BASAURI,24.01.13,elcorreo.com,LEIRE PÉREZ
El colectivo musulmán inicia una ronda de contactos con la asociación del barrio tras detectar indicios de rechazo al centro
El colectivo musulmán que impulsa la apertura de la primera mezquita de Basauri no está por la labor de que su esfuerzo por disfrutar de un templo para rezar se vaya por la borda. Por eso, ante las primeras voces en contra del centro religioso detectadas por sus miembros y, aunque admitan las «criticas porque estamos en un país democrático», se han puesto manos a la obra para aplacar cualquier conato de enfrentamiento con los vecinos. Ayer anunciaron el inicio de una ronda de contactos con la asociación ciudadana de Pozokoetxe para limar asperezas.
Después de que el cambio de norma para instalar el centro en el casco urbano fracasase en el pleno de noviembre al toparse los responsables municipales con el rechazo de Bildu y la abstención del PP y PSE, la Federación Islámica del País Vasco tiene desde ayer vía libre para abrir cuando quiera tras publicarse en El Boletín Oficial de Bizkaia el «levantamiento de la suspensión de licencias para equipamientos religiosos». Sin embargo, y aunque no necesitan un permiso municipal, apuestan por ser conciliadores. Presumen de no tener nada que ocultar. Y lo más importante, no quieren problemas «ni con los vecinos ni con el Ayuntamiento».
Están dispuestos a llevar la voz cantante y resolver las «dudas» que se les pueda plantear en torno al centro de oración. «Nos sentaremos con ellos porque no tenemos ningún problema», explicó Mohamed Kasmi, portavoz de la entidad islámica y promotor de la mezquita.
El objetivo del colectivo es «que haya una buena relación». Limar asperezas de cara a la puesta en marcha del centro de culto, que tendrá capacidad para una treintena de personas, si bien los devotos del Islam en la localidad superan el centenar. Y su responsable remarcó que no está previsto otro de tipo de actividades que puedan atraer a más gentes como, por ejemplo, clases de árabe u otras iniciativas culturales.
Desde el colectivo vecinal, su portavoz, Pedro Pérez de Mendiola, vio ayer con buenos ojos la reunión y reiteró su apoyo a la iniciativa porque «únicamente irán los viernes y durante el Ramadán y, además, el local está insonorizado porque era un gimnasio». No cree que generen «problemas» en el barrio y aconsejó al colectivo que intensifique sus contactos con los vecinos de los edificios que se sitúan encima de la lonja, «que son los que están más inquietos».
Cita al Ayuntamiento
Kasmi también solicitará una reunión con el Ayuntamiento, a pesar de que la relación en un primer momento no ha sido tan satisfactoria como hubiesen deseado. Tras pedir información el pasado 5 de julio para instalar un equipamiento de tipo cultural-religioso se encontraron con que, semanas después -el 27 de julio-, el equipo de gobierno iniciaba una modificación de las normas subsidiarias para evitar la ubicación de oratorios en edificios residenciales. El alcalde, Andoni Busquet, aseguró entonces que pretendían con la medida «salvaguardar el interés general de la comunidad y promover la convivencia social».
El colectivo musulmán inicia una ronda de contactos con la asociación del barrio tras detectar indicios de rechazo al centro
El colectivo musulmán que impulsa la apertura de la primera mezquita de Basauri no está por la labor de que su esfuerzo por disfrutar de un templo para rezar se vaya por la borda. Por eso, ante las primeras voces en contra del centro religioso detectadas por sus miembros y, aunque admitan las «criticas porque estamos en un país democrático», se han puesto manos a la obra para aplacar cualquier conato de enfrentamiento con los vecinos. Ayer anunciaron el inicio de una ronda de contactos con la asociación ciudadana de Pozokoetxe para limar asperezas.
Después de que el cambio de norma para instalar el centro en el casco urbano fracasase en el pleno de noviembre al toparse los responsables municipales con el rechazo de Bildu y la abstención del PP y PSE, la Federación Islámica del País Vasco tiene desde ayer vía libre para abrir cuando quiera tras publicarse en El Boletín Oficial de Bizkaia el «levantamiento de la suspensión de licencias para equipamientos religiosos». Sin embargo, y aunque no necesitan un permiso municipal, apuestan por ser conciliadores. Presumen de no tener nada que ocultar. Y lo más importante, no quieren problemas «ni con los vecinos ni con el Ayuntamiento».
Están dispuestos a llevar la voz cantante y resolver las «dudas» que se les pueda plantear en torno al centro de oración. «Nos sentaremos con ellos porque no tenemos ningún problema», explicó Mohamed Kasmi, portavoz de la entidad islámica y promotor de la mezquita.
El objetivo del colectivo es «que haya una buena relación». Limar asperezas de cara a la puesta en marcha del centro de culto, que tendrá capacidad para una treintena de personas, si bien los devotos del Islam en la localidad superan el centenar. Y su responsable remarcó que no está previsto otro de tipo de actividades que puedan atraer a más gentes como, por ejemplo, clases de árabe u otras iniciativas culturales.
Desde el colectivo vecinal, su portavoz, Pedro Pérez de Mendiola, vio ayer con buenos ojos la reunión y reiteró su apoyo a la iniciativa porque «únicamente irán los viernes y durante el Ramadán y, además, el local está insonorizado porque era un gimnasio». No cree que generen «problemas» en el barrio y aconsejó al colectivo que intensifique sus contactos con los vecinos de los edificios que se sitúan encima de la lonja, «que son los que están más inquietos».
Cita al Ayuntamiento
Kasmi también solicitará una reunión con el Ayuntamiento, a pesar de que la relación en un primer momento no ha sido tan satisfactoria como hubiesen deseado. Tras pedir información el pasado 5 de julio para instalar un equipamiento de tipo cultural-religioso se encontraron con que, semanas después -el 27 de julio-, el equipo de gobierno iniciaba una modificación de las normas subsidiarias para evitar la ubicación de oratorios en edificios residenciales. El alcalde, Andoni Busquet, aseguró entonces que pretendían con la medida «salvaguardar el interés general de la comunidad y promover la convivencia social».
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