domingo, 24 de marzo de 2019

Jacinda Ardern, el rostro de la concordia frente al extremismo

Christchurch,23 marzo 2019,elmundo.es,JAVIER ESPINOSA


Jacinda Ardern acude al rezo del viernes con velo, en Christchurch. JORGE SILVA REUTERS

Con palabras apaciguadoras, llamando a la unidad y mostrando empatía hacia las víctimas del atentado, se ha ganado la admiración de la nación oceánica

La instantánea a la que se añadió el mensaje conciliatorio que lanzó la jefa del gobierno local tras el atentado -"ellos son nosotros", dijo en referencia a los inmigrantes- ha comenzado a aparecer en carteles y hasta camisetas que se prodigan en estos días en los memoriales improvisados que se han multiplicado por Christchurch.

A sus 38 años, la ex asesora del antiguo primer ministro británico Tony Blair, se había significado en su carrera política por su empeño en establecer hechos inéditos en esta nación oceánica: por eso se convirtió en la diputada más joven del parlamento de su país cuando accedió a esa cámara legislativa en 2008 y en la dirigente con menos edad que accedía nunca al liderazgo del Partido Laborista de Nueva Zelanda, en agosto de 2017.

El tono apaciguador de sus palabras tras la tragedia no han sorprendido a una nación que ya la escuchó expresarse con la misma humildad cuando acudió en 2018 al escenario más emblemático de Nueva Zelanda, Waitangi -donde la población nativa maorí tuvo que aceptar la presencia de colonos británicos el 6 de febrero de 1840- y reconoció públicamente todas las desigualdades históricas que sufre esa comunidad.

La conmemoración del aniversario de Waitangi se había caracterizado por la polémica en años anteriores ante los muchos reclamos que atesoran los maoríes, que han sufrido décadas de discriminación a manos de la población heredera de los primeros invasores europeos. La reina Elizabeth llegó a ser abucheada en 1990 en ese mismo escenario.

Sin embargo, Ardern se ganó las simpatías de los maoríes que le permitieron dirigirse a los congregados desde su sagrado "marae" -el recinto comunal más emblemático de su cultura- desde donde prometió combatir la desigualdad de la sociedad de Nueva Zelanda para que "un día le pueda decir a mi hijo que me gané el honor de acudir a este lugar, pero sólo vosotros (los maoríes) me podéis decir cuando lo habré conseguido".

Jacindamanía' frente a líderes autoritarios
Defensora del matrimonio entre personas del mismo sexo, de cambiar la legislación que considera un delito el uso del cannabis y del aborto, o de la lucha contra el cambio climático, la jefa del actual gobierno se ha ganado una sólida reputación política hasta el punto de que algunos medios locales han atesorado ya el término de "Jacindamanía" para referirse a las adhesiones que concita. "Es en estos momentos de crisis cuando aparecen los valores del dirigente", escribió sobre ella el diario The West Australian tras su aparición en Christchurch

La actitud comedida de Ardern ha marcado un evidente contraste con la adoptada en los últimos días por dos de sus homólogos, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el primer ministro australiano Scott Morrison, que lejos de optar por el apaciguamiento han decidido embarcarse en una duelo dialéctico usando la masacre con una clara intencionalidad electoral.

La confrontación verbal que amenazó con desatar una crisis diplomática entre Ankara y Canberra comenzó cuando Erdogan decidió usar el vídeo de la matanza como reclamo en los mítines que está organizando de cara a los comicios locales que se celebrarán en su país a finales del presente mes.

Además, Erdogan arremetió el lunes contra la pequeña nación oceánica y llegó incluso a sugerir que el atentado no había sido obra de un supremacista blanco aislado, sino "algo organizado". "Vuestros abuelos vinieron aquí y volvieron en ataúdes. No tengáis duda alguna de que os volveremos a enviar de vuelta como a vuestros abuelos", añadió el mandatario durante una alocución pública aludiendo a la conocida batalla de Gallipoli, en la que las tropas de Australia y Nueva Zelanda sufrieron una severa derrota en el territorio turco durante la Primera Guerra Mundial. "Nos están intentando probar desde 16.500 kilómetros (de distancia), desde Nueva Zelanda", aseveró.

Erdogan no sólo exigió a Wellington que aplique la pena de muerte al homicida -algo que no permite la legislación local- sino que lanzó este mensaje: "Si no te hace pagar Nueva Zelanda, nosotros sabremos hacerte pagar, de una manera u otra".

Tanto Ardern como su ministro de Exteriores se quejaron de las palabras de Erdogan pero sin buscar el choque. Winston Peters viajó a Turquía para dialogar con las autoridades de ese país tras reconocer que las diatribas del jefe de estado turco eran "injustas" dado que el asesino ni siquiera es de Nueva Zelanda.

Sin embargo, el máximo responsable del ejecutivo australiano, el derechista Morrison -que ha protagonizado varios encontronazos con representantes musulmanes de su propio país- llamó de inmediato a consultas al embajador turco, rechazó sus explicaciones y dijo que las declaraciones de Erdogan era "muy ofensivas" e "insensatas". Curiosamente, Morrison también se dispone a enfrentarse a unas elecciones en los próximos meses.

Aunque la controversia aminoró en las últimas horas, los analistas pudieron advertir la diferencia entre la actitud de los dos dirigentes y la de Ardern, que eludió sumarse a ese debate y dedicó todo su tiempo a ultimar el cambio de la legislación local que anunció este jueves, que dificultará la venta de armamento de características militares como el que usó el radical australiano.

Para el extremismo, una voz de concordia como esta es quizás un anatema inasumible y por eso este viernes, la primera ministra enfrentó su primera amenaza de muerte. Un usuario de las redes sociales vinculado a los supremacistas blancos le envió un mensaje donde se veía una pistola y un texto que decía: "tú eres la próxima".

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