Dinamarca,15/08/2013,intereconomia.com, JOSÉ JAVIER ESPARZA
La liberal Inger Stojberg
La sociedad danesa, exasperada por la dificultad de integrar a los inmigrantes islámicos, debate las virtudes de la utópica política multiculturalista.
“Id a vivir a otra parte”. Así de claro lo ha dicho la liberal danesa Inger Stojberg, ex ministra de Empleo y de Igualdad de Oportunidades entre 2009 y 2011, hoy en los bancos de la oposición como portavoz de su grupo para asuntos de inmigración e integración. Lo inusual es que casi todo el mundo le ha dado la razón.
Stojberg hizo estas declaraciones en el curso de un debate público con el grupo musulmán danés Det Islamiske Trossamfund (“Comunidades Islámicas”). El texto de la ex ministra pasó luego, convertido en artículo, al diario Politiken, que lo publicó el pasado 10 de julio. Sus palabras han encendido un debate que está lejos de haberse apagado.
El país de los daneses“Dinamarca es el país de los daneses y sois bienvenidos para convertiros en daneses y tomar parte en el trabajo y en la comunidad”, dice la ex ministra a los inmigrantes mahometanos, pero añade: “Ahora bien, a esos musulmanes que trabajan constantemente contra nosotros, que nos cuestionan constantemente, que denigran nuestros valores, nuestra bandera o nuestra forma de vivir, a vosotros os digo: marchaos y encontrad otro lugar para vivir. Nadie os obliga a quedaros. Os hemos aceptado y ahora os toca a vosotros demostrar el respeto necesario hacia nuestra sociedad y los valores sobre los que se ha construido”. Stojberg hace especial hincapié en el hecho de que la agrupación de comunidades islámicas del país no ha condenado prácticas como la lapidación o los matrimonios forzados.
Hay que insistir en que Inger Stojberg es ex ministra y diputada del Venstre, el partido liberal, que gobernó hasta 2011 y hoy, aunque sigue siendo la fuerza más votada, está en la oposición porque el segundo partido, el socialdemócrata, pactó un gobierno de coalición con otras fuerzas. Es decir que esta posición de firmeza ante la nula integración de muchos musulmanes no es cosa de minorías exasperadas, sino un sentimiento muy extendido. La propia Stojberg, en su etapa como ministra, se caracterizó por una política de severidad: fue ella la que abanderó la reducción por ley de las tasas de inmigrantes.
Derechos socialesEl sistema de protección social en Dinamarca es uno de los más extensos de Europa. Eso implica unos impuestos altísimos, pero la mayoría de los daneses prefiere seguir pagando antes que ver reducidas sus ayudas al estudio (750 euros mensuales), sus peajes gratuitos en las autopistas, su sanidad de elevadísima calidad, etc. Ahora bien, Dinamarca es también el país de Europa con mayor número de refugiados políticos, categoría que en los últimos veinte años ha servido para que entren cientos de miles de inmigrantes del Sahel y de los países musulmanes. Estos inmigrantes, por ley, gozan automáticamente de los mismos derechos que los daneses. El sistema no ha dado problemas hasta que han venido a coincidir dos factores: la crisis económica, que ha fragilizado el Estado del Bienestar, y la constatación de que una buena parte de la población musulmana no tiene la menor intención de integrarse. Y eso ha roto el idílico paraíso danés.
El problema es tan transparente, y la preocupación está tan extendida, que el partido gobernante, los socialdemócratas de Helle Thorning-Schmidt, se ha cuidado mucho de vituperar a la ex ministra Stojberg.
Unidad culturalEl único reproche desde las filas gubernamentales, manifestado por su portavoz de inmigración Jacob Bjerregaard, es que la señora Stojberg no diferencia con la suficiente claridad entre “los musulmanes que viven una vida tranquila, van a trabajar y cuidan de sus hijos, y los que tienen una idea conservadora de su vida en una sociedad moderna”.
¿Una “idea conservadora”? La retórica socialdemócrata intenta trasplantar el problema a la disyuntiva conservadurismo/progresismo, pero el fondo de la cuestión va mucho más allá. Desde el año pasado está vigente en Copenhague el proyecto de un grupo islamista, Kaldet til Islam (“Llamada al islam”), muy arraigado entre la población mahometana de la capital, para transformar los barrios de mayoría islámica en zonas de aplicación de la sharia, la ley coránica, en sustitución de la ley danesa.
El proyecto Kaldet til Islam incluye la creación de una policía islámica (“policía de la virtud”, la llaman) para garantizar su cumplimiento. Y no son sólo proyectos políticos, porque las propuestas coincidieron significativamente con una escalada de violencia social y un aumento de las manifestaciones islamistas en las calles.
“Sólo cerrando las puertas a la inmigración musulmana podemos asegurar que Dinamarca recupere su unidad cultural y social”, asegura Martin Henriksen, líder del partido nacionalista conservador Dansk Folkepartei, tercera fuerza del país. Henriksen no haría ascos a una coalición con los liberales del Venstre –los de la ministra Stojberg–para defender la reducción de la inmigración musulmana a cero en el plazo de diez años, favoreciendo además la salida de los que no quieran o no sepan integrarse en la sociedad danesa. Por si acaso, el propio gobierno socialdemócrata ya ha endurecido su política de integración.
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