El Mundo,
Madrid,Martes, 30 de diciembre de 1997
Mil y un tópicos se han tejido alrededor de una religión mucho más próxima al cristianismo de lo que se cree. De hecho, el propio Concilio Vaticano II así lo reconoce en su resolución final. Llega el Ramadán, época de reflexión: ¿puede existir un mundo islámico en paz? ¿Debe temer Occidente a los musulmanes? Y la respuesta es: no sólo puede vivir en paz, sino que la paz es su esencia. Y es que la palabra, islam, deriva de la raíz salam que significa paz. Cuando los musulmanes llevaron la palabra de Dios a otros lugares lo hicieron antes con la razón que con la imposición.
Un yugo no aguanta tanto y cuando, perdido el poder político, los países conquistados recobraron su independencia, continuaron abrazando esta religión. Y los que no quisieron convertirse a la nueva fe, cristianos y judíos, no fueron molestados. Y no hace falta mirar hacia un pasado medieval como Toledo. Túnez, Egipto, Líbano o Marruecos son un buen ejemplo, reciente, de esta afirmación.
Alborotadores, terroristas, asesinos... Nada más falso tampoco. Los musulmanes no sufrimos la dicotonomía que aún hoy sigue preocupando a los legisladores occidentales. Para nosotros no hay diferencia entre ley divina y ley natural porque las dos son la misma. Ambas emanan directamente de Dios.
Argelia, los grupos terroristas... El islam, como todas las religiones sensatas, aboga por la vida, pero también aprueba el instinto de supervivencia que dice que si te atacan debes defenderte. Y en muchas partes del mundo, y no sólo en el islámico hay injusticias flagrantes. ¿Por qué se quiere disfrazar el problema religioso, lo que muchas veces no es sino el grito de un pueblo que pasa hambre?
Así, el mayor enemigo del islam, hoy, no es otro que el desconocimiento y la incultura. Desconocimiento de Occidente con respeto a nuestra religión, e incultura motivada por el colonialismo. En el Corán no se habla de la Guerra Santa. La Yihad es otra cosa: es la búsqueda del yo interior. Matar. Sí, pero a la bestia que hay en nuestro interior. En su afán simplificador, Occidente ve al islam como un todo, como un enemigo voraz e insaciable. Y no somos eso. El islam es una religión y mil culturas. Cien razas que van de Marruecos a Filipinas.
Riay Tatary es presidente de la Asociación Islámica de España.
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