Muhammad Ibn al-Qaiyim al-Yauziyya (muerto en 751 h./ 1350 d.c.) fue un alfaquí hanbali de Damasco, discípulo de Ibn Taimiyya. Entre sus muchas obras extractamos un pasaje de Madariy as-salikim (Los senderos de los caminantes), en que responde con detenimiento y detalle a la cuestión del culto; a saber: ¿Qué tipo de adoración y cual de sus formas son preferibles y más queridas por Allah, más sublimes y cercanas a Él?
Para ello hace un repaso de las distintas vías seguidas al tratar este tema, inclinándose por lo que considera más correcto y próximo a la verdad.
La gente que se encuentra en la estación espiritual de "iyyaka na'budu" (a Ti Te adoramos) difieren sobre cual sea el culto mejor y más provechoso, el mas digno de ser preferido y distinguido. Se dan cuatro tipos, según el criterio que siguen.
1. LO MÁS PENOSO PARA EL ALMA.
Este primer grupo opina que la adoración más provechosa y preferible es la más penosa y difícil, ya que estaríamos ante lo que más se aleja de las pasiones del alma, lo cual seria el sentido propio de la adoración, siendo siervos de Allah.
Su remuneración estaría en función de su penosidad. Aducen al efecto un hadiz sin origen conocido: "las mejores acciones son las mas rudas"; Es decir, las más difíciles y penosas.
Son gente esforzada, que oprimen a sus propias almas. Dicen que solo así se enderezan las almas, pues su natural es perezoso y débil, inclinado hacia la vida terrena; de manera que no se enderezan sino asustándolas y tratándolas con dureza.
2. LA CONTINENCIA Y LA RENUNCIA.
Un segundo grupo sostiene que la mejor adoración consiste en la renuncia y en abstenerse de las cosas de este mundo, tomando de ellas lo menos posible, apostando el interés por ellas y desentendiéndose de todo lo que les sea propio.
2.1. Entre ellos hay dos opiniones:
En su mayoría tienen esta forma de adorar como meta a la que se dirigen, según la cual actúan, y que invitan a abrazar. La ponen por delante del conocimiento y del culto al considerar que el abstenerse de las cosas de este mundo es la meta y parte principal de la adoración.
Pero una elite afirma que no pretenden todo esto como un fin en si, sino solo para aplicar el corazón hacia Allah, concentrando en Él la atención, dedicándole su amor, volviéndose hacia Él, abandonándose en El, ocupándose de lo que Le satisface. Entienden que la mejor adoración esta en la compañía de Allah, sin dejar de recordarlo con la lengua y el corazón, siendo consciente de Su presencia, lejos de todo lo que conlleve una escisión y dispersión del corazón.
2.2. Otra división es la que sigue:
Los que actúan según lo que saben adoptan el Islam al conocerlo, aunque esto implique perder aquella compañía. Mientras que los que se desvían de esta guía dicen: Lo que se pretende con la adoración es que el corazón alcance la compañía de Allah, no se vuelva hacia ello. Según dicen:
Se le exige rosas al descuidado;
Pero ¿cómo puede en el corazón
cada momento ser una flor?
2.3. También se diferencian entre ellos según abandonen sus cargas y deberes por su compañía con Allah, o bien cumplan con ellas pero abandonando las tradiciones aprobadas y las obras superrogatorias y aprendiendo lo provechoso para Su compañía.
Uno de estos le pregunto en cierta ocasión a un sabio shay: " Si, mientras estoy en compañía de Allah, el almuédano llama a la oración, de forma que, si me levanto y parto, me separo de Allah; y si no lo hago me quedo en Su compañía, entonces ¿qué es preferible que haga?"
"Si la llamada del almuédano te pilla bajo el trono de Allah, levántate y acude a su invitación, volviendo a donde estabas. Bien es verdad que la compañía de Allah es la dicha del espíritu y del corazón, pero responder al almuédano es un derecho del Señor. Y quien prefiera la dicha de su espíritu por encima del derecho de su Señor no es de la gente de iyyaka na'budu"
3. SER PROVECHOSO PARA LOS DEMAS.
El tercer grupo opina que la adoración mas útil y preferible es la que contenga un provecho que trascienda a los otros, entendiendo que este es mejor que el que no trasciende. En particular abordan y se dedican al cuidado de los pobres, a ocuparse de los intereses ajenos, a cubrir las necesidades de la gente y a ayudarlos en cuestiones de dinero, honores y cualquier cosa de provecho. Se basan en las palabras del Profeta (P.B.): "La creación entera es la prole de Allah, y los que Él mas quiere son los más provechosos para Su prole" (transmitido por Abu Ya'la).
Argumentan que el culto se ciñe al adorador, mientras que la obra del benefactor trasciende hasta los demás. Ahora bien, ¿dónde se localiza cada uno respecto al otro?
El sabio se prefiere al que adora como la luna se prefiere a los demás astros. El Mensajero de Allah (P.B.) le dijo a Ali ibn Abi Talib (que Allah este satisfecho con él): "Que Allah guíe por medio tuyo a un solo hombre es mejor para ti que el desuello del ganado". El motivo: el provecho que saca el prójimo. También argumentan a partir de las palabras del Profeta (P.B.): " Quien invita a seguir una guía es remunerado igual que los que la adoptan, sin que estos vean reducida su remuneración en nada."
Asimismo argumentan basándose en el dicho del Profeta(P.B.): "Allah y Sus ángeles les dan lo mejor a los que enseñan a la gente". Y: "Piden a Allah por el sabio los cielos y la tierra en pleno, hasta los peces en el mar y la hormiga en su hormiguero".
Arguyen también que cuando el adorador muere se interrumpen sus obras, al tiempo que las obras de una persona de provecho no cesan mientras dure la utilidad que se le atribuye.
Aducen que los profetas solo han sido enviados para hacer el bien a la gente, guiarlos, serles de provecho en esta vida y en la otra, y que no han traído ermitas, ni el apartamiento de los demás, ni el monacato. En consonancia con esto desaprobó el Profeta(P.B.) a la gente que se proponía apartarse para el culto, abandonando el trato de los demás. Por ello considera este grupo que es preferible ser útil y provechoso para los siervos de Allah por encima de Su mera compañía sin lo otro.
4. A CADA MOMENTO SU CULTO.
Finalmente, un ultimo grupo afirma que la mejor adoración es hacer lo que satisface a tu Señor en cada momento según exijan las circunstancias. Así, la mejor adoración con ocasión del yihad, aunque nos lleve a dejar de lado las flores que representan la oración nocturna y el ayuno por el día, incluso si hay que dejar de efectuar la oración obligatoria, como en caso de peligro.
Cuando, por ejemplo, tenemos un huésped, es mejor ocuparse de el, según tiene derecho, antes que llevar a cabo un culto simplemente recomendable. Lo mismo cabe decir sobre los derechos de la esposa y de la familia.
Antes de romper el alba, lo mejor que se puede hacer es dedicarse a la oración y al Corán, a la invocación a Allah, a recordarlo y a pedirle perdón.
Cuando se pide guía y se enseña al ignorante, lo mejor es dedicarse a el y ocuparse de enseñarle.
Al oír al almuédano, lo mejor es dejar el culto superrogatorio en que se este y responderle.
Lo mejor en las cinco oraciones es efectuarlas con diligencia, seriedad y perfección, emprenderlas al principio de su tiempo y partir hacia la mezquita. Y si esta lejos, mejor.
Cuando alguien necesita cualquier tipo de ayuda es mejor ayudarlo y socorrerlo con preferencia a la adoración superrogatoria y al retiro.
A la hora de leer el Corán es preferible concentrar corazón y mente, reflexionando y comprendiéndolo poco a poco, hasta que sea como si Allah Altísimo te dirigiera la palabra. Pues la concentración del corazón para entenderlo y reflexionar sobre él, y la firme resolución de obedecer sus mandatos son de un rango sublime.
Parados en Arafa, lo mejor es esforzarse en pedir humildemente, invocar y recordar a Allah, salvo el ayunante considerado demasiado débil para ello.
El día décimo de Du-l-hiyya, lo mejor es adorar en abundancia, sobre todo diciendo Allahu akbar, La ilaha illa-llah y Al-hamdu li-llah, lo cual es mejor que el yihad sin especificar.
Durante los diez últimos días de ramadán lo mejor es permanecer en la mezquita, apartados y en retiro espiritual, mas bien que mezclarse y tratar con la gente; hasta el punto de que aquello es mejor que darles conocimiento y enseñarles el Corán, según muchos ulemas.
En caso de que enferme o muera tu hermano musulmán lo mejor es visitarlo, o asistir a su funeral y entierro, prefiriendo esto antes que retirarte a solas y gozar de la compañía divina.
En las desgracias y si la gente te produce daños, lo mejor es cumplir con el deber de la paciencia cuando estés con ellos, sin rehuirlos. De hecho, el creyente que se trata con la gente soportando su daño con paciencia es mejor que el que no los trata ni recibe su daño. Aunque es mejor tener trato con ellos cuando hacen el bien (lo cual es preferible a darles de lado) y darles de lado cuando hacen el mal (lo cual es preferible a tener trato con ellos en tal caso), sin embargo, si sabe que teniendo trato con ellos va a apartar o disminuir ese mal, entonces unirse a ellos en tal ocasión es mejor que darles de lado.
Y en todo momento y caso es mejor preferir lo que satisfaga a Allah en ese momento y ocasión, así como ocuparse de la tarea necesaria y conveniente del momento.
Este cuarto grupo adora absolutamente, y los tipos anteriores adoran de un modo limitado; pues cuando uno de ellos se aparta del tipo de adoración que practica se ve a sí mismo menguado y como si hubiera abandonado su adoración a Allah, ya que la efectúa de un solo modo.
En cambio el adorador absoluto no pone las miras en un culto determinado prefiriéndolo por encima de los otros, sino que sigue como objetivo y criterio satisfacer a Allah Altísimo como sea. Es una servidumbre constante, en la que persevera hasta acabar la marcha. En efecto, puede verse en compañía de los sabios, entre los adoradores, recordando a Allah, dando limosna y haciendo el bien; esta entre los que gozan de la compañía de Allah y Le entregan su corazón.
Como siervo absoluto, no lo encadena vinculo alguno, ni hay figura que lo domine, ni actúa según su propia voluntad, ni ejecuta los cultos en los que su alma encuentra placer; sino que actúa según la voluntad de su Señor, aunque el descanso y placer de su alma se hallen en otra parte.
"Iyyaka na'budu wa-iyyaka nasta'inu" (a Ti Te adoramos y a Ti recurrimos) nos asegura que el que cumple ambas cosas con sinceridad no debe preocuparse del vestido ni de la comida, sino solo ocuparse en cada momento de lo que Allah ha ordenado; puede quedarse donde encuentre un sitio libre, sin que nada lo esclavice.
Es un hombre libre. Desapegado de sus propias pasiones, actúa siempre en consonancia con lo que Allah ha establecido, en todas sus acciones y reacciones.
Para ello hace un repaso de las distintas vías seguidas al tratar este tema, inclinándose por lo que considera más correcto y próximo a la verdad.
La gente que se encuentra en la estación espiritual de "iyyaka na'budu" (a Ti Te adoramos) difieren sobre cual sea el culto mejor y más provechoso, el mas digno de ser preferido y distinguido. Se dan cuatro tipos, según el criterio que siguen.
1. LO MÁS PENOSO PARA EL ALMA.
Este primer grupo opina que la adoración más provechosa y preferible es la más penosa y difícil, ya que estaríamos ante lo que más se aleja de las pasiones del alma, lo cual seria el sentido propio de la adoración, siendo siervos de Allah.
Su remuneración estaría en función de su penosidad. Aducen al efecto un hadiz sin origen conocido: "las mejores acciones son las mas rudas"; Es decir, las más difíciles y penosas.
Son gente esforzada, que oprimen a sus propias almas. Dicen que solo así se enderezan las almas, pues su natural es perezoso y débil, inclinado hacia la vida terrena; de manera que no se enderezan sino asustándolas y tratándolas con dureza.
2. LA CONTINENCIA Y LA RENUNCIA.
Un segundo grupo sostiene que la mejor adoración consiste en la renuncia y en abstenerse de las cosas de este mundo, tomando de ellas lo menos posible, apostando el interés por ellas y desentendiéndose de todo lo que les sea propio.
2.1. Entre ellos hay dos opiniones:
En su mayoría tienen esta forma de adorar como meta a la que se dirigen, según la cual actúan, y que invitan a abrazar. La ponen por delante del conocimiento y del culto al considerar que el abstenerse de las cosas de este mundo es la meta y parte principal de la adoración.
Pero una elite afirma que no pretenden todo esto como un fin en si, sino solo para aplicar el corazón hacia Allah, concentrando en Él la atención, dedicándole su amor, volviéndose hacia Él, abandonándose en El, ocupándose de lo que Le satisface. Entienden que la mejor adoración esta en la compañía de Allah, sin dejar de recordarlo con la lengua y el corazón, siendo consciente de Su presencia, lejos de todo lo que conlleve una escisión y dispersión del corazón.
2.2. Otra división es la que sigue:
Los que actúan según lo que saben adoptan el Islam al conocerlo, aunque esto implique perder aquella compañía. Mientras que los que se desvían de esta guía dicen: Lo que se pretende con la adoración es que el corazón alcance la compañía de Allah, no se vuelva hacia ello. Según dicen:
Se le exige rosas al descuidado;
Pero ¿cómo puede en el corazón
cada momento ser una flor?
2.3. También se diferencian entre ellos según abandonen sus cargas y deberes por su compañía con Allah, o bien cumplan con ellas pero abandonando las tradiciones aprobadas y las obras superrogatorias y aprendiendo lo provechoso para Su compañía.
Uno de estos le pregunto en cierta ocasión a un sabio shay: " Si, mientras estoy en compañía de Allah, el almuédano llama a la oración, de forma que, si me levanto y parto, me separo de Allah; y si no lo hago me quedo en Su compañía, entonces ¿qué es preferible que haga?"
"Si la llamada del almuédano te pilla bajo el trono de Allah, levántate y acude a su invitación, volviendo a donde estabas. Bien es verdad que la compañía de Allah es la dicha del espíritu y del corazón, pero responder al almuédano es un derecho del Señor. Y quien prefiera la dicha de su espíritu por encima del derecho de su Señor no es de la gente de iyyaka na'budu"
3. SER PROVECHOSO PARA LOS DEMAS.
El tercer grupo opina que la adoración mas útil y preferible es la que contenga un provecho que trascienda a los otros, entendiendo que este es mejor que el que no trasciende. En particular abordan y se dedican al cuidado de los pobres, a ocuparse de los intereses ajenos, a cubrir las necesidades de la gente y a ayudarlos en cuestiones de dinero, honores y cualquier cosa de provecho. Se basan en las palabras del Profeta (P.B.): "La creación entera es la prole de Allah, y los que Él mas quiere son los más provechosos para Su prole" (transmitido por Abu Ya'la).
Argumentan que el culto se ciñe al adorador, mientras que la obra del benefactor trasciende hasta los demás. Ahora bien, ¿dónde se localiza cada uno respecto al otro?
El sabio se prefiere al que adora como la luna se prefiere a los demás astros. El Mensajero de Allah (P.B.) le dijo a Ali ibn Abi Talib (que Allah este satisfecho con él): "Que Allah guíe por medio tuyo a un solo hombre es mejor para ti que el desuello del ganado". El motivo: el provecho que saca el prójimo. También argumentan a partir de las palabras del Profeta (P.B.): " Quien invita a seguir una guía es remunerado igual que los que la adoptan, sin que estos vean reducida su remuneración en nada."
Asimismo argumentan basándose en el dicho del Profeta(P.B.): "Allah y Sus ángeles les dan lo mejor a los que enseñan a la gente". Y: "Piden a Allah por el sabio los cielos y la tierra en pleno, hasta los peces en el mar y la hormiga en su hormiguero".
Arguyen también que cuando el adorador muere se interrumpen sus obras, al tiempo que las obras de una persona de provecho no cesan mientras dure la utilidad que se le atribuye.
Aducen que los profetas solo han sido enviados para hacer el bien a la gente, guiarlos, serles de provecho en esta vida y en la otra, y que no han traído ermitas, ni el apartamiento de los demás, ni el monacato. En consonancia con esto desaprobó el Profeta(P.B.) a la gente que se proponía apartarse para el culto, abandonando el trato de los demás. Por ello considera este grupo que es preferible ser útil y provechoso para los siervos de Allah por encima de Su mera compañía sin lo otro.
4. A CADA MOMENTO SU CULTO.
Finalmente, un ultimo grupo afirma que la mejor adoración es hacer lo que satisface a tu Señor en cada momento según exijan las circunstancias. Así, la mejor adoración con ocasión del yihad, aunque nos lleve a dejar de lado las flores que representan la oración nocturna y el ayuno por el día, incluso si hay que dejar de efectuar la oración obligatoria, como en caso de peligro.
Cuando, por ejemplo, tenemos un huésped, es mejor ocuparse de el, según tiene derecho, antes que llevar a cabo un culto simplemente recomendable. Lo mismo cabe decir sobre los derechos de la esposa y de la familia.
Antes de romper el alba, lo mejor que se puede hacer es dedicarse a la oración y al Corán, a la invocación a Allah, a recordarlo y a pedirle perdón.
Cuando se pide guía y se enseña al ignorante, lo mejor es dedicarse a el y ocuparse de enseñarle.
Al oír al almuédano, lo mejor es dejar el culto superrogatorio en que se este y responderle.
Lo mejor en las cinco oraciones es efectuarlas con diligencia, seriedad y perfección, emprenderlas al principio de su tiempo y partir hacia la mezquita. Y si esta lejos, mejor.
Cuando alguien necesita cualquier tipo de ayuda es mejor ayudarlo y socorrerlo con preferencia a la adoración superrogatoria y al retiro.
A la hora de leer el Corán es preferible concentrar corazón y mente, reflexionando y comprendiéndolo poco a poco, hasta que sea como si Allah Altísimo te dirigiera la palabra. Pues la concentración del corazón para entenderlo y reflexionar sobre él, y la firme resolución de obedecer sus mandatos son de un rango sublime.
Parados en Arafa, lo mejor es esforzarse en pedir humildemente, invocar y recordar a Allah, salvo el ayunante considerado demasiado débil para ello.
El día décimo de Du-l-hiyya, lo mejor es adorar en abundancia, sobre todo diciendo Allahu akbar, La ilaha illa-llah y Al-hamdu li-llah, lo cual es mejor que el yihad sin especificar.
Durante los diez últimos días de ramadán lo mejor es permanecer en la mezquita, apartados y en retiro espiritual, mas bien que mezclarse y tratar con la gente; hasta el punto de que aquello es mejor que darles conocimiento y enseñarles el Corán, según muchos ulemas.
En caso de que enferme o muera tu hermano musulmán lo mejor es visitarlo, o asistir a su funeral y entierro, prefiriendo esto antes que retirarte a solas y gozar de la compañía divina.
En las desgracias y si la gente te produce daños, lo mejor es cumplir con el deber de la paciencia cuando estés con ellos, sin rehuirlos. De hecho, el creyente que se trata con la gente soportando su daño con paciencia es mejor que el que no los trata ni recibe su daño. Aunque es mejor tener trato con ellos cuando hacen el bien (lo cual es preferible a darles de lado) y darles de lado cuando hacen el mal (lo cual es preferible a tener trato con ellos en tal caso), sin embargo, si sabe que teniendo trato con ellos va a apartar o disminuir ese mal, entonces unirse a ellos en tal ocasión es mejor que darles de lado.
Y en todo momento y caso es mejor preferir lo que satisfaga a Allah en ese momento y ocasión, así como ocuparse de la tarea necesaria y conveniente del momento.
Este cuarto grupo adora absolutamente, y los tipos anteriores adoran de un modo limitado; pues cuando uno de ellos se aparta del tipo de adoración que practica se ve a sí mismo menguado y como si hubiera abandonado su adoración a Allah, ya que la efectúa de un solo modo.
En cambio el adorador absoluto no pone las miras en un culto determinado prefiriéndolo por encima de los otros, sino que sigue como objetivo y criterio satisfacer a Allah Altísimo como sea. Es una servidumbre constante, en la que persevera hasta acabar la marcha. En efecto, puede verse en compañía de los sabios, entre los adoradores, recordando a Allah, dando limosna y haciendo el bien; esta entre los que gozan de la compañía de Allah y Le entregan su corazón.
Como siervo absoluto, no lo encadena vinculo alguno, ni hay figura que lo domine, ni actúa según su propia voluntad, ni ejecuta los cultos en los que su alma encuentra placer; sino que actúa según la voluntad de su Señor, aunque el descanso y placer de su alma se hallen en otra parte.
"Iyyaka na'budu wa-iyyaka nasta'inu" (a Ti Te adoramos y a Ti recurrimos) nos asegura que el que cumple ambas cosas con sinceridad no debe preocuparse del vestido ni de la comida, sino solo ocuparse en cada momento de lo que Allah ha ordenado; puede quedarse donde encuentre un sitio libre, sin que nada lo esclavice.
Es un hombre libre. Desapegado de sus propias pasiones, actúa siempre en consonancia con lo que Allah ha establecido, en todas sus acciones y reacciones.
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