Estudiantes gritan consignas durante una marcha de protesta contra una nueva ley de ciudadanía, en Kochi, India, 18 de diciembre de 2019. Sivaram V / Reuters
Se intensifican las protestas en toda India una semana después de la aprobación de la polémica Ley de Enmienda de Ciudadanía, que otorgará la nacionalidad india a inmigrantes de diversas minorías religiosas, pero no a los musulmanes.
Una semana después de la aprobación de la Ley de Enmienda de Ciudadanía en el Parlamento indio, que desató la ira de miles de manifestantes en todo el país, continúan las manifestaciones que se han tornado cada vez más violentas.
Hasta el momento hay al menos seis muertos en enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes así como cientos de arrestos, especialmente en el estado de Assam, en el noreste del país. En esa región, miles de personas salieron desde el miércoles 11 de diciembre a las calles, mientras que los uniformados trataron de dispersarlos mediante el uso de gas lacrimógeno, por lo que el Gobierno local ordenó un toque de queda que no frenó a los manifestantes.
Por otro lado, en la capital financiera de Mumbai, cientos de personas portaban pancartas con las palabras “India es nuestra” y corearon “todos somos uno”. “Simplemente no podemos aceptar esta ley. No puedo creer que ahora tengamos que demostrar nuestra ciudadanía después de vivir en India durante tantos años”, se quejó Tabeer Rizvir, un manifestante. “No me sorprende ver que personas de todas las religiones salgan a protestar contra este proyecto de ley”, concluyó Rizvir.
Los partidarios de Mamata Banerjee, el Ministro Principal de Bengala Occidental, asisten a una marcha de protesta contra el Registro Nacional de Ciudadanos (NRC) y una nueva ley de ciudadanía, en Kolkata, India, el 18 de diciembre de 2019. Rupak De Chowdhuri / Reuters
Los protagonistas han sido los universitarios, que han protestado fervientemente en contra de la nueva norma y se produjeron fuertes enfrentamientos con las fuerzas del orden en las inmediaciones de diversas universidades. "Los ciudadanos indios siempre estuvimos muy orgullosos de decir que estamos seguros en India, que los musulmanes están seguros en India, pero este acto desafía lo mismo y se les pedirá que abandonen sus tierras, se les pedirá que dejen todo lo que quieran", dijo una estudiante de comunicación y manifestante.
Pero, ¿qué desató las multitudinarias manifestaciones?
Ambas cámaras del Parlamento indio aprobaron la Ley de Enmienda de la Ciudadanía, que ofrecerá la ciudadanía india a inmigrantes de minorías religiosas como hindúes, sijs, cristianos, budistas… procedentes de tres países vecinos de mayoría musulmana: Bangladesh, Pakistán y Afganistán, siempre que hayan entrado al país antes del 31 de diciembre del 2014. Sin embargo, la polémica se desató debido a la exclusión que hace la norma sobre la comunidad musulmana, que cuenta con más de 200 millones de fieles en India y cuyas condiciones y derechos se han visto limitados desde la llegada del nacionalista hindú y primer ministro, Narendra Modi.
Tanto la oposición como organismos internacionales y una gran parte de la población civil india –de distintas confesiones- han rechazado la nueva norma y acusan al Gobierno de Modi de socavar la laicidad del Estado indio, consagrada en su Constitución. “Sobre la base de la religión, el elenco, el credo, nadie tiene que dividirnos. En primer lugar, nosotros, el pueblo de India, se menciona claramente en la Constitución, y el Gobierno actual quiere dividirnos en base a la religión", reclama un manifestante.
Los residentes locales se paran junto a una hoguera mientras bloquean una carretera durante una protesta contra una nueva ley de ciudadanía, en Nueva Delhi, India, el 19 de diciembre de 2019. Adnan Abidi / Reuters
Por ello, legisladores opositores lanzaron una petición a la Corte Suprema de India para detener esta ley, pero la Corte Suprema rechazó dicho reclamo y anunció que celebraría audiencias el 22 de enero sobre la medida general, que los críticos calificaron de anti-musulmana y algunos musulmanes indios temen que sea un medio por el cual los nacionalistas hindúes puedan detenerlos o deportarlos del país.
"Se presentaron un total de 60 súplicas contra el Proyecto de Ley de Enmienda Ciudadana en la Corte de Justicia Suprema. La honorable Corte Suprema, después de escuchar a todos, decidió no actuar en consecuencia ahora. La próxima audiencia se llevará a cabo el 22 de enero, como este asunto es muy constitucional, muy sensible y muy importante ", dijo Ashwani Upadhyaya, uno de los peticionarios.
Las manifestaciones se extienden y toman fuerza también en la capital, Nueva Delhi
Los manifestantes se reunieron nuevamente a las puertas de la universidad Jamia Millia Islamia de Delhi, donde se impuso la prohibición de las reuniones de más de cuatro personas en varios distritos de la ciudad dominados por musulmanes. “Estamos realmente enfadados con el Gobierno del Partido Bahratiya Janata (BJP) que ha llevado al país al racismo extremo”, dijo Taiba Hadis, de 18 años, en un mitin.
Al menos 21 personas, entre ellas 12 policías, resultaron heridas en los enfrentamientos de Delhi en el distrito de Seelampur el martes 17 de diciembre, mientras los manifestantes respondían a los gases lacrimógenos arrojando piedras y prendiendo barricadas. Unas protestas que tuvieron lugar en todo el país e incluso en regiones fronterizas de Bangladesh.
Por su parte, el primer ministro, Modi, se mantuvo desafiante frente a las protestas y dijo que la ley no afectaría a los ciudadanos indios, sino que protegería a las minorías perseguidas en países vecinos de mayoría musulmana. Las autoridades indias ordenaron apagones de Internet y restricciones de movimiento y reunión.
El portavoz del secretario general de la ONU, Stephane Dujarric, dijo que el organismo global estaba "preocupado por la violencia y el presunto exceso por parte de las fuerzas de seguridad que hemos visto que han tenido lugar". "Hacemos un gran llamado a la moderación e instamos al pleno respeto de los derechos de libertad de opinión y expresión y reunión pacífica", agregó.
Musulmanes, “ciudadanos de segunda clase”
El miércoles, la principal mezquita de la Cachemira india –Jamia Masjid- recibió a sus primeros fieles en 135 días, cerradas al temer las fuerzas de seguridad que se desencadenara violencia en el lugar tras la suspensión por sorpresa del estatus especial de la región el pasado agosto.
Emocionados, los fieles lograron entrar a la mezquita, custodiada por fuertes medidas de seguridad de las fuerzas armadas. Una escena que se produce cuatro meses después de que el Gobierno nacionalista hindú BJP del primer ministro Modi suprimiera el estatus especial de la polémica región de Cachemira, la única región de India de mayoría musulmana.
Aunque las restricciones fueron desapareciendo paulatinamente en el resto de templos islámicos de Cachemira, salvo en Jamia Masjid, las autoridades locales impidieron a los musulmanes festejar dos de sus principales festividades religiosas con normalidad.
La región, que dejó de ser un estado para convertirse el 31 de octubre oficialmente en dos Territorios de la Unión controlados por el Gobierno central, continúa con los servicios de internet bloqueados ante el temor del Gobierno a que se produzcan manifestaciones anti-indias. Además de ese bloqueo, el Gobierno de Modi mantuvo durante dos meses bloqueados los servicios de telefonía móvil e impuso así mismo restricciones a los derechos de reunión y libre circulación, que fueron paulatinamente levantadas.
Una serie de medidas que abogan por un nacionalismo hindú para India que, junto con la nueva Ley de Enmienda de la Ciudadanía, discriminan aún más a la población musulmana en el país, el 14% . “Este Gobierno quiere convertirnos en ciudadanos de segunda clase”, se quejó Fasiur Rehman, de 70 años, acusando a Modi de llevar unas políticas que atacan y discriminan a los musulmanes.
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