miércoles, 18 de enero de 2012

Abdelmalik El Barkani, el hombre de Rajoy en Melilla

Melilla,18/01/2011,larazon.es

«La apertura marroquí generará progreso y estamos dispuestos a apoyarla» - Foto: Francisco Guerrero

«Con Marruecos pasa igual que con los vecinos: mejor tener uno rico que uno pobre, para que no te pida»

«Nash ssniti», en tarifit, «yo soy de aquí». El nuevo delegado del Gobierno de Rajoy pasea al atardecer por Melilla, este deslumbrante dédalo de modernismo a lo Gaudí en la testa africana. Estrecha la mano al vicario del alzacuellos y la ropa talar, a los números de la guardia civil, a los musulmanes de los bazares. La noche temprana se colorea de adolescentes con pañuelo y ganas de agitación.

Abdelmalik El Barkani Abdelkader se sacude el interés despertado en la opinión pública estatal porque un español de origen bereber sea distinguido con la máxima autoridad de la nación en la autonomía. «Aquí casi la mitad de los ciudadanos es peninsular y la otra mitad, de procedencia bereber. Al meter la mano en el bombo, no todas las bolas van a salir de un mismo color», dice. Recibe su primera entrevista para un diario nacional con la cortesía exhibida del que viene dispuesto a ganarse la confianza del ciudadano: entrega en mano una fotocopia de su currículum. Se licenció en medicina en Granada y acabó especializándose en neurocirugía en el hospital Puerta de Hierro de Madrid. Al despedirse de la consejería de presidencia, su último cargo, sus compañeros le brindaron un almuerzo, laudatio incluida. «No me han llamado del consejo de ministros por mi origen. Llevo muchos años de banquillo, como otros cientos de compañeros, y más de quince afiliado a este partido».

A las elecciones municipales de 1979 se presentaron siete formaciones políticas con 25 candidatos y tres suplentes: sólo uno de los 196 era bereber melillense; en las de 1983 no había siquiera uno. Los últimos treinta años han estado cimbreados por la exclusión civil de la población autóctona, los movimientos proderechos de la comunidad musulmana, el temor a una conquista a través de la «marcha de la tortuga» instigada por Marruecos, la regularización de la población bereber, el reforzamiento del perímetro fronterizo, el efímero gobierno Aberchán-Gil y la llegada del PP al gobierno de la ciudad. Los populares melillenses incorporan un alto porcentaje de militantes musulmanes, algunos ya en distintos cargos de responsabilidad en el ejecutivo autónomo. En palabras de El Barkani, «poseemos un tesoro valioso, pero frágil, que es aquel que promueve el respeto a la diversidad».

Hoy, ante el primer viaje oficial del nuevo presidente del Gobierno, el delegado ofrece su análisis de las relaciones de vecindad con Marruecos: «Coloquialmente la máxima es ‘prefiero tener un vecino a rico a uno pobre para que así no me pida’. Estamos dispuestos a colaborar en el desarrollo económico marroquí para que nuestros vecinos mejoren sus niveles de renta. Nos gustaría que los fondos de cooperación internacional además de ir destinados a poblaciones como Tánger o Marrakech, se emplearan en las zonas limítrofes con nuestra población. Se está produciendo una apertura democrática, valorable. Y somos conscientes de que nuestras relaciones pueden mejorar, especialmente tras el pobre resultado ofrecido por los ejecutivos de Rodríguez Zapatero. La diplomacia siempre debe estar basada en la lealtad y la ayuda mutua».

Sobre la llegada al poder marroquí del Partido Justicia y Desarrollo, con el primer ministro, Abdelilá Benkirane, Abdelmalik El Barkani matiza: «En Europa se utiliza demócrata-cristiano y no choca. No conozco con detalle la realidad marroquí, pero entiendo que la inmensa mayoría de las formaciones políticas son islamistas, porque se trata de un estado musulmán. Frente al islamismo radical, el islamismo moderado. Es un término de los medios de comunicación».

Durante su etapa en el Gobierno de la ciudad autónoma, El Barkani impulsó las actividades del Instituto de las Culturas, como un seminario permanente para el aprendizaje del idioma de los bereberes. Y negoció la colocación de luces de colores en las avenidas deseando un feliz ramadán. La primera vez fue en pleno mes de agosto, pero para él llevaban el mismo mensaje que cualquier diciembre.

Población y frontera

Los últimos datos estadísticos sitúan la población de Melilla en torno a 80.000 personas. Pero otras 20.000 son flotantes. Muchas de ellas atraviesan la frontera a diario para ir a trabajar, para recibir atención médica o para comerciar. El Barkani recuerda que los dos únicos pasos fronterizos terrestres de Europa con África son territorio español. «Éste un problema que trasciende a toda la UE y también debe ser atendido con su cooperación».

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