El 25,6% del alumnado de este colegio onubense es inmigrante y proviene de 13 países distintos: España, Marruecos, Ecuador, Argelia, Rumanía, Brasil, Polonia, Bolivia, Nigeria, Croacia, Ghana, Portugal y Rusia
Huelva, 02.06.2008, Huelva Información,Raquel Rendón.
En el colegio público Príncipe de España parecen haberse difuminado las fronteras del mapamundi o, más bien, parece haberse concentrado medio mundo en el pequeño universo de sus aulas. Como un caleidoscopio cultural en el que no existe la marginación que se levanta en plena Avenida de la Raza -qué mejor nombre para una calle de la barriada de El Carmen- el trabajo de los profesores y los alumnos se centra en la eliminación de estereotipos y en la integración perfecta de los niños inmigrantes en el ensamblaje de esta máquina educativa.
Y es que en este colegio de educación infantil y primaria de la capital se da una circunstancia singular: más de un cuarto del alumnado (el 25,6%) alberga sus raíces lejos de España. Hasta 13 nacionalidades distintas, entre las que se incluye la española, impregnan de costumbres y nuevos idiomas el despertar al mundo que es la infancia. El director del centro, Antonio Martín Correa, explicaba a este diario que "tenemos alumnos de Marruecos, Ecuador, Argelia, Rumanía, Brasil, Polonia, Bolivia, Nigeria, Croacia, Ghana, Portugal y Rusia". En muchos de estos casos, "los críos tienen ascendencia mixta, es decir, que son fruto de un matrimonio entre un marroquí y una ecuatoriana, un boliviano y una española, una rumana y un polaco...".
El fenómeno migratorio irrumpió en el centro hace ya un buen puñado de cursos, concretamente en el 99/00. Recuerda Martín Correa cómo empezamos teniendo entonces a dos niños de Marruecos y al curso siguiente ya teníamos alrededor de veinte". Para afrontar esta nueva situación ante la que el profesorado no sabía cómo actuar, "se nos ocurrió empezar a hacer reuniones casa trimestre en la que participaran los padres de los alumnos inmigrantes". En estos encuentros, que siempre finalizaban con una merienda en la que unos y otros mostraban la repostería típica de su tierra, "les informábamos sobre nuestro método de enseñanza, sobre las vacunas que debían poner a los niños, sobre los cursos de español que podían tomar en el centro de adultos del barrio o cómo tomar clases del carnet de conducir para personas analfabetas", una actividad para la que necesitaron la colaboración de un traductor.
A través de este sistema, el colegio Príncipe de España consiguió "acercar a los padres al colegio, atraer su interés por la integración y la tolerancia a través de sus propios hijos", una circunstancia que, entre otras muchas, lo ha convertido en pionero de iniciativas de este tipo y en todo un ejemplo para los centros educativos andaluces.
Incluso antes de que la propia Junta de Andalucía se planteara comenzar a entregar los cheques libro, "nosotros nos las apañábamos para que los niños tuvieran libros gratuitos porque muchos de sus padres no tenían recursos para comprarlos". El truco está en "comprar con el dinero de becas y ayudas municipales libros que, aunque fueran propiedad del centro, podrían usar los críos y así lo seguimos haciendo", concretó el director.
Otro de los problemas que se les planteó entonces fue el de la religión. "Teníamos profesores de religión católica y evangélica,
, pero no árabe como nos estaban demandando los padres". La solución pasó por contratar a una persona que "daba clases en un taller de cultura árabe, algo que se normalizó años después y ya tenemos a un maestro de religión islámica". Ahora además, con la intención de que los chiquillos "no olviden la tierra de la que vienen", el Príncipe de España celebra el programa de Cultura Materna para alumnos inmigrantes, del que son beneficiarios 25 niños y que se subdivide en tres talleres (uno para cada continente: África, Sudamérica y Europa).
Una de las cosas que más llama la atención a los niños onubenses del resto de alumnos "es su cultura, sus costumbres, que muchas veces son completamente diferentes a las nuestras, sus trajes típicos". Cada año celebran juntos una de las semanas culturales más completas de la capital, en la que se expone desde "la gastronomía de sus países de origen a los bailes, los enseres que se han traído de allí o los trajes típicos de cada región".
Las claves para la correcta integración de los niños inmigrantes en el colegio son "insistir en los valores de la solidaridad, el respeto, la tolerancia, y todo a través del juego". Sin embargo, confiesa modestamente el director del centro, "nunca hemos querido hacernos distinguir, sino normalizar" la situación desde la base para que en el futuro no existan el racismo ni la xenofobia.
Todo esto, como es obvio, requiere el trabajo concienzudo del profesorado, que pone mucho interés en que la educación "sea integral más que meramente académica". A diario, los críos tienen al menos media hora de 'asamblea-rutina' en la que, además de pasar lista "charlan con la maestra sobre determinados asuntos de actualidad que pensamos que deben ser abordados en las clases para fomentar la integración y que cada uno escuche el punto de vista del que tiene enfrente".
El idioma es el principal escollo con el que se encuentran alumnos y profesores cuando los primeros arriban al centro. Para que deje de serlo, "les damos clases de apoyo, tenemos un aula de aceleración lingüística y tratamos de entendernos con ellos empezando a enseñarles palabras de su entorno más cercano, como su familia o los compañeros del cole". Salvando todas estas dificultades, el Príncipe de España se ha convertido en todo un modelo para Huelva y para el mundo, una escuela de paz en la que el respeto es un arma cargada de futuro.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Huelva, 02.06.2008, Huelva Información,Raquel Rendón.
En el colegio público Príncipe de España parecen haberse difuminado las fronteras del mapamundi o, más bien, parece haberse concentrado medio mundo en el pequeño universo de sus aulas. Como un caleidoscopio cultural en el que no existe la marginación que se levanta en plena Avenida de la Raza -qué mejor nombre para una calle de la barriada de El Carmen- el trabajo de los profesores y los alumnos se centra en la eliminación de estereotipos y en la integración perfecta de los niños inmigrantes en el ensamblaje de esta máquina educativa.
Y es que en este colegio de educación infantil y primaria de la capital se da una circunstancia singular: más de un cuarto del alumnado (el 25,6%) alberga sus raíces lejos de España. Hasta 13 nacionalidades distintas, entre las que se incluye la española, impregnan de costumbres y nuevos idiomas el despertar al mundo que es la infancia. El director del centro, Antonio Martín Correa, explicaba a este diario que "tenemos alumnos de Marruecos, Ecuador, Argelia, Rumanía, Brasil, Polonia, Bolivia, Nigeria, Croacia, Ghana, Portugal y Rusia". En muchos de estos casos, "los críos tienen ascendencia mixta, es decir, que son fruto de un matrimonio entre un marroquí y una ecuatoriana, un boliviano y una española, una rumana y un polaco...".
El fenómeno migratorio irrumpió en el centro hace ya un buen puñado de cursos, concretamente en el 99/00. Recuerda Martín Correa cómo empezamos teniendo entonces a dos niños de Marruecos y al curso siguiente ya teníamos alrededor de veinte". Para afrontar esta nueva situación ante la que el profesorado no sabía cómo actuar, "se nos ocurrió empezar a hacer reuniones casa trimestre en la que participaran los padres de los alumnos inmigrantes". En estos encuentros, que siempre finalizaban con una merienda en la que unos y otros mostraban la repostería típica de su tierra, "les informábamos sobre nuestro método de enseñanza, sobre las vacunas que debían poner a los niños, sobre los cursos de español que podían tomar en el centro de adultos del barrio o cómo tomar clases del carnet de conducir para personas analfabetas", una actividad para la que necesitaron la colaboración de un traductor.
A través de este sistema, el colegio Príncipe de España consiguió "acercar a los padres al colegio, atraer su interés por la integración y la tolerancia a través de sus propios hijos", una circunstancia que, entre otras muchas, lo ha convertido en pionero de iniciativas de este tipo y en todo un ejemplo para los centros educativos andaluces.
Incluso antes de que la propia Junta de Andalucía se planteara comenzar a entregar los cheques libro, "nosotros nos las apañábamos para que los niños tuvieran libros gratuitos porque muchos de sus padres no tenían recursos para comprarlos". El truco está en "comprar con el dinero de becas y ayudas municipales libros que, aunque fueran propiedad del centro, podrían usar los críos y así lo seguimos haciendo", concretó el director.
Otro de los problemas que se les planteó entonces fue el de la religión. "Teníamos profesores de religión católica y evangélica,
, pero no árabe como nos estaban demandando los padres". La solución pasó por contratar a una persona que "daba clases en un taller de cultura árabe, algo que se normalizó años después y ya tenemos a un maestro de religión islámica". Ahora además, con la intención de que los chiquillos "no olviden la tierra de la que vienen", el Príncipe de España celebra el programa de Cultura Materna para alumnos inmigrantes, del que son beneficiarios 25 niños y que se subdivide en tres talleres (uno para cada continente: África, Sudamérica y Europa).
Una de las cosas que más llama la atención a los niños onubenses del resto de alumnos "es su cultura, sus costumbres, que muchas veces son completamente diferentes a las nuestras, sus trajes típicos". Cada año celebran juntos una de las semanas culturales más completas de la capital, en la que se expone desde "la gastronomía de sus países de origen a los bailes, los enseres que se han traído de allí o los trajes típicos de cada región".
Las claves para la correcta integración de los niños inmigrantes en el colegio son "insistir en los valores de la solidaridad, el respeto, la tolerancia, y todo a través del juego". Sin embargo, confiesa modestamente el director del centro, "nunca hemos querido hacernos distinguir, sino normalizar" la situación desde la base para que en el futuro no existan el racismo ni la xenofobia.
Todo esto, como es obvio, requiere el trabajo concienzudo del profesorado, que pone mucho interés en que la educación "sea integral más que meramente académica". A diario, los críos tienen al menos media hora de 'asamblea-rutina' en la que, además de pasar lista "charlan con la maestra sobre determinados asuntos de actualidad que pensamos que deben ser abordados en las clases para fomentar la integración y que cada uno escuche el punto de vista del que tiene enfrente".
El idioma es el principal escollo con el que se encuentran alumnos y profesores cuando los primeros arriban al centro. Para que deje de serlo, "les damos clases de apoyo, tenemos un aula de aceleración lingüística y tratamos de entendernos con ellos empezando a enseñarles palabras de su entorno más cercano, como su familia o los compañeros del cole". Salvando todas estas dificultades, el Príncipe de España se ha convertido en todo un modelo para Huelva y para el mundo, una escuela de paz en la que el respeto es un arma cargada de futuro.
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