Por Mohamad Ali Harissi
Como millones de musulmanes la indonesa Cory Ireza viajó a La Meca para rezar en la Gran Mezquita, pero descubrió una atracción turística a tiro de piedra del santuario más sagrado del islam: un museo construido en el interior de un reloj gigantesco.
Ireza, su marido Dodi y sus dos hijos figuran entre los primeros en visitar este museo en el reloj más grande del mundo, situado a su vez en lo alto de la tercera torre más alta del planeta. Desde él se ve la Kaaba, estructura cúbica negra en el interior de la Gran Mezquita, hacia la que se orientan los musulmanes cuando rezan.
El Museo de la Torre del Reloj fue inaugurado hace apenas un mes y alberga una colección de maquetas y estructuras sobre las galaxias. "Este museo nos permite realizar además de oraciones, actividades de ocio en familia", declaró a la AFP Cory Ireza. "Es muy emocionante", añadió su marido mirando los miles de fieles que giran alrededor de la Kaaba, de unos 600 metros de alto.
Otras decenas de visitantes disfrutan de la vista panorámica de la mezquita y de la ciudad santa desde detrás de un cierre metálico. Toman fotos de los fieles, de la Kaaba y de las montañas de los alrededores.
- Monumental -
El Reloj de La Meca tiene cuatro cuadrantes, de 43 metros por 43 cada uno, y pesa unas 36,000 toneladas. Es 35 veces más grande que el Big Ben de Londres.
Está dotado de un sistema de protección contra las inclemencias climáticas, como la lluvia, las tormentas de arena y el viento, y está cubierto de unos 100 millones de teselas de vidrio (piezas que forman un mosaico). La Torre del Reloj es el principal edificio de un complejo de siete rascacielos que incluye unas 3,000 habitaciones de hotel y apartamentos.
El complejo, llamado Abraj Al Bait (Torres de la Kaaba) costó miles de millones de dólares y fue construido en el lugar de la fortaleza otomana de Ajyad en 2002, cuya demolición provocó una crisis diplomática entre Arabia Saudita y Turquía. Fue construido por el grupo Binladin, de la familia de Osama bin laden (el fundador de Al Qaida), con problemas financieros desde hace años.
El reloj tiene una aguja de 128 metros con una media luna dorada de 23 metros de alto. Amro Mohammed Masadi llegó del sur de Arabia para verlo y quedó impresionado. "Al principio pensaba que sólo era un reloj con agujas (...) pero me encontré con una obra grandiosa. Aprendí cosas sobre la edad del universo, las galaxias y demás", afirma este yemení a la AFP.
En la primera planta, los visitantes descubren el universo con ilustraciones sonoras y la segunda está dedicada al sol. En la tercera los visitantes descubren los distintos instrumentos y métodos usados para determinar la hora y, en la última, el balcón que da a la Gran Mezquita cuenta cómo se construyó el Reloj de La Meca.
- 30 millones de peregrinos -
"En el colegio nos enseñaron cosas generales sobre la Vía Láctea y el sistema solar pero aquí aprendí mucho", dijo Masadi. Nada más escuchar el llamado a la oración, este y otros visitantes se alinean detrás del cierre para los rezos de media jornada.
Alrededor de 21,000 lámparas verdes y blancas parpadean en lo alto del reloj para avisar de las cinco oraciones del día. Se ven a 30 km de distancia. Dos millones de lámparas LED iluminan el reloj.
La fundación MISK, apadrinada por el poderoso príncipe heredero Mohamed bin Salmán gestiona el museo que, según su director Yaseen Almleaky, recibe la visita de 1,200 personas a diario.
Dentro de un año, para el próximo ramadán, se podrá observar desde el museo la luna creciente que da comienzo al mes de ayuno musulmán, según Almleaky. El plan de desarrollo Vision 2030 del príncipe Mohamed se propone atraer a 30 millones de peregrinos a La Meca todos los años a partir de esa fecha.
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