Dos tercios de los alumnos rechazan trabajar junto a marroquíes y gitanos
Barcelona, 2008-07-18,El País, ANTÍA CASTEDO / ANAÍS BERDIÉ
Un jarro de agua fría en pleno debate sobre la integración en las aulas. Los alumnos españoles son poco tolerantes con los extranjeros, sobre todo si tienen que arrimar el hombro juntos en la escuela. La mayor discriminación la sufren los marroquíes y los gitanos. Casi dos tercios de los estudiantes españoles de secundaria no verían bien compartir tareas con ellos, según un estudio del Observatorio Estatal de Convivencia Escolar, organismo del Ministerio de Educación.
La encuesta se ha realizado entre 23.100 estudiantes de educación secundaria y más de 6.000 profesores en 300 centros, públicos y privados, de todas las comunidades autónomas excepto Cataluña. Se busca determinar la calidad de la convivencia en las escuelas y los obstáculos que se presentan para lograrla.
La disposición de los jóvenes para compartir tareas con alumnos extranjeros mejora un poco hacia los alumnos latinoamericanos o los procedentes del África negra, aunque sigue siendo negativa. Casi la mitad de los adolescentes españoles (un 46%) están nada o poco dispuestos a trabajar con un latinoamericano. Y más de la mitad rechazaría a un judío como compañero de pupitre. Los mejor aceptados son los europeos occidentales y los estadounidenses.
Los colectivos de estudiantes gitanos, judíos y marroquíes están “bajo un riesgo muy importante de sufrir intolerancia”, en opinión de María José Díaz – Aguado, directora del estudio y catedrática de Psicología de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Es un hecho grave porque, según la experta, con respecto a estas minorías “no ha habido una mejora en los últimos años”.
Estos resultados “no hacen más que corroborar la reproducción de discursos racistas de los adultos hacia grupos muy estigmatizados por la sociedad”. Así opinan Silvia Carrasco y Maribel Ponferrada, del grupo de investigación Emigra, de la Universidad Autónoma de Barcelona. Según los datos de un estudio sobre convivencia y conflicto que realizaron en los centros de secundaria catalanes, los alumnos extranjeros “sufren un número mayor de situaciones de intimidaciones y de agresiones verbales y físicas” que los demás.
La esencia de este rechazo, en opinión de Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca, son los prejuicios y el choque entre diferentes modos de vida. “La escuela es un pequeño microcosmos que responde a la sociedad de alrededor”, opina, y concluye que, precisamente por eso, es el mejor lugar para aprender a convivir. Los datos que refleja este pulso a la opinión de los propios alumnos no es lo que preocupa a este experto en educación intercultural, sino “si los centros tienen o no proyectos” para ayudar a mejorar estos problemas.
Esta disposición negativa para trabajar con determinados extranjeros en las aulas no se traduce, sin embargo, en que los adolescentes abracen actitudes violentas hacia las minorías. Más del 90% de los estudiantes de secundaria no apoya a los grupos que promueven la xenofobia o la violencia contra marroquíes, gitanos y judíos, aunque sigue habiendo un 8% que declara abiertamente su simpatía por ellos. El racismo explícito puede llevar a que estos estudiantes sean captados por colectivos xenófobos y violentos. Algo que es preocupante, porque “racismo y rechazo a la democracia van unidos”, señala Díaz – Aguado.
En opinión del catedrático Fernández Enguita, se está viviendo un momento de “resaca” ante la inmigración, “alentado por el debate político y la crisis económica”, pero que no considera especialmente alarmante. Lo que le inquieta es que los colegios suelen ser “disciplinados en lo formal”, esto es, políticamente correctos a la hora de hablar de tolerancia y respeto, pero que el simple discurso “no garantiza, en absoluto, que la escuela preste esa ayuda”.
La solución, según el experto, empezaría con la elaboración de proyectos concretos que enseñen a los jóvenes a afrontar los problemas de convivencia. Mientras que casi el 90% de los profesores que contestaron la encuesta del Ministerio de Educación piensa que en sus centros se trabaja para promover una buena acogida de los alumnos extranjeros, sólo el 64% de los alumnos está de acuerdo.
Existe la misma mayoría de maestros (un 70%) que creen que en la escuela se habla de racismo y del daño que provoca, como estudiantes que no lo perciben en absoluto. Además, uno de cada cuatro piensa que la tolerancia y el respeto a las culturas no se incluye dentro de su formación contra la violencia.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Barcelona, 2008-07-18,El País, ANTÍA CASTEDO / ANAÍS BERDIÉ
Un jarro de agua fría en pleno debate sobre la integración en las aulas. Los alumnos españoles son poco tolerantes con los extranjeros, sobre todo si tienen que arrimar el hombro juntos en la escuela. La mayor discriminación la sufren los marroquíes y los gitanos. Casi dos tercios de los estudiantes españoles de secundaria no verían bien compartir tareas con ellos, según un estudio del Observatorio Estatal de Convivencia Escolar, organismo del Ministerio de Educación.
La encuesta se ha realizado entre 23.100 estudiantes de educación secundaria y más de 6.000 profesores en 300 centros, públicos y privados, de todas las comunidades autónomas excepto Cataluña. Se busca determinar la calidad de la convivencia en las escuelas y los obstáculos que se presentan para lograrla.
La disposición de los jóvenes para compartir tareas con alumnos extranjeros mejora un poco hacia los alumnos latinoamericanos o los procedentes del África negra, aunque sigue siendo negativa. Casi la mitad de los adolescentes españoles (un 46%) están nada o poco dispuestos a trabajar con un latinoamericano. Y más de la mitad rechazaría a un judío como compañero de pupitre. Los mejor aceptados son los europeos occidentales y los estadounidenses.
Los colectivos de estudiantes gitanos, judíos y marroquíes están “bajo un riesgo muy importante de sufrir intolerancia”, en opinión de María José Díaz – Aguado, directora del estudio y catedrática de Psicología de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Es un hecho grave porque, según la experta, con respecto a estas minorías “no ha habido una mejora en los últimos años”.
Estos resultados “no hacen más que corroborar la reproducción de discursos racistas de los adultos hacia grupos muy estigmatizados por la sociedad”. Así opinan Silvia Carrasco y Maribel Ponferrada, del grupo de investigación Emigra, de la Universidad Autónoma de Barcelona. Según los datos de un estudio sobre convivencia y conflicto que realizaron en los centros de secundaria catalanes, los alumnos extranjeros “sufren un número mayor de situaciones de intimidaciones y de agresiones verbales y físicas” que los demás.
La esencia de este rechazo, en opinión de Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca, son los prejuicios y el choque entre diferentes modos de vida. “La escuela es un pequeño microcosmos que responde a la sociedad de alrededor”, opina, y concluye que, precisamente por eso, es el mejor lugar para aprender a convivir. Los datos que refleja este pulso a la opinión de los propios alumnos no es lo que preocupa a este experto en educación intercultural, sino “si los centros tienen o no proyectos” para ayudar a mejorar estos problemas.
Esta disposición negativa para trabajar con determinados extranjeros en las aulas no se traduce, sin embargo, en que los adolescentes abracen actitudes violentas hacia las minorías. Más del 90% de los estudiantes de secundaria no apoya a los grupos que promueven la xenofobia o la violencia contra marroquíes, gitanos y judíos, aunque sigue habiendo un 8% que declara abiertamente su simpatía por ellos. El racismo explícito puede llevar a que estos estudiantes sean captados por colectivos xenófobos y violentos. Algo que es preocupante, porque “racismo y rechazo a la democracia van unidos”, señala Díaz – Aguado.
En opinión del catedrático Fernández Enguita, se está viviendo un momento de “resaca” ante la inmigración, “alentado por el debate político y la crisis económica”, pero que no considera especialmente alarmante. Lo que le inquieta es que los colegios suelen ser “disciplinados en lo formal”, esto es, políticamente correctos a la hora de hablar de tolerancia y respeto, pero que el simple discurso “no garantiza, en absoluto, que la escuela preste esa ayuda”.
La solución, según el experto, empezaría con la elaboración de proyectos concretos que enseñen a los jóvenes a afrontar los problemas de convivencia. Mientras que casi el 90% de los profesores que contestaron la encuesta del Ministerio de Educación piensa que en sus centros se trabaja para promover una buena acogida de los alumnos extranjeros, sólo el 64% de los alumnos está de acuerdo.
Existe la misma mayoría de maestros (un 70%) que creen que en la escuela se habla de racismo y del daño que provoca, como estudiantes que no lo perciben en absoluto. Además, uno de cada cuatro piensa que la tolerancia y el respeto a las culturas no se incluye dentro de su formación contra la violencia.
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