Ricardo Delgado Vizcaíno, en el centro, junto a varios participantes en las jornadas. RAFA SÁNCHEZ
Los musulmanes entran en la Península para atacar a Bizancio por la retaguardia, según los expertos. Afirman que el mito de las relaciones entre las tres religiones no es un modelo que sirva hoy
No conviene presentar el modelo de la convivencia entre las religiones judía, cristiana y musulmana bajo el dominio islámico en la península como un modelo para nuestros días, "no conviene exagerar". Así se expresó ayer en Pozoblanco Manuela Marín, profesora de Investigación en el Instituto de Filología (CSIC), antes del inicio de su conferencia en las jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado, que se inauguraron ayer y en las que abordó el auge y caída del Califato Omeya de Córdoba.
Para la profesora es cierto que a cristianos y judíos, con un estatus de segunda clase, se les permitió mantener sus costumbres religiosas y sociales, sin embargo esa no era una situación de igualdad, "era una situación buena para la Edad Media, pero tampoco conviene presentar eso como un modelo para nuestros días", apostilló. La profesora hizo primero un resumen histórico de lo que fue el califato de Córdoba en la primera mitad del siglo X, que está presidida por la figura de Abderramán III, y posteriormente se refirió en su intervención al papel de las mujeres de la familia de los califas Omeyas, de las que destacó su importancia como madres y esposas y la responsabilidad política que tuvieron algunas de ellas.
Las jornadas, que hoy terminan centrándose en el centenario de Las Navas de Tolosa, comenzaron ayer con el centenario de la invasión islámica a la península ibérica como protagonista. El profesor titular de Estudios Arabes e Islámicos de la Universidad de Sevilla, Rafael Valencia, se refirió a la conquista del año 711 y la formación de Al-Andalus. Para el ponente, los árabes entraron en la península por su afán de expansión y con la idea concreta de atacar al imperio bizantino, su gran enemigo, por la retaguardia, pero se quedaron por el interés de explotar económicamente el territorio, de dominio político y porque a los habitantes del territorio les interesó.
Por su parte, el catedrático de Historia Medieval y director de las jornadas, Emilio Cabera, se refirió exclusivamente al siglo IX, época en la que, una vez que se ha organizado ya el emirato independiente, suceden varias cuestiones que el ponente considera "verdaderamente esenciales". Entre ellas se encuentra la transformación radical del Estado en la época de Abderramán II, que copia los procedimientos que se siguen en Oriente, lo que "significa una orientalización clarísima de la españa islámica", afirma Cabrera, para añadir que este hecho repercute de manera muy clara en la organización del territorio en todos los sentidos y termina afectando a los cristianos de Al--Andalus, que siguen siendo mayoría entre la población.
Para el profesor, de pronto, estos empiezan a darse cuenta de verdad de lo que ha ocurrido, "ven a su cultura latina en retroceso, la importancia que está tomando el Islam no solo como religión sino también la cultura árabe". Todo ello produce un cierto descontento entre los cristianos que se traduce en un fenómeno muy curioso que es el martirio voluntario, "los cristianos proclaman de manera radical su religión, ofenden a los musulmanes y eso trae consigo la pena de muerte". Para el catedrático, todas estas circunstancias dan lugar a un descontento no solo de los cristianos, sino de los recién convertidos al Islam.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Los musulmanes entran en la Península para atacar a Bizancio por la retaguardia, según los expertos. Afirman que el mito de las relaciones entre las tres religiones no es un modelo que sirva hoy
No conviene presentar el modelo de la convivencia entre las religiones judía, cristiana y musulmana bajo el dominio islámico en la península como un modelo para nuestros días, "no conviene exagerar". Así se expresó ayer en Pozoblanco Manuela Marín, profesora de Investigación en el Instituto de Filología (CSIC), antes del inicio de su conferencia en las jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado, que se inauguraron ayer y en las que abordó el auge y caída del Califato Omeya de Córdoba.
Para la profesora es cierto que a cristianos y judíos, con un estatus de segunda clase, se les permitió mantener sus costumbres religiosas y sociales, sin embargo esa no era una situación de igualdad, "era una situación buena para la Edad Media, pero tampoco conviene presentar eso como un modelo para nuestros días", apostilló. La profesora hizo primero un resumen histórico de lo que fue el califato de Córdoba en la primera mitad del siglo X, que está presidida por la figura de Abderramán III, y posteriormente se refirió en su intervención al papel de las mujeres de la familia de los califas Omeyas, de las que destacó su importancia como madres y esposas y la responsabilidad política que tuvieron algunas de ellas.
Las jornadas, que hoy terminan centrándose en el centenario de Las Navas de Tolosa, comenzaron ayer con el centenario de la invasión islámica a la península ibérica como protagonista. El profesor titular de Estudios Arabes e Islámicos de la Universidad de Sevilla, Rafael Valencia, se refirió a la conquista del año 711 y la formación de Al-Andalus. Para el ponente, los árabes entraron en la península por su afán de expansión y con la idea concreta de atacar al imperio bizantino, su gran enemigo, por la retaguardia, pero se quedaron por el interés de explotar económicamente el territorio, de dominio político y porque a los habitantes del territorio les interesó.
Por su parte, el catedrático de Historia Medieval y director de las jornadas, Emilio Cabera, se refirió exclusivamente al siglo IX, época en la que, una vez que se ha organizado ya el emirato independiente, suceden varias cuestiones que el ponente considera "verdaderamente esenciales". Entre ellas se encuentra la transformación radical del Estado en la época de Abderramán II, que copia los procedimientos que se siguen en Oriente, lo que "significa una orientalización clarísima de la españa islámica", afirma Cabrera, para añadir que este hecho repercute de manera muy clara en la organización del territorio en todos los sentidos y termina afectando a los cristianos de Al--Andalus, que siguen siendo mayoría entre la población.
Para el profesor, de pronto, estos empiezan a darse cuenta de verdad de lo que ha ocurrido, "ven a su cultura latina en retroceso, la importancia que está tomando el Islam no solo como religión sino también la cultura árabe". Todo ello produce un cierto descontento entre los cristianos que se traduce en un fenómeno muy curioso que es el martirio voluntario, "los cristianos proclaman de manera radical su religión, ofenden a los musulmanes y eso trae consigo la pena de muerte". Para el catedrático, todas estas circunstancias dan lugar a un descontento no solo de los cristianos, sino de los recién convertidos al Islam.
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