GRANADA,09.01.10,ideal.es, JUAN LUIS TAPIA.
Antonio Gil de Carrasco posa ante la puerta del Corral del Carbón. :: ALFREDO AGUILAR
El granadino es el decano de los responsables de la enseñanza del español en el extranjero
«Creo que los españoles hemos perdido esa relación con el pasado andalusí»
Este granadino lleva más de treinta años allende las fronteras alhambreñas, y gracias al español. Tiene pasaporte diplomático, el que otorga el Instituto Cervantes, porque son como embajadores de la cultura española en el mundo, pero Antonio Gil de Carrasco ejerce el granadinismo. Empezó en la localidad británica de Manchester, la única no vinculada al mundo árabe desde que se marchara a El Cairo. Siria, Israel, Egipto y ahora Turquía, como director del Cervantes de Estambul. Fue testigo directo de la Alianza de Civilizaciones. Cuando regresa a Granada le gusta recorrer la ciudad y vivir esos espacios rememorados, algunos de ellos ya inexistentes. Según Antonio Gil de Carrasco, «los nazaríes llevamos el legado andalusí en los genes». Lamenta que haya un sector de la sociedad española que rechace el pasado musulmán, ese pedazo de historia que permanece a través de costumbres, palabras y modos de vida. Se enteró de la inauguración de la mezquita del Albaicín en Ramala, la ciudad palestina por excelencia, «donde recitan los versos Ibn Zamrak, el gran poeta de la Alhambra».
Entre sus muchas distinciones luce, paradojas de la vida, la Encomienda de Isabel la Católica, impuesta por la Embajada española en Siria.
-¿Cómo ha sido su experiencia en el mundo árabe?
-Creo que soy el decano de los directores del Instituto Cervantes, porque empecé en el año 1992, pero en Manchester. En primer lugar estuve en El Cairo y creé el nuevo centro de Alejandría, donde no existía un instituto. La gente creyó que era un espía cuando me enviaron a Tel Aviv y hubo mucha desconfianza hacia mi persona, pero fui condecorado por el presidente israelí por el acercamiento a la cultura sefardí. Me dijo que era la primera vez que se le concedía ese premio a un conocido proárabe, y yo le contesté que más bien era un profesional. Luego me enviaron a Damasco y fui el primer cargo diplomático que trasladaban de Israel a Siria; me dijeron que existía la posibilidad de que me echaran del país. Al Cervantes de Damasco le decían el 'da asco', debido a su mal estado. Más de la mitad de la gente que acudía a los actos del programa cultural eran policías. En 2006 se creó un nuevo centro, que hoy es uno de los mejores de Oriente Medio. Ahora llevo dos años en Estambul, un traslado que considero un premio a mi labor anterior.
-¿Qué presencia tiene Granada en esos países?
-La gente de Siria es la mejor del mundo, y sobre todo cuando dices que eres de Granada; entonces te consideran como a un hermano. Esta situación también se repite en Líbano. En Turquía me recibió el ministro de Cultura para organizar una exposición dedicada a la Alhambra y estiman a España, y sobre todo a Andalucía, de ahí salió la muestra de la Alhambra en Topkapi. Hay gente que recita los poemas de Ibn Zamrak, el gran poeta de la Alhambra, y celebraron mucho cuando se abrió la mezquita del Albaicín, de lo que me enteré en la palestina ciudad de Ramala.
-¿Estiman los españoles su legado andalusí, el pasado musulmán?
-Los españoles lo hemos perdido, pero yo me siento muy orgulloso de ese pasado y me considero árabe. La arabista María Jesús Vigueras me dijo que ese pasado lo llevo en los genes, y lo cierto es que aprendí árabe con facilidad. Lo aprendí en los bares, en las cafeterías, a donde iba a ver el fútbol y a relacionarme con la gente. Por otra parte creo que hemos perdido esa relación con el pasado andalusí y gran parte de la sociedad española rechaza ese pasado, lo que es un error, porque es nuestra cultura: la hospitalidad, la familia, las gentes, y vemos la vida de manera parecida.
-¿Qué papel podría desempeñar Granada en ese contexto del mundo árabe?
-Creo que Granada debería tener un mayor peso y evolucionar a más y a mejor. No sé si la importancia y fuerza de Sevilla ha influido en esa falta de presencia. Creo que Granada tiene más fuerza fuera que dentro de sus fronteras, más peso específico en el exterior que en el interior del país. Hace unos años era el gran centro universitario, pero todas las provincias andaluzas ya disponen de sus universidades. En el mundo árabe sigue siendo un referente importante. En Egipto me llegó una familia que decían ser descendientes de El Zagal.
-¿Qué opina sobre la tan renombrada Alianza de Civilizaciones?
-Es el proyecto más importante en la actualidad, ya que engloba a más de cien países. La intervención de José Luis Rodríguez Zapatero en Estambul tuvo una repercusión impresionante, que se vio ampliada con la presencia del presidente Barack Obama. La exposición de la Alhambra en Topkapi la inauguró la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, y el ministro de Cultura, César Antonio Molina, y también estuvo la consejera de Cultura, Rosa Torres. Está próxima la entrada de Turquía en la Unión Europea, el país puente entre el mundo oriental y occidental. La cultura es el vínculo fundamental para esa Alianza de Civilizaciones. Tengo que decir que aquella exposición fue posible gracias a la habilidad y saber hacer de María del Mar Villafranca, la directora del Patronato de la Alhambra.
Envidias y exilios
-¿Y El Legado Andalusí?
-Es también un excelente proyecto, y sobre todo para la ciudad. Jerónimo Páez tuvo una gran idea para descubrirnos que debemos estar orgullosos de ese legado, un abogado de Granada que todo lo que toca lo convierte en oro. Queremos hacer una exposición de Turquía en El Legado Andalusí. Creo que hay que apoyar ese proyecto.
-¿Qué imagen tiene la Granada cultural más allá de sus fronteras?
-Granada tiene un gran referente cultural como es Federico García Lorca, y en la actualidad también a un poeta como Luis García Montero. Por los diferentes centros que he dirigido han desfilado artistas granadinos de importancia como José Manuel Darro y Tatiana Garrido. Granada tiene que decir mucho culturalmente hablando.
-¿Y qué le parece el ambiente interno de la cultura granadina?
-Creo que las envidias son muy malas y hay muchas en Granada. Me viene a la memoria el caso de Luis García Montero, un icono de Granada valorado en todo el mundo, una persona accesible y sencilla. Lamento que se vaya porque la ciudad lo va a sentir mucho.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Antonio Gil de Carrasco posa ante la puerta del Corral del Carbón. :: ALFREDO AGUILAR
El granadino es el decano de los responsables de la enseñanza del español en el extranjero
«Creo que los españoles hemos perdido esa relación con el pasado andalusí»
Este granadino lleva más de treinta años allende las fronteras alhambreñas, y gracias al español. Tiene pasaporte diplomático, el que otorga el Instituto Cervantes, porque son como embajadores de la cultura española en el mundo, pero Antonio Gil de Carrasco ejerce el granadinismo. Empezó en la localidad británica de Manchester, la única no vinculada al mundo árabe desde que se marchara a El Cairo. Siria, Israel, Egipto y ahora Turquía, como director del Cervantes de Estambul. Fue testigo directo de la Alianza de Civilizaciones. Cuando regresa a Granada le gusta recorrer la ciudad y vivir esos espacios rememorados, algunos de ellos ya inexistentes. Según Antonio Gil de Carrasco, «los nazaríes llevamos el legado andalusí en los genes». Lamenta que haya un sector de la sociedad española que rechace el pasado musulmán, ese pedazo de historia que permanece a través de costumbres, palabras y modos de vida. Se enteró de la inauguración de la mezquita del Albaicín en Ramala, la ciudad palestina por excelencia, «donde recitan los versos Ibn Zamrak, el gran poeta de la Alhambra».
Entre sus muchas distinciones luce, paradojas de la vida, la Encomienda de Isabel la Católica, impuesta por la Embajada española en Siria.
-¿Cómo ha sido su experiencia en el mundo árabe?
-Creo que soy el decano de los directores del Instituto Cervantes, porque empecé en el año 1992, pero en Manchester. En primer lugar estuve en El Cairo y creé el nuevo centro de Alejandría, donde no existía un instituto. La gente creyó que era un espía cuando me enviaron a Tel Aviv y hubo mucha desconfianza hacia mi persona, pero fui condecorado por el presidente israelí por el acercamiento a la cultura sefardí. Me dijo que era la primera vez que se le concedía ese premio a un conocido proárabe, y yo le contesté que más bien era un profesional. Luego me enviaron a Damasco y fui el primer cargo diplomático que trasladaban de Israel a Siria; me dijeron que existía la posibilidad de que me echaran del país. Al Cervantes de Damasco le decían el 'da asco', debido a su mal estado. Más de la mitad de la gente que acudía a los actos del programa cultural eran policías. En 2006 se creó un nuevo centro, que hoy es uno de los mejores de Oriente Medio. Ahora llevo dos años en Estambul, un traslado que considero un premio a mi labor anterior.
-¿Qué presencia tiene Granada en esos países?
-La gente de Siria es la mejor del mundo, y sobre todo cuando dices que eres de Granada; entonces te consideran como a un hermano. Esta situación también se repite en Líbano. En Turquía me recibió el ministro de Cultura para organizar una exposición dedicada a la Alhambra y estiman a España, y sobre todo a Andalucía, de ahí salió la muestra de la Alhambra en Topkapi. Hay gente que recita los poemas de Ibn Zamrak, el gran poeta de la Alhambra, y celebraron mucho cuando se abrió la mezquita del Albaicín, de lo que me enteré en la palestina ciudad de Ramala.
-¿Estiman los españoles su legado andalusí, el pasado musulmán?
-Los españoles lo hemos perdido, pero yo me siento muy orgulloso de ese pasado y me considero árabe. La arabista María Jesús Vigueras me dijo que ese pasado lo llevo en los genes, y lo cierto es que aprendí árabe con facilidad. Lo aprendí en los bares, en las cafeterías, a donde iba a ver el fútbol y a relacionarme con la gente. Por otra parte creo que hemos perdido esa relación con el pasado andalusí y gran parte de la sociedad española rechaza ese pasado, lo que es un error, porque es nuestra cultura: la hospitalidad, la familia, las gentes, y vemos la vida de manera parecida.
-¿Qué papel podría desempeñar Granada en ese contexto del mundo árabe?
-Creo que Granada debería tener un mayor peso y evolucionar a más y a mejor. No sé si la importancia y fuerza de Sevilla ha influido en esa falta de presencia. Creo que Granada tiene más fuerza fuera que dentro de sus fronteras, más peso específico en el exterior que en el interior del país. Hace unos años era el gran centro universitario, pero todas las provincias andaluzas ya disponen de sus universidades. En el mundo árabe sigue siendo un referente importante. En Egipto me llegó una familia que decían ser descendientes de El Zagal.
-¿Qué opina sobre la tan renombrada Alianza de Civilizaciones?
-Es el proyecto más importante en la actualidad, ya que engloba a más de cien países. La intervención de José Luis Rodríguez Zapatero en Estambul tuvo una repercusión impresionante, que se vio ampliada con la presencia del presidente Barack Obama. La exposición de la Alhambra en Topkapi la inauguró la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, y el ministro de Cultura, César Antonio Molina, y también estuvo la consejera de Cultura, Rosa Torres. Está próxima la entrada de Turquía en la Unión Europea, el país puente entre el mundo oriental y occidental. La cultura es el vínculo fundamental para esa Alianza de Civilizaciones. Tengo que decir que aquella exposición fue posible gracias a la habilidad y saber hacer de María del Mar Villafranca, la directora del Patronato de la Alhambra.
Envidias y exilios
-¿Y El Legado Andalusí?
-Es también un excelente proyecto, y sobre todo para la ciudad. Jerónimo Páez tuvo una gran idea para descubrirnos que debemos estar orgullosos de ese legado, un abogado de Granada que todo lo que toca lo convierte en oro. Queremos hacer una exposición de Turquía en El Legado Andalusí. Creo que hay que apoyar ese proyecto.
-¿Qué imagen tiene la Granada cultural más allá de sus fronteras?
-Granada tiene un gran referente cultural como es Federico García Lorca, y en la actualidad también a un poeta como Luis García Montero. Por los diferentes centros que he dirigido han desfilado artistas granadinos de importancia como José Manuel Darro y Tatiana Garrido. Granada tiene que decir mucho culturalmente hablando.
-¿Y qué le parece el ambiente interno de la cultura granadina?
-Creo que las envidias son muy malas y hay muchas en Granada. Me viene a la memoria el caso de Luis García Montero, un icono de Granada valorado en todo el mundo, una persona accesible y sencilla. Lamento que se vaya porque la ciudad lo va a sentir mucho.
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