En los 9 primeros meses del año el saldo migratorio es negativo en 39.201 personas
El boom migratorio ha llegado a su fin. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al tercer trimestre de 2011 confirman que se está produciendo un éxodo de población, mayoritariamente de personas nacidas fuera de nuestro país. Por primera vez en una década, la emigración supera ya a la inmigración. En los nueve primeros meses del año han venido 317.491 extranjeros y han retornado 356.692. La diferencia entre inmigrantes y emigrantes da como resultado un saldo migratorio negativo: perdemos 39.201 foráneos.
Lo dicen las Estimaciones de la Población Actual del INE, que confirman los vaticinios que este mismo organismo realizó hace sólo 10 días, en los que se auguraba una insólita pérdida de medio millón de habitantes en la próxima década por el descenso de la natalidad, el incremento de los fallecimientos, una caída del número de inmigrantes y un incremento de los emigrantes. Ahora no son proyecciones, sino cifras reales: esta estadística de la que se extrae, por ejemplo, la Encuesta de Población Activa (EPA) se elabora con «la última información disponible».
«El saldo migratorio ha sido negativo en 2011. Por primera vez en la década, son más los que salen que los que llegan. Los que llegan están muy estabilizados desde principios de 2009, en torno a unos 40.000 inmigrantes mensuales. Sin embargo, los que salen mantienen una tendencia ligeramente creciente que ha hecho que desde principios de 2011 empecemos a estimar saldos negativos», explica a este periódico Sixto Muriel, subdirector general adjunto de Estadísticas de Población del INE.
Hasta 2011, el saldo migratorio siempre había sido positivo. Fue de 511.995 personas, por ejemplo, en los nueve primeros meses de 2007 (antes de la crisis y en pleno fenómeno migratorio), cuando vinieron 735.057 extranjeros y se marcharon 223.062. Según el INE, el éxodo de ahora se está produciendo más entre los hombres que entre las mujeres. En otras palabras: es una huida laboral, detrás de la cual está la crisis. «Los extranjeros han agotado sus prestaciones económicas y se ha consolidado la idea de que la crisis no va a pasar tan fácilmente; muchos regresan a sus países de origen, que, además, no están resultando tan afectados por la situación económica como éste», apunta Vicente Rodríguez, profesor de Investigación en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este investigador resalta también otro dato a tener en cuenta: «De enero a septiembre se han duplicado las salidas de españoles». Los nacionales están emigrando en mucha menor proporción que los extranjeros (uno de cada 10 frente a nueve de cada 10) y los demógrafos no creen que se pueda hablar aún de fuga de cerebros ni, mucho menos, de un vente a Alemania, Pepe como el que se produjo en la España de los 60. Pero en lo que va de año se han marchado ya 50.521 españoles. Mientras, han entrado 34.096, lo que vuelve a dar un saldo migratorio negativo (16.425 nativos que perdemos).
Y el número de salidas cada vez está siendo mayor. Así, en enero se exiliaron 3.423 españoles; en marzo, 4.689; en junio, 6.278, y en septiembre, 7.293. Otra cifra preocupante es la de la población con edades entre los cero y los cuatro años (2.483.496 personas), que disminuye «por primera vez en una década», según el INE, ya que a principios de año era de 2.484.340 y hasta ahora había sido siempre creciente. Se suma así a la población potencialmente activa (los de entre 16 y 64 años), que viene decreciendo desde 2009. Mientras, la media de hijos por mujer sigue bajando (1,40, muy lejos de los dos hijos que hacen falta para el reemplazo generacional) y la maternidad cada vez se retrasa más (hasta los 31,1 años). Como la esperanza de vida (78 años en los hombres y 84 en las mujeres) crece a un ritmo de un año cada lustro, cada vez hay más ancianos. La mezcla de todo nos da un futuro muy negro.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
El boom migratorio ha llegado a su fin. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al tercer trimestre de 2011 confirman que se está produciendo un éxodo de población, mayoritariamente de personas nacidas fuera de nuestro país. Por primera vez en una década, la emigración supera ya a la inmigración. En los nueve primeros meses del año han venido 317.491 extranjeros y han retornado 356.692. La diferencia entre inmigrantes y emigrantes da como resultado un saldo migratorio negativo: perdemos 39.201 foráneos.
Lo dicen las Estimaciones de la Población Actual del INE, que confirman los vaticinios que este mismo organismo realizó hace sólo 10 días, en los que se auguraba una insólita pérdida de medio millón de habitantes en la próxima década por el descenso de la natalidad, el incremento de los fallecimientos, una caída del número de inmigrantes y un incremento de los emigrantes. Ahora no son proyecciones, sino cifras reales: esta estadística de la que se extrae, por ejemplo, la Encuesta de Población Activa (EPA) se elabora con «la última información disponible».
«El saldo migratorio ha sido negativo en 2011. Por primera vez en la década, son más los que salen que los que llegan. Los que llegan están muy estabilizados desde principios de 2009, en torno a unos 40.000 inmigrantes mensuales. Sin embargo, los que salen mantienen una tendencia ligeramente creciente que ha hecho que desde principios de 2011 empecemos a estimar saldos negativos», explica a este periódico Sixto Muriel, subdirector general adjunto de Estadísticas de Población del INE.
Hasta 2011, el saldo migratorio siempre había sido positivo. Fue de 511.995 personas, por ejemplo, en los nueve primeros meses de 2007 (antes de la crisis y en pleno fenómeno migratorio), cuando vinieron 735.057 extranjeros y se marcharon 223.062. Según el INE, el éxodo de ahora se está produciendo más entre los hombres que entre las mujeres. En otras palabras: es una huida laboral, detrás de la cual está la crisis. «Los extranjeros han agotado sus prestaciones económicas y se ha consolidado la idea de que la crisis no va a pasar tan fácilmente; muchos regresan a sus países de origen, que, además, no están resultando tan afectados por la situación económica como éste», apunta Vicente Rodríguez, profesor de Investigación en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este investigador resalta también otro dato a tener en cuenta: «De enero a septiembre se han duplicado las salidas de españoles». Los nacionales están emigrando en mucha menor proporción que los extranjeros (uno de cada 10 frente a nueve de cada 10) y los demógrafos no creen que se pueda hablar aún de fuga de cerebros ni, mucho menos, de un vente a Alemania, Pepe como el que se produjo en la España de los 60. Pero en lo que va de año se han marchado ya 50.521 españoles. Mientras, han entrado 34.096, lo que vuelve a dar un saldo migratorio negativo (16.425 nativos que perdemos).
Y el número de salidas cada vez está siendo mayor. Así, en enero se exiliaron 3.423 españoles; en marzo, 4.689; en junio, 6.278, y en septiembre, 7.293. Otra cifra preocupante es la de la población con edades entre los cero y los cuatro años (2.483.496 personas), que disminuye «por primera vez en una década», según el INE, ya que a principios de año era de 2.484.340 y hasta ahora había sido siempre creciente. Se suma así a la población potencialmente activa (los de entre 16 y 64 años), que viene decreciendo desde 2009. Mientras, la media de hijos por mujer sigue bajando (1,40, muy lejos de los dos hijos que hacen falta para el reemplazo generacional) y la maternidad cada vez se retrasa más (hasta los 31,1 años). Como la esperanza de vida (78 años en los hombres y 84 en las mujeres) crece a un ritmo de un año cada lustro, cada vez hay más ancianos. La mezcla de todo nos da un futuro muy negro.
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