lunes, 28 de mayo de 2007

LOS SIMBOLOS EN EL ISLAM -2

4. El Oficio de la Oración.


El oficio de la oración, es el pilar por excelencia de la religión, dijo el Profeta Muhammad. Mas que en la fe, es aquí, en la oración, donde se sirve del simbolismo. Se diría que el oficio de la oración en el Islam es la síntesis de los oficios de la oración de todos los seres universo. Veamos como.

Sabemos que el oficio de la oración islámica comporta principalmente tres posturas o gestos: permanecer de pie, luego inclinarse y posteriormente prosternarse colocando la frente sobre el suelo. Y, a modo de incidencia, hay que hacer abluciones, se debe celebrar el oficio en común, en filas prietas, hay que repetir varias veces el mismo ciclo del triple acto de permanecer de pie-inclinado-prosternado, alargándose y encogiéndose, pronunciando varias formulas en voz alta, etc.

¿No hay tres reinos en la naturaleza: mineral, vegetal y animal? La montaña permanece siempre de pie así presta servicio a su Creador (para el régimen de los vientos, de las lluvias y de mil cosas mas, conocidas o desconocidas por nosotros). El musulmán también comienza su oficio permaneciendo de pie, inmóvil, concentrado como un mineral.

Todos los animales cuadrúpedos, los reptiles, los pájaros, los peces, todos permanecen perpetuamente inclinados. La segunda postura del orante musulmán es, precisamente, la de doblarse e inclinarse, para glorificar a Dios como los animales.

Las raíces son las bocas de las plantas por las que buscan sus alimentos. Con sus cabezas plantadas en la tierra, están, se diría, en perpetua prosternacion. La tercera postura del oficio musulmán es la prosternacion, en la que se pone la frente sobre el suelo.

"…Y que del cielo he hecho descender el agua sobre vosotros, para que os purifiquéis con ella…" (Corán, 8: 11). El musulmán debe hacer sus abluciones antes de celebrar el oficio de la oración. Lavarse simboliza arrepentirse. Hay que resaltar el hecho de que en las abluciones rituales se lavan todos los órganos que cometen algún pecado: con los órganos privados, esta el pecado carnal; en cuanto a los públicos, con las manos se escribe, se golpea, se roba; con la boca se come y se habla; con la nariz se huele; con el rostro se abusa del poder; con los brazos se lucha; Con la cabeza se meditan y maduran los planes, con las orejas se escucha, con los pies se camina en la vía del pecado. Al lavarlos se toma igualmente la resolución de no volver a cometer los pecados, de no reincidir nunca más.

"Y el trueno canta la pureza de Dios por su alabanza y también los ángeles" (Corán, 13: 13). También el orante musulmán entona la formula "solo Dios es grande" en voz alta, para comenzar el oficio. Luego debe recitar algunos versículos del Corán, que los musulmanes creen ser la Palabra Revelada del mismo Dios, como decimos, la luz en la corriente eléctrica. ¿Cómo puede conocer un ciego (hombre) el buen camino de su destino (Dios) si no es por la palabra de quien le guía?

"¿No has visto que en verdad cantan la pureza de Dios todos aquellos que están en los cielos y en la tierra, y también los pájaros con sus bandadas? Cada uno, en verdad, ha aprendido su oficio de oración (salat) y su canto (su forma de cantar la pureza de Dios, tasbih)" (Corán, 24: 41). El oficio de la oración debe, en principio, celebrarse en común, dirigido por un imam, igual a como imitan a su guía las bandadas de pájaros.

"Ha sometido al sol y a la luna a una perpetua revolución" (Corán, 14: 33). También el musulmán repite el mismo ciclo de actos: de pie, inclinado, prosternado, varias veces en cada oficio.

"No han visto que, de todo lo que Dios ha creado, las sobras se alargan a derecha e izquierda, prosternándose ante Dios, mientras que se humillan" (Corán, 16: 48; cf. 13: 15). El orante se alarga cuando esta de pie, se reduce cuando se inclina y se prosterna, y luego se alarga de nuevo cuando se levanta para ponerse de pie.

Se hallaran otras similitudes, pero todo esto que hemos mencionado esta extraído de lo que se observa en los seres "no humanos". El oficio islámico tiene también algo específicamente "humano", grandioso, abarcando aquí a la suprema criatura que es el hombre.

El hombre viaja hacia Dios y cada alma aspira a acercarse a su Creador, pero cada uno según sus capacidades. Evidentemente, un Profeta será el mas intimo de los íntimos de Dios. En efecto, en la vida del Profeta Muhammad, su mi'raj (ascensión) es celebre: Ascendido al cielo, fue recibido por Dios a una distancia de dos tiros de arco o menoraun, como esta descrito en el Corán (53: 9). En este encuentro, el Profeta Muhammad comenzó, como era menester, por saludar a Dios. Dios respondió: "La paz sea contigo, Profeta, y la Misericordia y las Bendiciones Divinas"; el Profeta Muhammad continuo entonces, a causa de su solicitud para la humanidad: "La paz sea sobre nosotros y sobre todos los esclavos (hombres y djinns) de Dios que obren el bien".

"El oficio de la oración es el mi'raj de cada creyente" ha dicho el Profeta. El mi'raj termina con el encuentro con Dios (el Islam evita el termino "comunión" para que no haya confusión y que el hombre siga siendo hombre y no se tenga por Dios) y, ¿qué mejor símbolo del encuentro que un intercambio de saludos? En efecto, el musulmán termina su oficio repitiendo estas formulas benditas intercambiadas entre el Profeta y Dios, seguidas de la demanda del Perdón y de la Gracia.

5. El Ayuno.


Según una antigua costumbre, el fiel ofrece a Dios el diezmo de sus ganancias. El piadoso ofrece incluso el diezmo de sus comidas.

El año puramente lunar que siguen los musulmanes tiene 355 días (354'36705 para ser más exactos), y el mes lunar tiene 29 o 30 días. El Profeta dijo: "Todo aquel que ayune durante el mes de Ramadán y luego seis días del mes siguiente, es como si hubiera ayunado todo el año, todo el tiempo". En efecto, 29 + 6 y 30 + 6 son, respectivamente, 35 y 36 días, siendo su media de 35'5 días. Multiplicándolo por diez nos da 355, que es el numero de días del año, pues Dios promete: "Todo el que venga con bien, para el será otras diez veces" (Corán, 6: 160). Este simbolismo concuerda con el año lunar islámico y no con el año solar.


6. El Impuesto.- Zakat.


En occidente se traduce el termino islámico "zakat" por limosna. Yo prefiero "impuesto", pues la limosna no es obligatoria, ni fija en su cantidad ni en la época; el zakat lo es, hasta el punto de que el gobierno recurre al empleo de la fuerza contra el recalcitrante. Además, el zakat -la única tasa impositiva sobre los musulmanes en un estado islámico- no se destina únicamente a los pobres. Concierne a todo tipo de bien que aumenta: cosechas agrícolas, explotación de minas, comercio, industria, ahorros de oro o plata, etc., y los pobres no son sus únicos beneficiarios.

Si la oración y el ayuno son, por nuestra parte, el servicio rendido a Dios por nuestro cuerpo, los impuestos pagados a la colectividad, al gobierno, son también el servicio rendido a Dios por nuestros bienes, dicen los juristas musulmanes ('ibadah badaniyah, 'ibadah maliyah). El deber del pago esta tan inculcado en el espíritu del creyente que lo realiza aunque el gobierno lo ignore, o cuando el gobierno no tiene, por cualquier razón, medios para coaccionarle. Una veintena de veces se lee en el Corán el mismo estribillo: "Celebrad el oficio de la oración y cumplid el zakat". Que mejor prueba de que su sistema religioso quiere ser completo y comprensivo: Ni un espíritu prosperando a expensas del cuerpo, ni viceversa.


7. El Hajj (peregrinación).


En la peregrinación, que es deber de cada musulmán, hombre y mujer, se visita la Ka'bah, la Casa de Dios. La tradición dice que fue construida por Adam, en recuerdo de lo que vio en el cielo antes de venir a la tierra. Tras el diluvio del tiempo de Noé, Abraham restaura el edificio, conservándose allí la Piedra Negra que Adam trajo del Paraíso. La peregrinación continua desde Abraham hasta nuestros días; el Islam no ha hecho mas que apropiársela. En ella, lo simbólico desempeña plenamente su papel.

El Corán ha elegido los términos Rey y esclavo para contrastar a Dios y al hombre. Dios es el Rey santísimo (Corán, 59: 23; 62: 1); a Él pertenecen los reinos de los cielos y el de la tierra (Corán, 3: 189; etc.); a El pertecen los ejércitos de los cielos y de la tierra (Corán, 48:4); A Él, los tesoros de los cielos y de la tierra (Corán, 63: 7). Un reino no solamente debe tener un territorio, ejércitos y tesoros, sino también una capital; y no se sabe porque, la Meca se llamaba antes del Islam Umm al-Qura (cf. Corán, 42: 7), la ciudad madre, la metrópolis que debe disponer también de un palacio real; es la Ka'bah, a la que el Corán llama Bait-Allah (la casa de Dios). En esta casa se puso una Piedra Negra para indicar el punto de partida de las vueltas rituales; el Profeta la llamo "la mano derecha de Dios" y por ello:

El vasallo leal y obediente debe prestar juramento de fidelidad. Va a la casa del Rey y contrata el pacto poniendo su mano sobre la del Rey. En efecto, el peregrino musulmán pone su mano sobre la Piedra Negra ( y este acto se llama istilam, obtención del pacto) antes de dar las vueltas a la Casa de Dios, como un centinela que la custodia y esta listo para morir defendiéndola.

Además, los reyes no caminan para desplazarse: se los transporta. Según el Corán (69: 17), en el Día del Juicio, ocho ángeles llevaran el Trono de Dios como un palanquín.

Hay otros elementos constitutivos de la peregrinación: ante la Ka'bah hay dos montículos rocosos, Safa y Marwah. La tradición dice que Agar corrió siete veces entre ambos puntos buscando agua para su hijo sediento Ismail. El amor maternal simboliza el amor de Dios para Sus criaturas (Corán, 33: 43). Al rendir homenaje al amor maternal de Agar, se rinde homenaje al amor divino y se invoca su misericordia y su gracia.

Abraham quería amar a Dios sobre todas las cosas. En su vejez le nació un niño, Ismail, al que amaba tiernamente. Para probarlo, Dios le dijo: inmólalo (y es al primer nacido al que se inmola, cf. Exodo, 13: 1; Ezequiel, 20). Abraham se prepara sin rechistar. Satán trata de disuadirle, pero Abraham lo rechaza lapidándolo. Entonces, Satán quiso servirse de Agar para intervenir; se presenta ante el joven Ismail para persuadirlo de que rechace el degüello; También de este recibe piedras. Y el peregrino lapida, todavía hoy, los tres limites levantados en Mina, en los que antaño fue lapidado Satán; y el peregrino creyente quiere rechazar las tentaciones satánicas. Tras el magnifico triunfo de Abraham en la prueba divina, Dios lo recompensa dándole otro hijo, Isaac (Corán, 37: 110-112).

En su venida a la tierra, Adam se separo de su mujer, Eva. Posteriormente, la encontrara en 'Araal, allí donde el peregrino musulmán pasa todo el día en recogimiento y rezando a Dios para obtener su perdón. Allí fue también donde, desde lo alto del Yabal ar-Rahmah (la Montaña de la Misericordia) el Profeta Muhammad pronuncio, en su peregrinaje, su alocución de la despedida -pues murió tres meses mas tarde resumiendo sus enseñanzas. Este discurso constituye la carta de los derechos y deberes del hombre, según el Islam (para el texto, ver "Le Prophete de l'Islam, sa vie et son oeuvres" por M. Hamidullah, I, párrafo 456).

Debajo del Trono de Dios hay una mezquita reservada para los ángeles. El Profeta Muhammad dijo que la ka'bah de la Meca esta debajo directamente de esta mezquita celeste, hasta el punto de que si se arrojaba una piedra desde aquella, caería en el tejado de la Ka'bah. La Ka'bah representa, pues, una ventana que da al cielo, al trono divino.
La altura del edificio de la Ka'bah es de 28 codos; el número de las letras del alfabeto árabe es también de 28, como el numero de las casas de la luna. Para Ibn 'Arabi, el gran místico andaluz, esto no es por casualidad. Igualmente, la palabra Ka'bah significa a la vez ser cuadrado y ser circular (cf. Diccionario Taj al'arus). El plano de la Ka'bah presenta también las dos formas, una parte cuadrada que esta unida a una parte semicircular. El total toma la forma del corazón.

Recordemos a este propósito un hadiz santo: . ¡Que mejor forma para la Casa de Dios que la de un corazón!

Como ya hemos dicho, es principalmente en la peregrinación donde se usa lo simbólico y de las formas concretas, contrariamente a lo que sucede en los otros pilares del edificio del Islam. Esto que precede bastara, quizá, para dar una idea.


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