Unos 300 musulmanes celebraron en O Berbés el final del Ramadán -El alcalde les invita a sentirse parte de la ciudad
Ajenos a las discrepancias políticas que vive estos días el mundo árabe por la fecha elegida para marcar el final del mes del Ramadán, la comunidad islámica de Vigo vivió ayer su gran fiesta del Eid al Fitr (fin del ayuno) en el pabellón deportivo de O Berbés. Trescientos musulmanes asentados en la ciudad procedentes de los más diversos países se dieron cita en las instalaciones municipales para celebrar juntos la segunda fiesta más importante del año, tras la del sacrificio del Cordero, que tendrá lugar dos meses y diez días después de la conmemorada ayer.
"No tenemos grupos, somos un grupo único de gente musulmana en el que tienen cabida todas las razas: marroquíes, españoles, africanos, argelinos...", explicó el presidente del Centro Cultural Islámico de Vigo, Hassan Elhariri, que subrayó la importancia "muy especial" del festejo.
La jornada comenzó con un rezo que los hombres y las mujeres realizan por separado mientras los niños juegan y corren por todas partes, disfrutando de un día en medio de la semana en el que no tuvieron que ir al colegio. Todos disfrutan de la fiesta vestidos con las mejores galas ya que, como indicó Elhariri, "nos ponemos la ropa tradicional para que cuando la gente nos vea sepa que hoy es un día importante".
De hecho, las puertas del recinto permanecieron abiertas para quien quisiese sumarse a una celebración en la que no faltaron la comida y los postres típicos de los diferentes países que conforman el mundo árabe. "La comida la organizamos nosotros pero hay mucha gente que trae sus propias cosas, sobre todo pasteles y dulces de todas las culturas y todos los países", señaló el presidente del Centro Islámico vigués. Confiesa que le encantaría que la celebración fuese más visible para el resto de la ciudadanía, para combatir los prejuicios sobre la comunidad islámica. "Abrimos la puerta a todo el mundo, nos gustaría que la gente nos viese en la calle porque lo que queremos es transmitir el mensaje de que somos una religión muy de paz y queremos compartir y convivir con todo el mundo, con respeto", aseveró.
Caballero, en su intervención en la fiesta del final del mes del Ramadán, en O Berbés. // Fotos: FdV
Hassan Elhariri vive en Vigo desde hace más de 13 años y regenta una carnicería musulmana en la calle Pino especializada en productos "halal" (de acuerdo con la sharia o ley islámica) y se muestra encantado con el apoyo recibido en la ciudad y, en concreto, por el alcalde, que ayer acudió a la fiesta. "Siempre nos apoya", aseguró.
De hecho, Abel Caballero, destacó durante su intervención en el festejo el carácter abierto de Vigo. "Soy el alcalde de una ciudad que se vanagloria de ser abierta y de tener una colectividad y una diversidad de la que nos enriquecemos cultural y socialmente", destacó ante los participantes aunque, recordó, muchos aún no entienden el idioma. El regidor, que fue recibido con aplausos y felicitado por el reciente éxito electoral, bromeó sobre el "resultado ajustado" y recordó el lema en el que basó su campaña. "Todos somos Vigo, lo quiero decir siempre porque hay otras ciudades más restrictivas mientras que aquí nos enriquecemos de la idiosincrasia de cada uno", dijo.
La celebración islámica también incluyó una entrega de premios para agradecer a los voluntarios el esfuerzo realizado en el comedor del Centro Cultural, donde se reparten 80 comidas diarias a personas sin recursos. "Hay gente que no tiene donde comer y a los que nos ayudan a preparar la comida y servirla les recompensamos el día de la fiesta con regalos", manifestó Elhariri, que precisó que se trata de "pequeños detalles" como prendas tradicionales o libros sagrados.
Elhariri, que lleva un año y medio al frente del Centro Cultural Islámico, indica que en la celebración también se "reparan" problemas. "Hablamos entre nosotros y cuando alguien tiene un enfado con otro se habla y se arregla", afirmó. La mediación es una de sus tareas principales al frente de la comunidad islámica de Vigo. "Como presidente hay que trabajar muchísimo y tener una paciencia muy grande porque todos tienen sus ideas y las de unos son contrarias a los de otros. Hay que dejar a todos contentos, lo que es muy difícil", admitió.
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