P: ¿Obligáis vosotros a la gente a vivir de una forma determinada?
R: ¿A qué te refieres?
P: ¿Obligáis a las mujeres a llevar el hiyab?
R: Las llamamos a utilizarlo, pero, evidentemente, no se obliga a ninguna a hacerlo.
P: ¿Es que no pensáis que aplicar el Islam es obligatorio?
R: Pensamos que la aplicación del Islam es obligatoria para cada creyente. Sin embargo, esta obligación ha de surgir dentro del propio creyente, pues es algo que afecta a su propia vida. Los demás pueden aconsejarle, pero la última decisión es siempre personal. No obstante, hay normas de tipo social que un Estado Islámico establece y, como cualquier otro tipo de Estado, ha de hacerlas respetar. Estas normas se pueden referir, por ejemplo: a la conducta, a los derechos y deberes de sus ciudadanos, etc. Estas normas están basadas en los principios islámicos y establecen los límites dentro de los cuales se ha de desenvolver la vida social.
P: ¿Cuál es la función del hiyab?
R: El hiyab protege a la mujer y a su dignidad. Con él gana el respeto como ser humano e impide la provocación del hombre.
P: ¿Puedes explicar el porqué de la separación de sexos?
R: La cuestión es muy sencilla. O se impide el mal desde el principio o se acepta con todas las consecuencias. El principio de este mal es darse la mano y luego besarse. Como dice un poeta árabe: “una mirada, una risa, un saludo, un acompañarse...” Vosotras no entendéis a los hombres. El instinto de la mujer es más espiritual que el del hombre. El del hombre es como el mercurio, que con una chispa produce la llama. El hombre se excita rápidamente al ver o tocar a una mujer, mientras que, por lo general, ésta da más importancia a otros factores, como la sensibilidad, el amor, la comprensión, etc.
P: ¿Y qué hay de malo, si nosotras excitamos a los hombres?
R: Los resultados son más conocidos por vosotras que por nosotras. Un ejemplo es el SIDA que afecta ya a muchas decenas de millones de personas. También cabe citar los embarazos no deseados, los abortos, el adulterio y sus consecuencias: la destrucción de la familia y la corrupción y degradación de la mujer. El Islam persigue que cada hombre esté con su mujer y no se relacione con otra mujer fuera del matrimonio. Y, como se puede observar, cada sistema posee sus propias normas. Cuando hablamos del hiyab, aunque muchos no lo entiendan, estamos hablando del sistema social del Islam que desea una vida saludable para la gente. Otras sociedades están afectadas por una crisis de valores en su seno. Desde nuestro punto de vista, es loable la utilización del hiyab para impedir males como los que te he mencionado.
P: ¿Por qué en el Cristianismo no se dice nada acerca de que la mujer debe taparse?
R: Estás equivocada. Si coges la Biblia verás que Pablo dice: “Mas toda mujer que reza o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza, porque es lo mismo que si estuviera rapada. Por lo tanto, si una mujer no se cubre, que se rape también.”(I Corintios 5-6)
P: Entonces, ¿no crees que el Cristianismo da mas derechos a la mujer que el Islam?
R: No, en absoluto. El Islam siempre ha equiparado espiritualmente al hombre y a la mujer. Esta equiparación viene establecida en muchos versículos del Corán. El Cristianismo, sin embargo, reconoció por un voto que la mujer tenía alma en el Concilio de Masón, en el S.VI. Los musulmanes nunca han discutido algo así, pues viene establecido en el Corán que ambos son espiritualmente idénticos. Además, el Islam ya permite a la mujer desde el S. VII ser propietaria de sus propios bienes, sin ninguna licencia o intervención de su marido en ellos, pedir el divorcio o usar métodos anticonceptivos para planificar el número de hijos que desea tener. Estos dos últimos derechos no le son reconocidos hoy en el Cristianismo ni al hombre ni a la mujer.
P: Todo esto que me dices me ha dejado sorprendida. Nunca había conocido todo lo que me cuentas ni la lógica de vuestros razonamientos.
R: Espero que reflexiones sobre lo que te he dicho y comprendas mejor nuestra realidad. No hagas caso de los falsos tópicos sobre las mujeres musulmanas que abundan en los medios de comunicación occidentales o en el cine, pues suelen estar llenos de ignorancia y prejuicios malintencionados en contra del Islam y la mujer musulmana.
R: ¿A qué te refieres?
P: ¿Obligáis a las mujeres a llevar el hiyab?
R: Las llamamos a utilizarlo, pero, evidentemente, no se obliga a ninguna a hacerlo.
P: ¿Es que no pensáis que aplicar el Islam es obligatorio?
R: Pensamos que la aplicación del Islam es obligatoria para cada creyente. Sin embargo, esta obligación ha de surgir dentro del propio creyente, pues es algo que afecta a su propia vida. Los demás pueden aconsejarle, pero la última decisión es siempre personal. No obstante, hay normas de tipo social que un Estado Islámico establece y, como cualquier otro tipo de Estado, ha de hacerlas respetar. Estas normas se pueden referir, por ejemplo: a la conducta, a los derechos y deberes de sus ciudadanos, etc. Estas normas están basadas en los principios islámicos y establecen los límites dentro de los cuales se ha de desenvolver la vida social.
P: ¿Cuál es la función del hiyab?
R: El hiyab protege a la mujer y a su dignidad. Con él gana el respeto como ser humano e impide la provocación del hombre.
P: ¿Puedes explicar el porqué de la separación de sexos?
R: La cuestión es muy sencilla. O se impide el mal desde el principio o se acepta con todas las consecuencias. El principio de este mal es darse la mano y luego besarse. Como dice un poeta árabe: “una mirada, una risa, un saludo, un acompañarse...” Vosotras no entendéis a los hombres. El instinto de la mujer es más espiritual que el del hombre. El del hombre es como el mercurio, que con una chispa produce la llama. El hombre se excita rápidamente al ver o tocar a una mujer, mientras que, por lo general, ésta da más importancia a otros factores, como la sensibilidad, el amor, la comprensión, etc.
P: ¿Y qué hay de malo, si nosotras excitamos a los hombres?
R: Los resultados son más conocidos por vosotras que por nosotras. Un ejemplo es el SIDA que afecta ya a muchas decenas de millones de personas. También cabe citar los embarazos no deseados, los abortos, el adulterio y sus consecuencias: la destrucción de la familia y la corrupción y degradación de la mujer. El Islam persigue que cada hombre esté con su mujer y no se relacione con otra mujer fuera del matrimonio. Y, como se puede observar, cada sistema posee sus propias normas. Cuando hablamos del hiyab, aunque muchos no lo entiendan, estamos hablando del sistema social del Islam que desea una vida saludable para la gente. Otras sociedades están afectadas por una crisis de valores en su seno. Desde nuestro punto de vista, es loable la utilización del hiyab para impedir males como los que te he mencionado.
P: ¿Por qué en el Cristianismo no se dice nada acerca de que la mujer debe taparse?
R: Estás equivocada. Si coges la Biblia verás que Pablo dice: “Mas toda mujer que reza o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza, porque es lo mismo que si estuviera rapada. Por lo tanto, si una mujer no se cubre, que se rape también.”(I Corintios 5-6)
P: Entonces, ¿no crees que el Cristianismo da mas derechos a la mujer que el Islam?
R: No, en absoluto. El Islam siempre ha equiparado espiritualmente al hombre y a la mujer. Esta equiparación viene establecida en muchos versículos del Corán. El Cristianismo, sin embargo, reconoció por un voto que la mujer tenía alma en el Concilio de Masón, en el S.VI. Los musulmanes nunca han discutido algo así, pues viene establecido en el Corán que ambos son espiritualmente idénticos. Además, el Islam ya permite a la mujer desde el S. VII ser propietaria de sus propios bienes, sin ninguna licencia o intervención de su marido en ellos, pedir el divorcio o usar métodos anticonceptivos para planificar el número de hijos que desea tener. Estos dos últimos derechos no le son reconocidos hoy en el Cristianismo ni al hombre ni a la mujer.
P: Todo esto que me dices me ha dejado sorprendida. Nunca había conocido todo lo que me cuentas ni la lógica de vuestros razonamientos.
R: Espero que reflexiones sobre lo que te he dicho y comprendas mejor nuestra realidad. No hagas caso de los falsos tópicos sobre las mujeres musulmanas que abundan en los medios de comunicación occidentales o en el cine, pues suelen estar llenos de ignorancia y prejuicios malintencionados en contra del Islam y la mujer musulmana.
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