Berlín,10/04/2013,dw.de
El historiador de Münster Thomas Großbölting ha investigado el desarrollo de la religión desde 1945 en Alemania. Su conclusión: “Ya no existe la Alemania cristiana”.
Una veleta doblada se recorta sobre un fondo de cielo nublado. Esa es la portada del libro que acaba de ser publicado por la Editorial Vandenhoeck & Ruprecht en Göttinger. Allí se plasman los resultados de los esfuerzos que realizó Thomas Großbölting, profesor de Historia Moderna en la Facultad de Historia de la Universidad de Münster, por comprender y explicar la religiosidad en Alemania, desde 1945 a la actualidad.
Para el investigador hay una forma sobria de decirlo: “Los políticos deben poner atención a la nueva diversidad religiosa”. También las iglesias deben tomar nota y llevar a hombres y mujeres el mensaje cristiano de una forma más acorde a los tiempos que corren. De lo contrario, corren el riesgo de seguir perdiendo fieles.
Distintos sistemas de interpretación
La pérdida de fieles en las iglesias cristianas alemanas es dramática: mientras en la década de los 50 casi un 95 por ciento de los alemanes pertenecía a alguna de las dos iglesias (católica o protestante), en la actualidad esa cifra llega a los dos tercios. Y sigue disminuyendo.
Otras comunidades religiosas, en cambio, muestran números que crecen, especialmente el Islam. Y los que más rápido ven incrementarse sus números en Alemania son los no confesionales, a los que no hay que confundir con los no creyentes. “Ahora hay una oferta, por así decirlo, más amplia de sistemas de significado e interpretación”, dice Großbölting, “y gracias a los medios de comunicación la gente se entera de ello”.
¿Qué es lo que buscan las personas exactamente? ¿Desarrollamos nuestra necesidad de trascendencia en un “supermercado” religioso, como en Estados Unidos? No, dice el experto. Los protestantes o católicos renegados a menudo no encuentran alternativas organizadas y terminan derivando en la irreligiosidad. “Ahí está el reto para las iglesias cristinas”, dice Großbölting, “es decir, hacer que su propia oferta religiosa sea algo más actual”.
Una relación Estado-Iglesia demasiado estrecha
El experto de Münster también ha detectado que en Alemania hay cada vez más conflictos político-religiosos, como la discusión sobre el rechazo de una mujer violada en dos hospitales católicos de Colonia, el derecho a huelga de los empleados de las iglesias, el debate sobre la circuncisión o la distribución del Corán por parte de los salafistas. “Las iglesias y la política tienden a subestimar la necesidad de actuar”, advierte Großbölting. “Las iglesias adoptan medidas y hacen modificaciones solamente cuando deben reaccionar a los problemas”, complementa.
También piensa que, a pesar de su creciente pluralidad religiosa, en Alemania se está lejos de tratar a todas las religiones por igual. Por ahora, los musulmanes, a pesar de su creciente número, tienen poca influencia política, recalca el autor del libro. La razón: la Iglesia y el Estado siguen estrechamente unidos. “Muchas cosas se han conservado: el impuesto eclesiástico, las clases de religión en las escuelas públicas o el puesto de la Iglesia en los organismos de radiodifusión”. Alemania tiene una ley eclesiástica, pero en realidad necesita una ley religiosa, de forma tal de regular las relaciones entre el Estado y las religiones en general.
Igualdad de derechos para todos
“Solo si el Estado adopta la misma distancia de todas las religiones”, dice Großbölting, “puede pedir a todos que cumplan la ley por igual”. Por eso el escritor hace un llamado a la comunidad musulmana, que hasta ahora no tiene ninguna afiliación formal: deben cambiar su forma de organizarse, de manera tal de acomodarse jurídica y políticamente a la sociedad alemana. Como un paso importante en la dirección correcta, el historiador de Münster ve la enseñanza del Islam en las escuelas públicas. E incluso añadir al calendario de festivos las celebraciones musulmanas no le parece algo extravagante a Großbölting.
Autor: Stefan Dege / DZ. Editora: Emilia Rojas-Sasse
El historiador de Münster Thomas Großbölting ha investigado el desarrollo de la religión desde 1945 en Alemania. Su conclusión: “Ya no existe la Alemania cristiana”.
Una veleta doblada se recorta sobre un fondo de cielo nublado. Esa es la portada del libro que acaba de ser publicado por la Editorial Vandenhoeck & Ruprecht en Göttinger. Allí se plasman los resultados de los esfuerzos que realizó Thomas Großbölting, profesor de Historia Moderna en la Facultad de Historia de la Universidad de Münster, por comprender y explicar la religiosidad en Alemania, desde 1945 a la actualidad.
Para el investigador hay una forma sobria de decirlo: “Los políticos deben poner atención a la nueva diversidad religiosa”. También las iglesias deben tomar nota y llevar a hombres y mujeres el mensaje cristiano de una forma más acorde a los tiempos que corren. De lo contrario, corren el riesgo de seguir perdiendo fieles.
Distintos sistemas de interpretación
La pérdida de fieles en las iglesias cristianas alemanas es dramática: mientras en la década de los 50 casi un 95 por ciento de los alemanes pertenecía a alguna de las dos iglesias (católica o protestante), en la actualidad esa cifra llega a los dos tercios. Y sigue disminuyendo.
Otras comunidades religiosas, en cambio, muestran números que crecen, especialmente el Islam. Y los que más rápido ven incrementarse sus números en Alemania son los no confesionales, a los que no hay que confundir con los no creyentes. “Ahora hay una oferta, por así decirlo, más amplia de sistemas de significado e interpretación”, dice Großbölting, “y gracias a los medios de comunicación la gente se entera de ello”.
¿Qué es lo que buscan las personas exactamente? ¿Desarrollamos nuestra necesidad de trascendencia en un “supermercado” religioso, como en Estados Unidos? No, dice el experto. Los protestantes o católicos renegados a menudo no encuentran alternativas organizadas y terminan derivando en la irreligiosidad. “Ahí está el reto para las iglesias cristinas”, dice Großbölting, “es decir, hacer que su propia oferta religiosa sea algo más actual”.
Una relación Estado-Iglesia demasiado estrecha
El experto de Münster también ha detectado que en Alemania hay cada vez más conflictos político-religiosos, como la discusión sobre el rechazo de una mujer violada en dos hospitales católicos de Colonia, el derecho a huelga de los empleados de las iglesias, el debate sobre la circuncisión o la distribución del Corán por parte de los salafistas. “Las iglesias y la política tienden a subestimar la necesidad de actuar”, advierte Großbölting. “Las iglesias adoptan medidas y hacen modificaciones solamente cuando deben reaccionar a los problemas”, complementa.
También piensa que, a pesar de su creciente pluralidad religiosa, en Alemania se está lejos de tratar a todas las religiones por igual. Por ahora, los musulmanes, a pesar de su creciente número, tienen poca influencia política, recalca el autor del libro. La razón: la Iglesia y el Estado siguen estrechamente unidos. “Muchas cosas se han conservado: el impuesto eclesiástico, las clases de religión en las escuelas públicas o el puesto de la Iglesia en los organismos de radiodifusión”. Alemania tiene una ley eclesiástica, pero en realidad necesita una ley religiosa, de forma tal de regular las relaciones entre el Estado y las religiones en general.
Igualdad de derechos para todos
“Solo si el Estado adopta la misma distancia de todas las religiones”, dice Großbölting, “puede pedir a todos que cumplan la ley por igual”. Por eso el escritor hace un llamado a la comunidad musulmana, que hasta ahora no tiene ninguna afiliación formal: deben cambiar su forma de organizarse, de manera tal de acomodarse jurídica y políticamente a la sociedad alemana. Como un paso importante en la dirección correcta, el historiador de Münster ve la enseñanza del Islam en las escuelas públicas. E incluso añadir al calendario de festivos las celebraciones musulmanas no le parece algo extravagante a Großbölting.
Autor: Stefan Dege / DZ. Editora: Emilia Rojas-Sasse
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