Más de 400.000 niños comen en el colegio, la mayoría de catering | En los sofritos y estofados de legumbres también se cumplen las normas | En las guarderías, el cerdo ya no aparece en la comida y el pavo sustituye al jamón en dulce
Barcelona | 12/10/2007 | lavanguardia.es , Mercè Beltran .
Ya hace años que las escuelas catalanas son un fiel reflejo de la diversidad de la sociedad. Niños y niñas de culturas diferentes comparten aulas, patios y, en algunos casos, también comedor, aunque no siempre la misma comida.
Las diferentes culturas y costumbres están presentes en los menús escolares y, a excepción de alguna contrariedad muy esporádica como la recientemente vivida en una guardería de Badalona con un niño musulmán, lo habitual es que cada uno tenga en su plato lo que puede comer. Otra cosa es que les guste.
Más de 400.000 alumnos de los 1.136.100 que acuden a los centros catalanes comen cada día en el colegio. El precio medio del menú es de poco más de 6 euros diarios en los centros públicos y algo más en los concertados y en los privados. La Conselleria d´Educació destina este curso 23,61 millones de euros a becas de comedor, de las que se benefician 47.193 escolares.
Un 25% de los centros que tienen comedor - poco más de 2.000 de las más de 4.000 que hay en Catalunya- dispone de cocina propia, y el 16% de cocineros. Aun así, el catering se ha ido imponiendo día a día, tanto por cuestiones de higiene como de comodidad. Ya facilita los menús diferenciados, y no sólo los que atienden la diversidad cultural, sino también los adaptados para los alumnos con trastornos alimentarios como la intolerancia al gluten, a la lactosa, u otras alteraciones metabólicas como la diabetes.
En el CEIP Carles I (Sants-Montjuïc, Barcelona), donde el 90% de la población escolar es islámica, ya tienen una dilatada experiencia en variedad de menús. Lluís Roy, director del centro, explica que hace 10 años se llegó a un acuerdo con los padres de los escolares para evitar el cerdo en todos los menús. De los 220 niños que llenan sus aulas, 110 se quedan a comer. La mayoría de ellos son musulmanes. Roy cuenta que algunos padres de estos niños pidieron en su momento que los animales que se incluyeran en el menú se mataran mirando a La Meca. "Los convencimos de que no era necesario, y nunca hemos tenido problemas".
Algo similar explican directores de centros de las demarcaciones de Lleida, Tarragona y Girona. Allí los menús también se adaptan a sus costumbres culturales. Hasta la fecha no se ha registrado ningún problema y sólo en alguna ocasión algún padre ha pedido que el cordero o el pollo se sacrifiquen mirando a La Meca. En estos casos, al igual que en el CEIP Carles I, se ha convencido a los progenitores de las dificultades que ello acarrearía y se ha llegado a un acuerdo.
Tampoco han tenido obstáculos para adaptarse a la nueva realidad en el CEIP Ausiàs March (Les Corts-Barcelona), donde cada día comen unos 115 alumnos de los 170 que acuden al centro. De los que se quedan, dos no toman ni cerdo ni vaca ni pollo, y otros tres son vegetarianos. Para todos hay menú especial. La empresa de catering ya sabe lo que tiene que hacer. A principios de mes cada familia recibe el menú general y éste se adecua a la especificidad de cada alumno. Elsa Arnó, su directora, explica que, cuando se negocia el contrato con la empresa que sirve las comidas, ya se le pide que tenga en cuenta la diversidad.
En la escuela Labouré, en pleno Raval de Barcelona, también están acostumbrados a que el comedor sea una reproducción de las aulas, en las que conviven niños y niñas de más de 30 etnias. Este centro, que pertenece a la Fundació Escola Cristiana de Catalunya, sigue el ejemplo del resto de las escuelas cristianas, en las que las comidas respetan las costumbres culturales y religiosas de los alumnos.
La situación varía poco en las guarderías municipales de Barcelona. El cerdo está excluido de los menús y, cuando aparece el jamón en dulce, los niños y niñas musulmanes toman embutido de pavo. Estos cambios siempre se hacen a demanda de los padres o, en caso de alteraciones metabólicas, bajo prescripción médica.
En el 2005 la Conselleria d´Educació elaboró una guía sobre La alimentación saludable en la etapa escolar para los centros escolares, en la que, además de consejos nutricionales y de equilibrio dietético, ofrece varios ejemplos de menús alternativos, tanto por razones culturales como médicas. En la guía se advierte de la necesidad de vigilar aquellos platos que, pese a no tener el cerdo como elemento fundamental, sí se integra en el proceso de cocina, como en los sofritos o estofados de legumbres. Los consejos se siguen al pie de la letra.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Barcelona | 12/10/2007 | lavanguardia.es , Mercè Beltran .
Ya hace años que las escuelas catalanas son un fiel reflejo de la diversidad de la sociedad. Niños y niñas de culturas diferentes comparten aulas, patios y, en algunos casos, también comedor, aunque no siempre la misma comida.
Las diferentes culturas y costumbres están presentes en los menús escolares y, a excepción de alguna contrariedad muy esporádica como la recientemente vivida en una guardería de Badalona con un niño musulmán, lo habitual es que cada uno tenga en su plato lo que puede comer. Otra cosa es que les guste.
Más de 400.000 alumnos de los 1.136.100 que acuden a los centros catalanes comen cada día en el colegio. El precio medio del menú es de poco más de 6 euros diarios en los centros públicos y algo más en los concertados y en los privados. La Conselleria d´Educació destina este curso 23,61 millones de euros a becas de comedor, de las que se benefician 47.193 escolares.
Un 25% de los centros que tienen comedor - poco más de 2.000 de las más de 4.000 que hay en Catalunya- dispone de cocina propia, y el 16% de cocineros. Aun así, el catering se ha ido imponiendo día a día, tanto por cuestiones de higiene como de comodidad. Ya facilita los menús diferenciados, y no sólo los que atienden la diversidad cultural, sino también los adaptados para los alumnos con trastornos alimentarios como la intolerancia al gluten, a la lactosa, u otras alteraciones metabólicas como la diabetes.
En el CEIP Carles I (Sants-Montjuïc, Barcelona), donde el 90% de la población escolar es islámica, ya tienen una dilatada experiencia en variedad de menús. Lluís Roy, director del centro, explica que hace 10 años se llegó a un acuerdo con los padres de los escolares para evitar el cerdo en todos los menús. De los 220 niños que llenan sus aulas, 110 se quedan a comer. La mayoría de ellos son musulmanes. Roy cuenta que algunos padres de estos niños pidieron en su momento que los animales que se incluyeran en el menú se mataran mirando a La Meca. "Los convencimos de que no era necesario, y nunca hemos tenido problemas".
Algo similar explican directores de centros de las demarcaciones de Lleida, Tarragona y Girona. Allí los menús también se adaptan a sus costumbres culturales. Hasta la fecha no se ha registrado ningún problema y sólo en alguna ocasión algún padre ha pedido que el cordero o el pollo se sacrifiquen mirando a La Meca. En estos casos, al igual que en el CEIP Carles I, se ha convencido a los progenitores de las dificultades que ello acarrearía y se ha llegado a un acuerdo.
Tampoco han tenido obstáculos para adaptarse a la nueva realidad en el CEIP Ausiàs March (Les Corts-Barcelona), donde cada día comen unos 115 alumnos de los 170 que acuden al centro. De los que se quedan, dos no toman ni cerdo ni vaca ni pollo, y otros tres son vegetarianos. Para todos hay menú especial. La empresa de catering ya sabe lo que tiene que hacer. A principios de mes cada familia recibe el menú general y éste se adecua a la especificidad de cada alumno. Elsa Arnó, su directora, explica que, cuando se negocia el contrato con la empresa que sirve las comidas, ya se le pide que tenga en cuenta la diversidad.
En la escuela Labouré, en pleno Raval de Barcelona, también están acostumbrados a que el comedor sea una reproducción de las aulas, en las que conviven niños y niñas de más de 30 etnias. Este centro, que pertenece a la Fundació Escola Cristiana de Catalunya, sigue el ejemplo del resto de las escuelas cristianas, en las que las comidas respetan las costumbres culturales y religiosas de los alumnos.
La situación varía poco en las guarderías municipales de Barcelona. El cerdo está excluido de los menús y, cuando aparece el jamón en dulce, los niños y niñas musulmanes toman embutido de pavo. Estos cambios siempre se hacen a demanda de los padres o, en caso de alteraciones metabólicas, bajo prescripción médica.
En el 2005 la Conselleria d´Educació elaboró una guía sobre La alimentación saludable en la etapa escolar para los centros escolares, en la que, además de consejos nutricionales y de equilibrio dietético, ofrece varios ejemplos de menús alternativos, tanto por razones culturales como médicas. En la guía se advierte de la necesidad de vigilar aquellos platos que, pese a no tener el cerdo como elemento fundamental, sí se integra en el proceso de cocina, como en los sofritos o estofados de legumbres. Los consejos se siguen al pie de la letra.
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