Egipto, 21-07-2008,EFE.-
La última película del actor egipcio Omar Sharif, 'Hasan y Murqos', ha causado un gran revuelo en Egipto, donde la cinta ha roto tabúes centenarios al tratar por primera vez las relaciones entre musulmanes y cristianos en el país del Nilo.
Los dos actores más famosos y queridos del mundo árabe -Sharif y el egipcio Adel Iman- protagonizan un filme que, tras ser estrenado en las pantallas egipcias, ha desencadenado un polémico debate entre los intelectuales sobre la convivencia entre musulmanes y coptos (cristianos de Oriente).
'Por primera vez en la historia de Egipto, la censura ha hecho la vista gorda en lo que se considera un tabú centenario: las relaciones entre los musulmanes y los cristianos', explicó a Efe el crítico de cine Islam Kamal.
La película, del director Mohamed Iman, da libertad total a los personajes -musulmanes y cristianos- para que expresen pública y abiertamente sus sentimientos reales hacia el otro, a diferencia de lo que ocurre en la realidad.
'¿De qué unidad nacional están hablando?', pregunta uno de los personajes, un clérigo copto, a su compañero de credo, en referencia a los musulmanes.
'¿Has oído hablar alguna vez de algún ministro o responsable cristiano (en Egipto)?', sigue el religioso cristiano, mientras se encamina con su compañero a una conferencia sobre la unidad nacional.
En la ficción, Sharif es un profesor cristiano (Morqus) y Adel Iman un clérigo musulmán (Mahmud) que se hacen pasar por fieles del credo contrario para evitar ser asesinados por extremistas de ambas religiones.
Durante el tiempo que permanecen escondidos, ambos se conocen por casualidad y se hacen amigos sin saber su verdadera religión, e incluso los hijos de ambos llegan a enamorarse.
Con este argumento, el guionista Yusef Maatai aprovecha para tratar en la película temas espinosos como las quejas de los cristianos que denuncian la discriminación que sufren y han sufrido por parte de los sucesivos gobiernos en Egipto, todos de mayoría musulmana.
Un ejemplo de ello es que en el Ejecutivo actual, con 31 carteras ministeriales, sólo hay dos ministros coptos - el de Finanzas, Yusef Butros Gali, y el de Medio Ambiente, George Elias Ghattas- a pesar de que los cristianos suponen un 10 por ciento de los 80 millones de egipcios.
En otro momento de la película, el clérigo copto se queja irónico de que para reparar el retrete de una iglesia haya que esperar 'años y años', en referencia a la necesidad de pedir permiso gubernamental para cualquier cambio en los templos cristianos.
Esa política data de los tiempos de Mohamad Alí (1805-1848) y se ha prorrogado hasta la actualidad, aunque el régimen del presidente egipcio, Hosni Mubarak, haya tratado de aliviar las restricciones.
Por su parte, los musulmanes tampoco se quedan callados en la cinta y rechazan las acusaciones coptas, ya que, según ellos, sus compatriotas cristianos son ricos, en comparación con la mayoría musulmana.
'¿Has visto alguna vez a un mendigo cristiano en la calle? Nosotros los musulmanes somos los oprimidos', afirma un religioso musulmán en la película.
Para el crítico cinematográfico Wael Lofti, el objetivo de la cinta es transmitir que 'los extremistas de ambas partes son quienes intentan torpedear los catorce siglos de coexistencia pacífica'.
Lofti dijo a Efe que la cinta pretende animar a todos los egipcios a frustrar esos intentos de los radicales.
A pesar de su mensaje pacificador, la película ha suscitado las críticas de algunos clérigos musulmanes, que se quejan de que no es apropiado que un religioso de su credo adopte el papel de uno cristiano.
Durante la década de los noventa, Egipto fue escenario de una oleada de violencia alentada por grupos islamistas como Gamaa al Islamiya y Yihad, que se saldó con la muerte de 1.300 personas, entre ellas decenas de coptos, sobre todo en las provincias del sur.
Recientemente se han sucedido enfrentamientos sectarios, el más grave de ellos el ocurrido el mes pasado en el monasterio de Abu Fana, en el Alto Egipto, en el que siete monjes resultaron heridos por un ataque de musulmanes.
Los enfrentamientos sectarios son vistos con preocupación por el Gobierno de El Cairo, que está desarrollando intensos esfuerzos para sustituir el odio, la desconfianza y la violencia por una cultura de coexistencia y tolerancia.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
La última película del actor egipcio Omar Sharif, 'Hasan y Murqos', ha causado un gran revuelo en Egipto, donde la cinta ha roto tabúes centenarios al tratar por primera vez las relaciones entre musulmanes y cristianos en el país del Nilo.
Los dos actores más famosos y queridos del mundo árabe -Sharif y el egipcio Adel Iman- protagonizan un filme que, tras ser estrenado en las pantallas egipcias, ha desencadenado un polémico debate entre los intelectuales sobre la convivencia entre musulmanes y coptos (cristianos de Oriente).
'Por primera vez en la historia de Egipto, la censura ha hecho la vista gorda en lo que se considera un tabú centenario: las relaciones entre los musulmanes y los cristianos', explicó a Efe el crítico de cine Islam Kamal.
La película, del director Mohamed Iman, da libertad total a los personajes -musulmanes y cristianos- para que expresen pública y abiertamente sus sentimientos reales hacia el otro, a diferencia de lo que ocurre en la realidad.
'¿De qué unidad nacional están hablando?', pregunta uno de los personajes, un clérigo copto, a su compañero de credo, en referencia a los musulmanes.
'¿Has oído hablar alguna vez de algún ministro o responsable cristiano (en Egipto)?', sigue el religioso cristiano, mientras se encamina con su compañero a una conferencia sobre la unidad nacional.
En la ficción, Sharif es un profesor cristiano (Morqus) y Adel Iman un clérigo musulmán (Mahmud) que se hacen pasar por fieles del credo contrario para evitar ser asesinados por extremistas de ambas religiones.
Durante el tiempo que permanecen escondidos, ambos se conocen por casualidad y se hacen amigos sin saber su verdadera religión, e incluso los hijos de ambos llegan a enamorarse.
Con este argumento, el guionista Yusef Maatai aprovecha para tratar en la película temas espinosos como las quejas de los cristianos que denuncian la discriminación que sufren y han sufrido por parte de los sucesivos gobiernos en Egipto, todos de mayoría musulmana.
Un ejemplo de ello es que en el Ejecutivo actual, con 31 carteras ministeriales, sólo hay dos ministros coptos - el de Finanzas, Yusef Butros Gali, y el de Medio Ambiente, George Elias Ghattas- a pesar de que los cristianos suponen un 10 por ciento de los 80 millones de egipcios.
En otro momento de la película, el clérigo copto se queja irónico de que para reparar el retrete de una iglesia haya que esperar 'años y años', en referencia a la necesidad de pedir permiso gubernamental para cualquier cambio en los templos cristianos.
Esa política data de los tiempos de Mohamad Alí (1805-1848) y se ha prorrogado hasta la actualidad, aunque el régimen del presidente egipcio, Hosni Mubarak, haya tratado de aliviar las restricciones.
Por su parte, los musulmanes tampoco se quedan callados en la cinta y rechazan las acusaciones coptas, ya que, según ellos, sus compatriotas cristianos son ricos, en comparación con la mayoría musulmana.
'¿Has visto alguna vez a un mendigo cristiano en la calle? Nosotros los musulmanes somos los oprimidos', afirma un religioso musulmán en la película.
Para el crítico cinematográfico Wael Lofti, el objetivo de la cinta es transmitir que 'los extremistas de ambas partes son quienes intentan torpedear los catorce siglos de coexistencia pacífica'.
Lofti dijo a Efe que la cinta pretende animar a todos los egipcios a frustrar esos intentos de los radicales.
A pesar de su mensaje pacificador, la película ha suscitado las críticas de algunos clérigos musulmanes, que se quejan de que no es apropiado que un religioso de su credo adopte el papel de uno cristiano.
Durante la década de los noventa, Egipto fue escenario de una oleada de violencia alentada por grupos islamistas como Gamaa al Islamiya y Yihad, que se saldó con la muerte de 1.300 personas, entre ellas decenas de coptos, sobre todo en las provincias del sur.
Recientemente se han sucedido enfrentamientos sectarios, el más grave de ellos el ocurrido el mes pasado en el monasterio de Abu Fana, en el Alto Egipto, en el que siete monjes resultaron heridos por un ataque de musulmanes.
Los enfrentamientos sectarios son vistos con preocupación por el Gobierno de El Cairo, que está desarrollando intensos esfuerzos para sustituir el odio, la desconfianza y la violencia por una cultura de coexistencia y tolerancia.
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