domingo, 28 de octubre de 2007

Lanfia fallece tras un año de lucha contra el cáncer

El Hospital de Torrevieja custodiará el cuerpo hasta que se reúna el dinero suficiente para repatriarlo Una cuenta solidaria recoge las donaciones para la familia del joven guineano que llegó en patera

TORREVIEJA 28.10.07 - La verdad .es, LUISA SÁNCHEZ


Hay noticias que, no esperadas que sean, no quisieran darse nunca. La muerte de Lanfia Keita era algo que los facultativos sabían que iba a producirse. «No superará el fin de semana», opinaba la doctora que le atendía desde hacía meses. Y los vaticinios médicos se cumplieron. Lanfia Keita fallecía a las 02:00 horas de ayer en el Hospital de Torrevieja.

Tras casi un año de tratamiento, en el que se intentó de todo, desde la quimioterapia y radioterapia a la posibilidad de un trasplante de médula, que durante muchos meses fue una puerta abierta a la esperanza, todo ha terminado. La esperanza se mantuvo hasta hace pocas semanas, cuando los médicos descartaron, dado su estado, esa posibilidad.

Ya no había marcha atrás en el doloroso camino del final. «Lo único que ha podido hacerse ha sido mitigar todo lo posible los dolores», comentaba Aitana Carles, la voluntaria de la Asociación Española contra el Cáncer que fue amiga y traductora, hada madrina, para Lanfia, al que ayudó en todo lo que pudo, desde proporcionarle a su hijo dinero para comprar una bicicleta para ir al colegio, a muchas horas de compañía, de charlas, de hacerle olvidar sus dramas con bromas. El otro día, cuando ya Lanfia había entrado en la fase terminal, recordaba cómo hubo tiempo para las risas, cuando le decía el pasado verano «Voy a ponerme más morena que tú». Y Lanfia se reía, con las bromas de Aitana.

También hubo tiempo para la esperanza. La Verdad lo vivió con él, el día en el que con Claudia Reale, la responsable de prensa del Hospital, y Aitana Carles, paseamos con él por las calles de Torrevieja. Aquel día, incluso, se le llevó un perro a Lanfia para que jugara con él. Lanfia echaba de menos a los perros que un día dejó en su casa de Guinea Conakry. Aquel día, Lanfia, vestido con la camiseta y la gorra que le había regalado La Verdad, brindaba por su salud. Por recuperar la salud perdida al poco de llegar a España. Entonces todavía se pensaba en el transplante de médula, que le abriría las puertas del futuro. De un futuro que vino buscando a España hace poco más de un año. Tras un duro viaje en patera, como tantos otros subsaharianos, buscando un El Dorado que le permitiera sacar de la miseria a su familia.

No pudo ser. El cáncer fue más fuerte que su voluntad de curarse y los muchos esfuerzos de los médicos del Hospital de Torrevieja. A pesar de la enfermedad, Lanfia tuvo buenos momentos. Las risas con Aitana, la visita de Alou y Mamadou, que le llevaron sonrisas y ánimos. Un encuentro propiciado por La Verdad, que le proporcionó unas horas de amistad y solidaridad. «Vas a curarte», le dijeron los senegaleses.

Ayudar a su hijo

Es lo que todos deseábamos. Que Lanfia se curara, y pudiera emprender una vida mejor en el país al que tanto le costó llegar. Pero no fue posible. Y ahora que él ha dejado de sufrir -«si no voy a curarme prefiero morir», le decía a Aitana cuando el dolor y el desánimo se adueñaban de él-, lo único que ya puede hacerse es conseguir que su cuerpo vuelva con los suyos y ayudar a su mujer y a su hijo, a los que a estas horas ya habrá llegado la triste noticia de su fallecimiento.

Repatriar el cuerpo de Lanfia es costoso. Algo más de seis mil euros. Para alcanzar esa cifra con la solidaridad de todos hay una cuenta abierta en Banesto la 0030 3099 91 0000 197271, para que todo el que quiera ayudar a que el cuerpo de Lanfia llegue lo antes posible a su país, y que su familia reciba algo de ayuda, pueda hacerlo.

La repatriación del cuerpo es la única posibilidad, porque al ser musulmán, no puede incinerarse. Mientras, su cadáver permanecerá «todo el tiempo posible en la morgue del Hospital», así lo decía Aitana Carles. Conmovida y dolorida, Aitana expresó su voluntad personal de seguir ayudando a la familia de Lanfia, a su esposa, y sobre todo, a su hijo, «ya que no hemos podido salvar a Lanfia, no nos vamos a olvidar de ellos». Y mostraba su deseo de viajar a Guinea «en cuanto sea posible».

Hospital comprometido

La Verdad tuvo conocimiento de la triste historia de Lanfia Keita a finales de agosto pasado. Desde que llegó al Hospital de Torrevieja, en octubre del año pasado, tanto los médicos como la dirección del Hospital se implicaron en su curación, consiguiéndole derechos de atención sanitaria en la Conselleria, decididos a costear el trasplante de médula. Cuando la enfermedad se le declaró, llevaba unas semanas en España. Había llegado a Canarias en una patera. Tras unos días de peregrinaje por la península recaló en Torrevieja, donde vive una hermana de padre.

Su dramática historia no sería muy diferente a las de tantos subsaharianos que llegan a España buscando salir de la miseria. Pero el drama de una enfermedad incurable hace aún más triste la historia de ese joven guineano de 30 años, de enormes y tristes ojos cargados de esperanza, que no pudo cumplir sus sueños.

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