, proviene del árabe. No podemos permitir que otras religiones la empleen porque confunde a la gente", declaró a la prensa el viceministro de Seguridad Interna, Johari Baharum.
"No podemos aceptar que publicaciones no musulmanas usen la palabra Alá. Nadie, salvo los musulmanes, puede hacerlo. Los católicos publican la palabra Alá y eso no es correcto", argumentó.
Los sikhs, cuya fe tiene fuertes componentes tomados tanto del islamismo como del hinduismo y emplean la palabra Alá para referirse a Dios, están perplejos por la decisión del gobierno.
"Hemos usado los términos Alá y 'rahim' (el más piadoso) en nuestros escritos y oraciones para referirnos a Dios. La palabra Alá se emplea en nuestras sagradas escrituras", señaló Harcharan Singh, jefe del Consejo de los Gurdwara (lugar de culto sikh, que significa "la casa del gurú").
"Los sikhs han usado estas palabras durante siglos y son parte del lenguaje punjabi que seguimos hablando en la actualidad. ¿Cómo vamos a cumplir nuestros deberes religiosos si términos de uso común se reservan sólo a los musulmanes? Ignoro hacia dónde iremos como nación con decisiones como esta", agregó.
Líderes religiosos han iniciado un juicio contra el primer ministro Abdullah Ahmad Badawi y el gobierno por su prohibición de importar publicaciones cristianas que contienen la palabra Alá. Reclaman que la justicia determine que ninguna fe tiene derechos exclusivos sobre el uso de palabra alguna.
El juicio será seguido de cerca tanto por los malasios como por los extranjeros, incluidos a inversores temerosos de que el país se deslice hacia un régimen teocrático.
Las divisiones religiosas del país quedaron a la vista el 25 de noviembre, cuando centenares de miles de hindúes realizaron una manifestación pública para demandar una porción mayor de la riqueza nacional y el fin de las demoliciones de templos.
Al parecer, los musulmanes temen que los cristianos empleen palabras árabes, comunes a ambas religiones, para ganar nuevos fieles.
Un clérigo musulmán dijo a IPS que esos temores recrudecieron con el caso de una mujer, Azalina Jailani, quien se convirtió al cristianismo y fue objeto de una feroz batalla legal que finalizó el año pasado. El principal tribunal del país dictaminó que los musulmanes malasios no pueden abandonar su religión.
Desde entonces hubo otras disputas entre musulmanes y no musulmanes sobre cuestiones como las conversiones, la división de la propiedad y los ritos funerarios.
Ni los jueces ni la dirigencia política, por temor a la reacción de los musulmanes conservadores, han ofrecido una solución justa y definitiva a este problema.
Para calmar esas inquietudes, líderes religiosos han manifestado que las palabras cuyo uso se cuestiona sólo son empleadas en publicaciones cristianas que los musulmanes no leen o en sermones dentro de las iglesias.
Hacer "proselitismo" entre los musulmanes es delito, que se castiga con una multa o con la cárcel. Aunque alrededor de 7.000 fieles de otras religiones se convierten al Islam cada año, es raro que los musulmanes adopten una fe diferente.
Por otra parte, se dedican abundantes fondos del Estado para asistir a quienes se convirtieron al Islam, vigilando su bienestar y ayudándolos psicológicamente en la adaptación a su nueva vida como musulmanes.
Algunos líderes religiosos advirtieron que la prohibición de las palabras daña la imagen internacional de Malasia como sociedad moderada, pluralista e inclusiva.
La Federación Cristiana expresó su "desilusión y pesar" por la decisión oficial. "Las palabras existen desde antes del nacimiento del Islam. Es erróneo prohibir a otros su uso al rendir culto en privado o en publicaciones internas de la iglesia", dijo el secretario general del organismo, Herman Shastri.
El director del Centro de Estudios de Políticas Públicas, Ramon Navaratnam, afirmó que la prohibición es inconstitucional. "Es el derecho de todos los malasios profesar su religión y usar la terminología y lenguaje de su elección, como parte de ese derecho fundamental", agregó.
Analistas políticos señalaron que en vísperas de las elecciones generales de marzo el gobierno está apaciguando a la mayoría musulmana conservadora con el objetivo de ganar apoyo político.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
KUALA LUMPUR, 09 de enero de 2008, (IPS) Por Baradan Kuppusasmy.-
La decisión podría afectar el tejido social plurireligioso de esta nación, según observadores. Otras tres palabras de uso común, ahora prohibidas en el lenguaje de los no musulmanes son "baitullah" (casa de Dios), "solat" (oración) y "kaabah" (hogar sagrado).
La disposición conmocionó a cristianos, hindúes y sikhs, quienes utilizan desde hace siglos palabras árabes o de ese origen en sus prácticas religiosas. Por lo tanto, consideran, incluso, que la medida del gobierno limita seriamente su libertad de culto.
La Constitución malasia declara el Islam "religión de la federación" y que otros cultos están permitidos. Pero los no musulmanes consideran que su libertad religiosa es cercenada por funcionarios influidos por el resurgimiento político del islamismo.
"Sólo los musulmanes pueden utilizar la palabra Alá. Es musulmana, proviene del árabe. No podemos permitir que otras religiones la empleen porque confunde a la gente", declaró a la prensa el viceministro de Seguridad Interna, Johari Baharum.
"No podemos aceptar que publicaciones no musulmanas usen la palabra Alá. Nadie, salvo los musulmanes, puede hacerlo. Los católicos publican la palabra Alá y eso no es correcto", argumentó.
Los sikhs, cuya fe tiene fuertes componentes tomados tanto del islamismo como del hinduismo y emplean la palabra Alá para referirse a Dios, están perplejos por la decisión del gobierno.
"Hemos usado los términos Alá y 'rahim' (el más piadoso) en nuestros escritos y oraciones para referirnos a Dios. La palabra Alá se emplea en nuestras sagradas escrituras", señaló Harcharan Singh, jefe del Consejo de los Gurdwara (lugar de culto sikh, que significa "la casa del gurú").
"Los sikhs han usado estas palabras durante siglos y son parte del lenguaje punjabi que seguimos hablando en la actualidad. ¿Cómo vamos a cumplir nuestros deberes religiosos si términos de uso común se reservan sólo a los musulmanes? Ignoro hacia dónde iremos como nación con decisiones como esta", agregó.
Líderes religiosos han iniciado un juicio contra el primer ministro Abdullah Ahmad Badawi y el gobierno por su prohibición de importar publicaciones cristianas que contienen la palabra Alá. Reclaman que la justicia determine que ninguna fe tiene derechos exclusivos sobre el uso de palabra alguna.
El juicio será seguido de cerca tanto por los malasios como por los extranjeros, incluidos a inversores temerosos de que el país se deslice hacia un régimen teocrático.
Las divisiones religiosas del país quedaron a la vista el 25 de noviembre, cuando centenares de miles de hindúes realizaron una manifestación pública para demandar una porción mayor de la riqueza nacional y el fin de las demoliciones de templos.
Al parecer, los musulmanes temen que los cristianos empleen palabras árabes, comunes a ambas religiones, para ganar nuevos fieles.
Un clérigo musulmán dijo a IPS que esos temores recrudecieron con el caso de una mujer, Azalina Jailani, quien se convirtió al cristianismo y fue objeto de una feroz batalla legal que finalizó el año pasado. El principal tribunal del país dictaminó que los musulmanes malasios no pueden abandonar su religión.
Desde entonces hubo otras disputas entre musulmanes y no musulmanes sobre cuestiones como las conversiones, la división de la propiedad y los ritos funerarios.
Ni los jueces ni la dirigencia política, por temor a la reacción de los musulmanes conservadores, han ofrecido una solución justa y definitiva a este problema.
Para calmar esas inquietudes, líderes religiosos han manifestado que las palabras cuyo uso se cuestiona sólo son empleadas en publicaciones cristianas que los musulmanes no leen o en sermones dentro de las iglesias.
Hacer "proselitismo" entre los musulmanes es delito, que se castiga con una multa o con la cárcel. Aunque alrededor de 7.000 fieles de otras religiones se convierten al Islam cada año, es raro que los musulmanes adopten una fe diferente.
Por otra parte, se dedican abundantes fondos del Estado para asistir a quienes se convirtieron al Islam, vigilando su bienestar y ayudándolos psicológicamente en la adaptación a su nueva vida como musulmanes.
Algunos líderes religiosos advirtieron que la prohibición de las palabras daña la imagen internacional de Malasia como sociedad moderada, pluralista e inclusiva.
La Federación Cristiana expresó su "desilusión y pesar" por la decisión oficial. "Las palabras existen desde antes del nacimiento del Islam. Es erróneo prohibir a otros su uso al rendir culto en privado o en publicaciones internas de la iglesia", dijo el secretario general del organismo, Herman Shastri.
El director del Centro de Estudios de Políticas Públicas, Ramon Navaratnam, afirmó que la prohibición es inconstitucional. "Es el derecho de todos los malasios profesar su religión y usar la terminología y lenguaje de su elección, como parte de ese derecho fundamental", agregó.
Analistas políticos señalaron que en vísperas de las elecciones generales de marzo el gobierno está apaciguando a la mayoría musulmana conservadora con el objetivo de ganar apoyo político.
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