lunes, 3 de agosto de 2015

Musulmanes en busca de tierra para morir

Albacete, 03/08/2015,latribunadealbacete.es, M. MARTÍNEZ BLANCO


Entrada principal del cementerio de Albacete, donde la comunidad islámica aspira a tener un lugar donde hacer sus enterramientos. Arturo Pérez
  
La comunidad islámica retoma su petición para que les sea reservada una parcela en el cementerio de la ciudad donde poder hacer los enterramientos según el rito del Corán

Mostafá Snabi no tira la toalla. La voz de la comunidad islámica en Albacete ha lanzado una campaña en la plataforma Change.org para recoger firmas que respalden la petición que los musulmanes quieren reiterar al Ayuntamiento de Albacete, que no es otra que contar con una parcela del cementerio reservada para sus enterramientos.

«No estamos pidiendo nada raro, ningún lujo, solo poder enterrar a los nuestros», resaltó Snabi, quien recordó que no es un capricho, sino que su reivindicación tiene respaldo legal. Hace 23 años, el Estado español rubricó con la Comisión Islámica un Acuerdo de Cooperación, dado el arraigo y el número de seguidores del profeta Muhammad que ya por aquel entonces residían en nuestro país.
Estos acuerdos, por ejemplo, sirvieron para dar protección jurídica a las mezquitas de culto o dar validez civil a los matrimonios celebrados por el rito musulmán. Asimismo, en el artículo 2.5 se reconocía a las comunidades islámicas el «derecho a la concesión de parcelas reservadas para los enterramientos islámicos en los cementerios municipales».

Aunque dicho pacto data de 1992, los seguidores de la doctrina del Corán no sintieron esta necesidad hasta años más tarde, cuando sobre todo por el efecto de la llegada de emigrantes procedentes de Marruecos y países subsaharianos la comunidad islámica creció notablemente. Se calcula que hoy en toda la provincia residen más de 8.000 musulmanes, de ellos, entre 5.000 y 6.000 están asentados en la capital. Dicen que la comunidad que abraza el islam permanece estable en los últimos tiempos, pues si bien algunos de sus miembros han emigrado o regresado a sus países en estos años de crisis, este éxodo se ha visto compensado por las conversiones de latinoamericanos y españoles.

hace años. La primera vez que los musulmanes pidieron formalmente una parcela en el cementerio fue en 2007. El entonces alcalde, Manuel Pérez Castell, atendió su solicitud y les ofreció un pequeño espacio que no terminó de convencer a los representantes de la comunidad islámica.

Las opciones no eran muchas, por el cementerio de Albacete estaba casi al completo y los musulmanes prefirieron esperar a que se acometiese la anunciada ampliación. Castell dejó la alcaldía y dejó el encargo a su sucesora, Carmen Oliver, que incluso llegó a anunciar que en breve sería posible ser enterrado por el rito musulmán en Albacete. Sin embargo, según explicó Snabi a La Tribuna, cuando fueron a visitar el lugar que supuestamente se les había reservado se encontraron con que en él se habían construido nichos: «se excusaron diciéndonos que la ampliación se había quedado corta y que no había sitio».
Sea como fuere, el caso es que han pasado ocho años y los musulmanes aún anhelan contar con un cementerio islámico en la ciudad. Mostafá Snabi confiesa que con la anterior corporación no llegó a tratar el asunto, pero se ha decidido a retomar esta cuestión visto el cambio en el panorama político. «Ahora tenemos un ayuntamiento más multicolor, gente joven con sabia nueva y espero que se nos atienda, porque no pedimos nada del otro mundo, sino algo que es legal y que la ley nos concede desde 1992», argumenta Snabi. Eso sí, antes de pedir una reunión formal con el alcalde Javier Cuenca, se ha decidido a lanzar esta campaña de activismo social para personarse con el respaldo de un buen puñado de firmas, «primero pediremos firmas digitales, después las recogeremos en papel, y las llevaremos a la reunión para que sepan que esto es algo respaldado por mucha gente».

La parcela que solicitan, concretó Snabi, no tiene porque ser de gran tamaño. «La comunidad islámica tiene una media de edad joven, no tenemos la desgracia de muchos fallecimientos al año, y hay muchos que al ser emigrantes prefieren ser enterrados en sus países, pero cuando tenemos la necesidad de enterrar alguien aquí, tenemos que buscarnos la vida». Ese buscarse la vida implica acudir a otros cementerios islámicos del país, los más cercanos están en Valencia, Murcia o Madrid.

a griñán. Este traslado, además de costoso, no es del agrado de las familias que residen en Albacete. «El problema, sobre todo, lo tenemos con los niños que ya han nacido en Albacete y fallecen de manera prematura y también con personas de aquí que se han convertido», concretó Snabi. En fechas recientes falleció una albaceteña que en vida manifestó su voluntad de ser enterrada cumpliendo el rito musulmán y su cuerpo tuvo que ser trasladado al cementerio de la localidad madrileña de Griñán, «por qué una ciudadana albaceteña, que paga sus impuestos aquí, tiene que ser enterrada a 300 kilómetros y hay que asumir un coste de 4.000 euros», se pregunta el presidente de la Asociación Islámica.

Cuando un seguidor del Islam muere, las honras fúnebres de esta religión prevén que el cuerpo debe ser lavado, se le debe cubrir con una tela y se le debe enterrar en la tierra, enquiblado, es decir, mirando en dirección a la Meca y recostados del lado derecho. Hoy por hoy, en el cementerio de Albacete se pueden practicar todas las fases del rito fúnebre que marca el Corán, excepto el enterramiento que debe ser en tierra, nunca en nichos: «de la tierra procedemos y a la tierra debemos volver», justifica Snabi, que aclara, «no hay problema con cumplir la exigencia legal de hacerlo en ataúd».

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