Jamia Masjid, la principal mezquita de la Cachemira india, recibió este miércoles a sus primeros fieles en 135 días, al temer las fuerzas de seguridad que se desencadenaran protestas violentas en el lugar tras la suspensión por sorpresa del estatus especial de la región el pasado agosto.
Unas setenta personas, entre ellas tres mujeres, entraron a ofrecer sus oraciones en el templo del siglo XV, cuyos alrededores en el casco antiguo de Srinagar son escenario habitual de manifestaciones antigubernamentales, según aseguró a Efe Mufti Ghulam Rasool, el imán que guía las oraciones diarias en el lugar.
Emocionados, los fieles lograron entrar a partir del mediodía, tras ver cómo el personal de las fuerzas armadas que custodia e impedía el acceso al recinto se retiraba de su entrada, según relataron a Efe varios testigos presenciales.
La escena se produce cuatro meses después de que el Gobierno indio, encabezado por el partido nacionalista hindú BJP del primer ministro, Narendra Modi, suprimiera por sorpresa el estatus especial de Cachemira, la única región india de mayoría musulmana.
Junto con esa decisión, que el Ejecutivo tomó el pasado 5 de agosto, Nueva Delhi impuso severas restricciones para evitar manifestaciones contrarias a la medida y desplegó miles de soldados en una de las ya de por sí regiones más militarizadas del mundo, debido a la disputa que por ella mantiene con Pakistán.
Las autoridades locales, impuestas por el Gobierno central, no ofrecieron información oficial sobre el fin de la restricción para el rezo en Jamia Masjid, ya que aseguran que nunca dijeron que no se pudiera rezar en la gran mezquita, aunque impidieran el acceso.
No obstante, "aún tienen que decidir sobre la oración conjunta de los viernes", aseguró a Efe un funcionario de la Oficina de Control de la Policía de Srinagar, que prefirió mantener el anonimato.
VIDA RESTRINGIDA DESDE AGOSTO
Aunque las restricciones fueron desapareciendo paulatinamente en el resto de templos islámicos de Cachemira, salvo en Jamia Masjid, las autoridades locales impidieron a los musulmanes festejar dos de sus principales festividades religiosas con normalidad.
La región, que dejó de ser un estado para convertirse el 31 de octubre oficialmente en dos Territorios de la Unión controlados por el Gobierno central, continúa con los servicios de internet bloqueados ante el temor del Gobierno a que se produzcan manifestaciones anti-indias.
Además de ese bloqueo, el Gobierno de Modi mantuvo durante dos meses bloqueados los servicios de telefonía móvil e impuso así mismo restricciones a los derechos de reunión y libre circulación, que fueron paulatinamente levantadas.
CONTEXTO DE AGITACIÓN
El aparente fin de la limitación se produce tras una semana de protestas y agitación generalizada en todo el país, especialmente entre la comunidad musulmana, que representa el 14 % de los 1.300 millones de habitantes de la India, provocada tras la aprobación de una polémica ley de ciudadanía.
La enmienda legal que fue aprobada la pasada semana por ambas cámaras del Parlamento indio otorgará la ciudadanía a refugiados de los países vecinos -Bangladesh, Pakistán y Afganistán- en base a su religión, excluyendo a los musulmanes.
Tanto la oposición como organismos internacionales de derechos humanos acusan al Gobierno de Modi de socavar la laicidad del Estado indio, consagrada en su Constitución. EFE
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