Bilal Khlifa, en su establecimiento de cane halal de Salamanca. | JAVIER CUESTA
El número de negocios que cumple el rito de la Ley Islámica ha pasado de dos a cuatro en los últimos seis meses impulsados por la salida de la crisis y el incremento de la población musulmana en 15 años
Bilal Khlifa regenta desde hace más de una década la carnicería “halal” más antigua de Salamanca junto a la plaza de Barcelona. Después le salió un competidor en la avenida Italia para ayudarle a cubrir las necesidades de los 2.717 ciudadanos musulmanes que conviven oficialmente en la ciudad y su provincia. “Ha pasado la crisis y la gente ha empezado a mover el dinero”.
Ese es el motivo que a su juicio justifica que en solo seis meses se hayan abierto otros dos establecimientos más que cumplen el rito de la Ley Islámica. “En poco tiempo hemos pasado de dos tiendas a cuatro”, reconoce un tanto perplejo, porque no ha detectado un incremento de la población musulmana que justifique tal expansión, algo que sí sucede si se compara con la población musulmana de hace 15 años, cuando en la provincia rondaba el millar de personas
Este tipo de carne ha sido noticia recientemente después de que el Tribunal de la Unión Europea no la considere ecológica, dado que entre las peculiaridades del sacrificio de los animales no se incluye el aturdimiento previo al sacrificio. “Es difícil conseguir esta calificación, pero para nosotros no supone ningún perjuicio porque no tenemos competencia, toda la carne halal que vendemos tiene la misma consideración”, explica Bilal Khlifa. De lo que sí se queja es que aunque las piezas de ternera, cordero o cabrito que vende en su tienda tiene la misma calidad y las mismas garantías que las de cualquier carnicería de Salamanca, es más cara.
El motivo es que no todos los mataderos están habilitados para sacrificar a los animales bajo el rito halal, un proceso que por otro lado también es más costoso porque el ritmo de sacrificio es más lento. “El matadero tiene que tener una máquina especial que coloca al animal y lo pone mirando a la Meca, esto ralentiza el ritmo y encarece el producto”, explica Khlifa.
Destaca el incremento de carne halal en los últimos años, motivada sobre todo por la exportación. Es el caso del matadero de Fuentesaúco, en Zamora, su proveedor de canales de ternera. “Desde hace dos o tres años no solo atiende a carnicerías de público musulmán, también sacrifican animales que después se envían a Argelia, a Francia, a Túnez y, de momento, está pendiente la comercialización a Marruecos”, detalla el carnicero. En Orense encuentra el proveedor de canales de cordero, desde donde también envían carnes a otras provincias españolas como Valladolid y Madrid. “Al principio en España solo había dos mataderos que cumplieran con los requisitos del rito halal. Uno estaba ubicado en la provincia Toledo y otro en Andalucía, pero ante el incremento de consumo sobre todo por la exportación también se ha elevado la oferta”, aclara el carnicero.
¿Qué es el rito halal?
El rito halal es algo más que sacrificar a un animal, es un arraigo a una cultura y una manera de hacer cumplir los principios básicos de la ley islámica que reflejan la alimentación halal o permitida para todos los musulmanes.
La diferencia principal es que el animal debe mirar hacia la Meca, hacia donde sale el sol, en el momento del sacrificio. El encargado de matarlo, que debe ser un hombre “y en su defecto una mujer”, tiene que estar duchado y aseado en el estado denominado tahara y pronunciar la frase: “En el nombre de Dios este razek (regalo) que me has dado que sea halal y bendito”. Además, el animal se mata con un cuchillo afilado, evitando que sufra y siendo totalmente desangrado.
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