El grifo de Pisa, efigie de bronce la la figura mitológica y una de las piezas estelares de la muestra 'Las artes del metal en Al-Ándalus. / EFE
Joyas, armas, instrumental científico y objetos suntuarios muestran en el Museo Arqueológico Nacional la excelencia técnica y artística lograda por la civilización andalusí
En la España musulmana hubo portentosos artistas y artesanos, maestros capaces de realizar milagros con los metales más nobles y los más humildes. Armas, joyas, arcas, bienes suntuarios, instrumental científico, de trabajo y aseo o esculturas que a lo largo de ocho siglos se repartieron por Al-Ándalus. Unos variados bienes que evidencian la excelencia técnica y artística de una civilización y que ahora se pueden contemplar el Museo Arqueológico Nacional (MAN), que acoge hasta abril próximo la exposición 'Las artes del metal en Al-Ándalus'.
Es la primera dedicada exclusivamente a las artes del metal en uno de los periodos de mayor esplendor e influencia internacional de nuestra historia. Reúne más de 260 piezas entre las que se cuentan obras maestras de la metalistería andalusí en las que se aúna el reflejo de la sociedad de la época, la precisión técnica y la belleza estética.
Bronces zoomorfos
Piezas como las espadas jinetas narazíes, entre ellas la de Boabdil, con su portentosa empuñadura repujada y su vaina que custodia el museo del Ejército en Toledo, el esplendoroso Tintero de la Gloria de la colección del Instituto Valencia de don Juan, los bronces zoomorfos repujados con hilo de cobre y oro de Córdoba y de Medina Azahara, creados como surtidores de fuentes, el llamado Astrolabio de Toledo de la coleccion del MAN, el celebérrimo Globo Celeste de latón que custodia en París la Biblioteca Nacional de Francia, o el no menos legendario Grifo de Pisa son algunas de las piezas estelares de un muestra que ha comisariado Sergio Vidal, conservador jefe del Departamento de Antigüedades Medievales del MAN.
El Globo Celeste que se conserva en le Biblioteca Nacional de Parías. / MAN
Ha seleccionado Vidal las 264 piezas, que se exhiben acompañadas de material audiovisual, y que a su juicio «ponen en relieve el alto grado tecnológico, el saber científico y el gran refinamiento artístico alcanzado en esta época». El metal es el protagonista absoluto de una muestra que recorre todo el proceso de producción de las piezas, desde la extracción de los minerales y su posterior tratamiento a su manufactura final. «La tecnología empleada fue heredera de la romana y la visigoda, pero perfeccionada por los avances realizados en la península arábiga entre los siglos VI y IX», destaca el comisario.
La muestra recorre así todas las épocas de las historia del Al-Ándalus, desde la etapa emiral y el califato de Córdoba hasta su disgregación en los reinos de taifas y las posteriores invasiones africanas de los pueblos almorávide y almohade, para concluir con en el reino Nazarí de Granada.
Los objetos elaborados en estas épocas son de todo tipo, desde los más suntuosos y exclusivos reservados a los califas y altos dignatarios, a las pieza más sencillas, que reflejan la vida cotidiana y sus usos más populares: de azadas, tijeras, candiles, dedales, broches, cinturones o acetres para producir vapor en los baños públicos, a agujas y fíbulas pasando por elementos religiosos, objetos domésticos y útiles de trabajo.
Tesoros
Pero no se olvida de la contribución del arte del metal a los avances científicos, a través de piezas cruciales como el astrolabio de Ibrahim ibn Said al-Shali, de la colección del MAN o el Globo Celeste de la BNF. La orfebrería y el trabajo de metales nobles como el oro y la plata alcanzaron en Al-Ándalus un enorme desarollo. No han llegado a nuestros días demasiados de los portentos de aquellos maestros de la filigrana, el repujado, el cincelado o el estampado que conjugaban el oro y la plata con engastes de piedras preciosas, vidrios y esmaltes. Se exhiben, con todo, maravillas como el Tesoro de Charilla, del museo de Jaén o el esenciero de la esposa de Abd al-Malik Ibn Jalaf del museo de Teruel.
Los tesoros conservados son ocultaciones que tuvieron lugar en momentos de inestabilidad política y que se suelen acompañar de monedas que aportan una información cronológica fundamental. «Muchos de estos objetos pasaron a manos cristianas como botín de guerra», recuerda el comisario, que cita las ricas arquetas destinadas luego a iglesias y catedrales «y que prueban la fascinación y admiración de los cristianos mantenían por la formas de vida y el trabajo de los andalusíes».
El llamado Tintero de la Gloria, de la colección del Instituto Valencia de Don Juan. / MAN
Más de treinta instituciones y museos han cedido piezas para la exposición que más adelante podrá verse en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ). El MAN alberga una de las principales colecciones andalusíes del mundo y se ha viso enriquecida con préstamos del Museo Arqeológio de Córdoba, de los Museos de la Alhambra, de Mallorca, de Arte islámico de Berlín o el del Duomo de Pisa.
Organizada por el Ministerio de Cultura en colaboración con Acción Cultural Española (AC/E), el MARQ y con el apoyo de ASISA, la exposición, puede visitarse de manera gratuita hasta el 26 de abril de 2020.
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