Imagen de Shanghái / JOHANNES EISELE (AFP)
La devaluación del yuan reduce el valor en euros de las exportaciones
China da por acabado el ajuste del yuan tras una tercera devaluación
Las compañías españolas con presencia en el mercado chino empiezan a sentir la depreciación del yuan, que el Gobierno devaluó esta semana el 4,6% en tres días. Esta pérdida de valor, impulsada por Pekín en un intento de que sus productos recuperen competitividad, afecta a casi 14.000 firmas españolas que exportan a China, porque obtendrán menos dinero por sus ventas allí. Las relaciones comerciales entre ambos países han aumentado con fuerza: en 2014, las exportaciones españolas alcanzaron los 4.080 millones, un 3,5% más que en 2013. Se importó de China por valor de 19.766 millones, un 13,5% más.
“Perderemos algo de competitividad y nos obligará a subir los precios, aunque la depreciación aún es pequeña”. El presidente de Bodegas Torres, una de las casi 14.000 empresas españolas que exportan a China, reconoce que la triple devaluación del yuan emprendida esta semana por el banco central del gigante asiático tendrá efectos negativos sobre su negocio en el país. Es su segundo mayor mercado, solo por detrás de España, y les reporta unos ingresos anuales de casi 35 millones de euros. “Si la devaluación llegase a ser de doble dígito sí sería más preocupante”, sostiene su presidente, Miguel Torres. De la misma opinión es Fernando Villamor, gerente de Bodegas Patrocinio, que vende 100.000 botellas cada año en China. “Si el yuan cae más, empezaría a inquietarnos”, reconoce.
Y ese es, precisamente, el escenario que contemplan la mayoría de analistas internacionales: calculan una depreciación del 10% del yuan para finales de año. A partir de esa cifra, explican, el efecto para las corporaciones europeas con presencia en China se multiplicaría.
Con la devalución del 4,6% actual, de momento la intervención del Pekín ya encarecerá los productos que lleguen de fuera del país para los chinos, lo que puede suponer una caída de las ventas para las empresas españolas. Esta situación, impactará, aunque todavía de manera limitada, en sus cuentas de resultados, ya que cuando repatríen los beneficios en yuanes y los conviertan en euros, obtendrán menos capital.
Aunque el sector del vino llama la atención a primera vista, con cerca de 48 millones de litros vendidos al país asiático en 2014, el 2% de sus exportaciones globales, no es, ni mucho menos, el único afectado. China es uno de sus mercados de referencia para grandes cotizadas como Inditex, ArcelorMittal, Gamesa, Técnicas Reunidas, Viscofán o DIA .
Alsa y Cosentino
Si alguien tiene experiencia en China es Alsa, la pionera entre todas las empresas españolas. Aterrizó en 1984 y hoy transporta viajeros por todo el país. “El efecto directo será pequeño, pero indirectamente la devaluación encarecerá la compra del combustible, que realizamos fuera de China”, afirma Andrés Cosmen, su presidente en el gigante asiático. También el grupo Mondragón, tiene presencia en China desde hace décadas, lo que afectará levemente a su competitividad.
Algo similar ocurre con el Grupo Cosentino, una firma fabricante de encimeras que factura en China el 2% de sus ventas. “Nos puede afectar más el efecto contagio a otros países asiáticos, que también podrían devaluar sus divisas para competir con China”, avisa su vicepresidente de exportación, Ginés Navarro.
Los efectos de una devaluación más amplia —un extremo que el banco central chino ha negado, pero que sigue encima de la mesa de la mayor parte de analistas y bancos de inversión—, trascendería del plano empresarial y alcanzaría, al corazón de las economías de los países con intereses económicos en China. Según un estudio de la consultora británica Oxford Economics, si la devaluación alcanzase el 10% a final de año —algo que califica de “probable”— las exportaciones totales españolas caerían un 0,37% en 2016 y erosionaría en un 0,12% el producto interior bruto (PIB). Sin embargo, el impacto sería mayor en otros países europeos: Alemania vería sus exportaciones reducidas en un 0,5% y el golpe sobre su PIB sería del 0,18% e Italia sufriría un deterioro del 0,46% en sus ventas exteriores y del 0,28% en el conjunto de su economía.
Marcos Casarin, uno de los analistas que firma la investigación, remarca que la simulación solo recoge el efecto directo del tipo de cambio y no tiene en cuenta un potencial deterioro mayor de la economía china. A la hora de explicar las diferencias entre España, Italia y Alemania, alude a tres motivos: el menor grado de apertura de la economía española, la menor competencia con China en productos de la misma gama y la devaluación interna —vía reducción de los salarios— por los años más duros de la crisis. “La bajada de los salarios en España tiene un efecto similar sobre las exportaciones a la devaluación del yuan”, concluye.
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