Zaragoza, 05-06-2008,ragondigital.es.-
El Palacio de la Aljafería, parte de cuyas dependencias son sede de las Cortes de Aragón, se está preparando para mostrar su mejor cara a los visitantes de la Expo Zaragoza 2008. Los trabajos de restauración y mejora que se están llevando a cabo en este castillo-palacio del siglo XI se acordaron en febrero en la Mesa de las Cortes.
<--Trabajos de restauración en el acceso principal al Palacio de la Aljafería Zaragoza.- Este monumento de origen musulmán lucirá su nuevo lavado de cara para la muestra internacional, gracias a una primera fase de trabajos de mantenimiento y mejora que se están llevando a cabo desde hace algo unas semanas. Estas actuaciones afectan principalmente al área de la puerta principal, tanto en su parte exterior como interior; a la zona de acceso al palacio, así como a los dos torreones que lindan con la entrada.
“La fachada original, compuesta por sillares de alabastro, registra problemas de humedades, por lo que se hacía necesario paralizar el deterioro”, explica Alfonso Monforte, responsable técnico de la empresa Al-Mulk, encargada del trabajo. En este sentido, las actuaciones buscan un doble objetivo. Por un lado, revisar y bloquear el proceso de deterioro del alabastro, y por otro, re-documentar la estructura, con las posibilidades históricas y de consulta que ello conlleva. “A nivel estético, el lienzo de muralla estaba sucio y ruinoso. Además, a nivel de conservación había que cuidar el material y poder recuperarlo desde el punto de vista histórico”, añade Monforte. Los trabajos de limpieza, mantenimiento y reparación de los sillares de alabastro permitirán también conocer cuáles son “originales, cuáles han sido alterados o cuáles repuestos por anastilosis”, o lo que es lo mismo, la reconstrucción de un edificio antiguo obtenida mediante la reunión en él de sus elementos arquitectónicos dispersos.
“Se debe dignificar el alabastro, que pasa bastante desapercibido”, añade este restaurador de obras de arte que ya ha participado en otras intervenciones en la Aljafería en la época del arquitecto Francisco Íñiguez. El plan de actuación en el Palacio de la Aljafería acometerá los trabajos necesarios tras el examen de un informe por la Mesa de las Cortes para conocer las propuestas en esta materia. La institución parlamentaria recogió siete zonas donde trabajar: cuatro torreones, la pilastra, un arranque de torreón y el conjunto de la entrada. Es esta zona la que ya está siendo revisada y para la que se ha destinado una partida presupuestaria de 25.000 euros.
La luminosidad del alabastro
“La espectacularidad del alabastro debía ser increíble en su época. Es un material que refleja mucho la luz. La Aljafería debía iluminar toda Zaragoza”. El paso de los siglos ha dañado el alabastro, que está compuesto de yeso y cuyo principal enemigo es el agua, por lo que se está realizando una minuciosa labor de saneado y limpieza general de la piedra. Junto con ello, es necesario eliminar la costra que la propia piedra ha generado. Para ello, se utiliza una pasta de papel que convierte en soluble esta capa superficial. “La lastra del alabastro es que se hincha y se sulfata”.
Las actuaciones de conservación y mejora afectan al área de la--> puerta principal
El palacio fortificado de la Aljafería fue construido en el siglo XI como lugar de residencia y de recreo de los reyes de Taifas (los Banu Hud). Su importancia radica en que es el único testimonio conservado de un gran edificio de la arquitectura islámica hispana de la época de las Taifas. De modo que, si conservamos un magnífico ejemplo del Califato de Córdoba, su Mezquita (s. X), y otro del canto de cisne de la cultura islámica, La Alhambra de Granada, ya del s. XIV, deberíamos incluir en la tríada de la arquitectura hispano-musulmana La Aljafería de Zaragoza (s. XI) para conocer las realizaciones del arte taifa.
Pasó a ser residencia de los Reyes Cristianos de Aragón tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I El Batallador. Desde 1485 el palacio fue también sede del Tribunal de la Inquisición, incluidas sus cárceles. Posteriormente, en la planta principal, se llevó a cabo la reforma que convirtió estas estancias en Palacio de los Reyes Católicos en 1492. En 1593 experimentó otra reforma bajo el reinado de Felipe II que la convertiría en acuartelamiento de regimientos militares. Sufrió reformas continuas, y grandes desperfectos, sobre todo con los Sitios de Zaragoza de la Guerra de la Independencia hasta que finalmente fue restaurada en la segunda mitad del siglo XX.
En 1947 el arquitecto Francisco Íñiguez Almech emprendió, prácticamente en solitario, la tarea de su restauración integral, en la que estuvo ocupado hasta su muerte en 1982. Pero su monumental esfuerzo tuvo recompensa, pues tras las sucesivas actuaciones de Ángel Peropadre, Juan Antonio Souto (en labores arqueológicas), y, a partir de 1985, de Luis Franco Lahoz y Mariano Pemán Gavín, que asumieron la integración del Parlamento de las Cortes de Aragón en su recinto, la Aljafería fue inaugurada como monumento histórico artístico en su actual esplendor en 1998 por el príncipe Felipe de Borbón.
Un palacio "vivo"
Trabajos de restauración de la muralla, en los muros este y sur, ya se llevaron a cabo en el proceso integral del arquitecto Íñiguez, cuando se consolidó la estructura, se incorporaron nuevos sillares y se sanearon grietas.
Ahora el resultado final será un alabastro limpio, pero en ningún caso reconstruido. El objetivo es dejar el material recuperado y saneado pero tal y como está, sin añadidos. Este hecho da el aporte histórico suficiente y el deterioro que el paso de los siglos ha creado sobre la materia. Todas estas actuaciones tendrán un informe final que servirá a los responsables valorar toda la intervención que tendrá una segunda fase tras la Expo 2008.
La siguiente fase será la de restauración monumental, la de “acabar de sanear todos los elementos originales de la muralla. Anteriormente, se priorizó la recuperación de la puerta musulmana, pasando por alto los elementos originales”.
Los restauradores limpian y recuperan los sillares del alabastro del acceso principal al Palacio de la Aljafería
“La Aljafería aún puede aportar mucha información. Por ejemplo, en las salas del lado norte del Palacio Taifal había estanques. Lo que le resta a la Aljafería es recuperar el aire que tuvo en otros tiempos. El palacio tiene que estar vivo. No puede estar cerrado como ha ocurrido en otros tiempos”. Monforte asegura que todavía quedan muchas pinturas murales por restaurar. “Hay muchas maderas, pinturas y elementos que requieren su conservación. El mantenimiento de la Aljafería debería entrar en una dinámica de recuperación constante”, señala. Un ejemplo, la presentación del artesonado del Salón del Trono.
De hecho, coincidiendo con el 25 aniversario de la constitución de las Cortes de Aragón el próximo 20 de mayo, diferentes estancias del Palacio de la Aljafería se embellecerán con magníficos objetos procedentes del Museo Arqueológico Nacional y del Museo de Zaragoza. Quizás estas piezas lleguen para quedarse y acicalar el castillo-palacio no sólo para la muestra internacional.
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El Palacio de la Aljafería, parte de cuyas dependencias son sede de las Cortes de Aragón, se está preparando para mostrar su mejor cara a los visitantes de la Expo Zaragoza 2008. Los trabajos de restauración y mejora que se están llevando a cabo en este castillo-palacio del siglo XI se acordaron en febrero en la Mesa de las Cortes.
<--Trabajos de restauración en el acceso principal al Palacio de la Aljafería Zaragoza.- Este monumento de origen musulmán lucirá su nuevo lavado de cara para la muestra internacional, gracias a una primera fase de trabajos de mantenimiento y mejora que se están llevando a cabo desde hace algo unas semanas. Estas actuaciones afectan principalmente al área de la puerta principal, tanto en su parte exterior como interior; a la zona de acceso al palacio, así como a los dos torreones que lindan con la entrada.
“La fachada original, compuesta por sillares de alabastro, registra problemas de humedades, por lo que se hacía necesario paralizar el deterioro”, explica Alfonso Monforte, responsable técnico de la empresa Al-Mulk, encargada del trabajo. En este sentido, las actuaciones buscan un doble objetivo. Por un lado, revisar y bloquear el proceso de deterioro del alabastro, y por otro, re-documentar la estructura, con las posibilidades históricas y de consulta que ello conlleva. “A nivel estético, el lienzo de muralla estaba sucio y ruinoso. Además, a nivel de conservación había que cuidar el material y poder recuperarlo desde el punto de vista histórico”, añade Monforte. Los trabajos de limpieza, mantenimiento y reparación de los sillares de alabastro permitirán también conocer cuáles son “originales, cuáles han sido alterados o cuáles repuestos por anastilosis”, o lo que es lo mismo, la reconstrucción de un edificio antiguo obtenida mediante la reunión en él de sus elementos arquitectónicos dispersos.
“Se debe dignificar el alabastro, que pasa bastante desapercibido”, añade este restaurador de obras de arte que ya ha participado en otras intervenciones en la Aljafería en la época del arquitecto Francisco Íñiguez. El plan de actuación en el Palacio de la Aljafería acometerá los trabajos necesarios tras el examen de un informe por la Mesa de las Cortes para conocer las propuestas en esta materia. La institución parlamentaria recogió siete zonas donde trabajar: cuatro torreones, la pilastra, un arranque de torreón y el conjunto de la entrada. Es esta zona la que ya está siendo revisada y para la que se ha destinado una partida presupuestaria de 25.000 euros.
La luminosidad del alabastro
“La espectacularidad del alabastro debía ser increíble en su época. Es un material que refleja mucho la luz. La Aljafería debía iluminar toda Zaragoza”. El paso de los siglos ha dañado el alabastro, que está compuesto de yeso y cuyo principal enemigo es el agua, por lo que se está realizando una minuciosa labor de saneado y limpieza general de la piedra. Junto con ello, es necesario eliminar la costra que la propia piedra ha generado. Para ello, se utiliza una pasta de papel que convierte en soluble esta capa superficial. “La lastra del alabastro es que se hincha y se sulfata”.
Las actuaciones de conservación y mejora afectan al área de la--> puerta principal
El palacio fortificado de la Aljafería fue construido en el siglo XI como lugar de residencia y de recreo de los reyes de Taifas (los Banu Hud). Su importancia radica en que es el único testimonio conservado de un gran edificio de la arquitectura islámica hispana de la época de las Taifas. De modo que, si conservamos un magnífico ejemplo del Califato de Córdoba, su Mezquita (s. X), y otro del canto de cisne de la cultura islámica, La Alhambra de Granada, ya del s. XIV, deberíamos incluir en la tríada de la arquitectura hispano-musulmana La Aljafería de Zaragoza (s. XI) para conocer las realizaciones del arte taifa.
Pasó a ser residencia de los Reyes Cristianos de Aragón tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I El Batallador. Desde 1485 el palacio fue también sede del Tribunal de la Inquisición, incluidas sus cárceles. Posteriormente, en la planta principal, se llevó a cabo la reforma que convirtió estas estancias en Palacio de los Reyes Católicos en 1492. En 1593 experimentó otra reforma bajo el reinado de Felipe II que la convertiría en acuartelamiento de regimientos militares. Sufrió reformas continuas, y grandes desperfectos, sobre todo con los Sitios de Zaragoza de la Guerra de la Independencia hasta que finalmente fue restaurada en la segunda mitad del siglo XX.
En 1947 el arquitecto Francisco Íñiguez Almech emprendió, prácticamente en solitario, la tarea de su restauración integral, en la que estuvo ocupado hasta su muerte en 1982. Pero su monumental esfuerzo tuvo recompensa, pues tras las sucesivas actuaciones de Ángel Peropadre, Juan Antonio Souto (en labores arqueológicas), y, a partir de 1985, de Luis Franco Lahoz y Mariano Pemán Gavín, que asumieron la integración del Parlamento de las Cortes de Aragón en su recinto, la Aljafería fue inaugurada como monumento histórico artístico en su actual esplendor en 1998 por el príncipe Felipe de Borbón.
Un palacio "vivo"
Trabajos de restauración de la muralla, en los muros este y sur, ya se llevaron a cabo en el proceso integral del arquitecto Íñiguez, cuando se consolidó la estructura, se incorporaron nuevos sillares y se sanearon grietas.
Ahora el resultado final será un alabastro limpio, pero en ningún caso reconstruido. El objetivo es dejar el material recuperado y saneado pero tal y como está, sin añadidos. Este hecho da el aporte histórico suficiente y el deterioro que el paso de los siglos ha creado sobre la materia. Todas estas actuaciones tendrán un informe final que servirá a los responsables valorar toda la intervención que tendrá una segunda fase tras la Expo 2008.
La siguiente fase será la de restauración monumental, la de “acabar de sanear todos los elementos originales de la muralla. Anteriormente, se priorizó la recuperación de la puerta musulmana, pasando por alto los elementos originales”.
Los restauradores limpian y recuperan los sillares del alabastro del acceso principal al Palacio de la Aljafería
“La Aljafería aún puede aportar mucha información. Por ejemplo, en las salas del lado norte del Palacio Taifal había estanques. Lo que le resta a la Aljafería es recuperar el aire que tuvo en otros tiempos. El palacio tiene que estar vivo. No puede estar cerrado como ha ocurrido en otros tiempos”. Monforte asegura que todavía quedan muchas pinturas murales por restaurar. “Hay muchas maderas, pinturas y elementos que requieren su conservación. El mantenimiento de la Aljafería debería entrar en una dinámica de recuperación constante”, señala. Un ejemplo, la presentación del artesonado del Salón del Trono.
De hecho, coincidiendo con el 25 aniversario de la constitución de las Cortes de Aragón el próximo 20 de mayo, diferentes estancias del Palacio de la Aljafería se embellecerán con magníficos objetos procedentes del Museo Arqueológico Nacional y del Museo de Zaragoza. Quizás estas piezas lleguen para quedarse y acicalar el castillo-palacio no sólo para la muestra internacional.
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