Nadal siempre deja los dátiles al lado de la silla de cambios Ángel Rivero
Final Roland Garros 2019 Ha cambiado las barras energéticas y los plátanos por ese fruto
Los dos finalistas tienen en su alimentación la clave del éxito. Rafa ha pasado de ingerir barritas energéticas a dátiles mientras que Dominic Thiem puso fin en 2014 a un sobrepeso de cuatro kilos. Se hizo competitivo y en los torneos no abandona su dieta de sushi. A Nadal se le empezó a practicar un afinamiento muscular esa misma campaña. El objetivo estaba claro: para alargar su carrera debía padecer menos lesiones y por ello el tren inferior no tenía que sufrir tantos.
Bajo de peso y empezó una dieta basada en arroz, verduras, pescado y mariscos. El balear, que tiene en las frenadas en dura el talón de Aquiles para sus articulaciones y en especial para sus rodillas, necesitaba descargar lastre y moverse con mayor rapidez En la actualidad, el secreto mejor guardado de Nadal está en la mochila que lleva a la pista. Allí nunca faltan los dátiles.
El campeón de 17 grandes siempre los lleva en el raquetero y los consume en los descansos. "Tienen un efecto inmediato en el cuerpo y no afecta al estómago. Por ejemplo, las barritas energéticas que tomaba a veces no gustan porque son de diferentes sabores y tienen el riesgo que te sienten mal. Eso no pasa con los dátiles", explica Ángel Ruiz Cotorro, médico de la Federación Española de Tenis desplazado a París y que también es el galeno personal del flamante finalista de París. El alimento en cuestión es una fuente de azúcares y proporcionan energía, además de tener minerales como el potasio, magnesio y vitaminas. Aportan las calorías que Rafa consume durante sus partidos.
"Le marcamos unas pautas de cuántos tiene que comer. La idea es que lo haga a partir de los 40 minutos de juego. A veces se despista y no lo hace y se lo tenemos que recordar desde el banquillo. Es muy importante recuperar fuerzas con el desgaste que hay. Sé que con la hidratación nunca fallará porque las botellas forman parte de su vida", continúa Cotorro. Cualquier detalle gana una final.
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