Foto :Imagen de fieles musulmanes rezando en la mezquita de Badajoz, en la calle Gurugú. :: HOY
La comunidad musulmana espera desde hace más de diez años contar con un lugar donde enterrar a sus muertos
Adel Mohamed Naijar, imán de la mezquita de Badajoz, guarda en una carpeta toda la documentación que ha generado en estos diez años la petición de un cementerio musulmán en la ciudad. Solicitudes oficiales, recortes de periódicos, legislación... Pero, de momento, todo queda en eso, en un archivador lleno de requerimientos y noticias de prensa donde se recuerda una y otra vez la necesidad de que la comunidad que acoge a más de dos mil personas en Badajoz y 17.000 toda Extremadura tenga un lugar donde enterrar a sus muertos según su religión. El Ayuntamiento de Badajoz nunca se ha negado expresamente a ceder un terreno o parte del cementerio municipal para tal fin.
Se ha excusado, según el imán, en una normativa sanitaria que impide el enterramiento en tierra (como marca la tradición musulmana), aunque según explica Adel Mohamed Naijar se puede habilitar el terreno y efectuar los tratamientos sanitarios necesarios que lo permitan, como se hace en el resto de cementerios musulmanes de España. Pero el tiempo pasa, hasta una década concretamente, y representante de la comunidad islámica en la ciudad, con cierta resignación, empieza a asumir que quizá es el momento de barajar otro emplazamiento distinto. «Como representante de la comunidad a nivel regional, acepto cualquier punto de Extremadura, pero como vecino de Badajoz e imán de la mezquita de esta ciudad me gustaría que sea aquí.
Por su pasado y su importancia actual esta ciudad debería liderar las políticas y los gestos de integración cultural». Para el imán, además de una necesidad necesaria porque ya hay musulmanes en Badajoz de segunda y tercera generación, se trata también de una cuestión simbólica, que ayudaría a entender y explicar mejor la integración y la pluralidad en la ciudad. Ante más de diez años de silencio municipal ha decidido llamar a otra puerta y hace dos meses sondeó al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, exponiéndole el problema. Cuenta que Vara fue bastante receptivo y mostró interés en dotar a la comunidad de una necrópolis en Extremadura. «Yo tengo muchas esperanzas puestas en él porque vi buena predisposición a ayudarnos».
El futuro dirá, por tanto, se esas esperanzas de las que habla el imán se cumplen. El derecho de la comunidades musulmanas a contar con cementerio está amparado por el acuerdo con rango de Ley firmado entre la Comisión Islámica de España y el Estado en 1992. Hasta que Extremadura tenga uno, los familiares de los fallecidos tienen dos opciones: trasladarlo a su país o a un cementerio musulmán de España. La primera opción supone un desembolso económico considerable, ya que sólo trasladar un cadáver a Marruecos, que es país más cercano supera los 4.000 euros, aunque normalmente se organizan colectas en las comunidades para colaborar con los gastos. En los últimos años, según cuenta el imán, han ayudado a familias de Irak, Senegal, Palestina o Marruecos.
La segunda opción, la de acudir a los cementerios musulmanes de otras ciudades españolas, tampoco es una tarea fácil ya que muchos ayuntamientos niegan el enterramientos de musulmanes que no están empadronados en sus municipios. Eso ocurre, por ejemplo, en Granada, Murcia o Sevilla. Hasta ahora, el único que no pone ningún tipo de trabas es el de Griñón, en Madrid. En esta localidad hay un pequeño terreno donado en su día por una vecina hispanomarroquí al gobierno español para enterrar a los soldados marroquíes de la Guardia Mora que caían en acto de servicio durante la Guerra Civil.
Un solar para una nueva mezquita y centro cultural
Además del cementerio, otro de los proyectos del imán es levantar un centro cultural que sirva de mezquita. La actual, en la calle Gurugú, se queda pequeña y apenas hay sitio para la oración o para las clases de español y árabe. El imán se reunió con el alcalde de la ciudad hace dos años y le solicitó que le cediera un solar municipal. Según explica Adel Mohamed Naijar, Celdrán se mostró «encantado con la opción de colaborar». El objetivo del imán es convertir el centro en un punto de encuentro multicultural. «Se beneficiarían todos los vecinos, porque se ipartirían clases o conferencias». La mezquita actual colaboran activamente con todas las actividades que se organizan en el barrio.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
La comunidad musulmana espera desde hace más de diez años contar con un lugar donde enterrar a sus muertos
Adel Mohamed Naijar, imán de la mezquita de Badajoz, guarda en una carpeta toda la documentación que ha generado en estos diez años la petición de un cementerio musulmán en la ciudad. Solicitudes oficiales, recortes de periódicos, legislación... Pero, de momento, todo queda en eso, en un archivador lleno de requerimientos y noticias de prensa donde se recuerda una y otra vez la necesidad de que la comunidad que acoge a más de dos mil personas en Badajoz y 17.000 toda Extremadura tenga un lugar donde enterrar a sus muertos según su religión. El Ayuntamiento de Badajoz nunca se ha negado expresamente a ceder un terreno o parte del cementerio municipal para tal fin.
Se ha excusado, según el imán, en una normativa sanitaria que impide el enterramiento en tierra (como marca la tradición musulmana), aunque según explica Adel Mohamed Naijar se puede habilitar el terreno y efectuar los tratamientos sanitarios necesarios que lo permitan, como se hace en el resto de cementerios musulmanes de España. Pero el tiempo pasa, hasta una década concretamente, y representante de la comunidad islámica en la ciudad, con cierta resignación, empieza a asumir que quizá es el momento de barajar otro emplazamiento distinto. «Como representante de la comunidad a nivel regional, acepto cualquier punto de Extremadura, pero como vecino de Badajoz e imán de la mezquita de esta ciudad me gustaría que sea aquí.
Por su pasado y su importancia actual esta ciudad debería liderar las políticas y los gestos de integración cultural». Para el imán, además de una necesidad necesaria porque ya hay musulmanes en Badajoz de segunda y tercera generación, se trata también de una cuestión simbólica, que ayudaría a entender y explicar mejor la integración y la pluralidad en la ciudad. Ante más de diez años de silencio municipal ha decidido llamar a otra puerta y hace dos meses sondeó al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, exponiéndole el problema. Cuenta que Vara fue bastante receptivo y mostró interés en dotar a la comunidad de una necrópolis en Extremadura. «Yo tengo muchas esperanzas puestas en él porque vi buena predisposición a ayudarnos».
El futuro dirá, por tanto, se esas esperanzas de las que habla el imán se cumplen. El derecho de la comunidades musulmanas a contar con cementerio está amparado por el acuerdo con rango de Ley firmado entre la Comisión Islámica de España y el Estado en 1992. Hasta que Extremadura tenga uno, los familiares de los fallecidos tienen dos opciones: trasladarlo a su país o a un cementerio musulmán de España. La primera opción supone un desembolso económico considerable, ya que sólo trasladar un cadáver a Marruecos, que es país más cercano supera los 4.000 euros, aunque normalmente se organizan colectas en las comunidades para colaborar con los gastos. En los últimos años, según cuenta el imán, han ayudado a familias de Irak, Senegal, Palestina o Marruecos.
La segunda opción, la de acudir a los cementerios musulmanes de otras ciudades españolas, tampoco es una tarea fácil ya que muchos ayuntamientos niegan el enterramientos de musulmanes que no están empadronados en sus municipios. Eso ocurre, por ejemplo, en Granada, Murcia o Sevilla. Hasta ahora, el único que no pone ningún tipo de trabas es el de Griñón, en Madrid. En esta localidad hay un pequeño terreno donado en su día por una vecina hispanomarroquí al gobierno español para enterrar a los soldados marroquíes de la Guardia Mora que caían en acto de servicio durante la Guerra Civil.
Un solar para una nueva mezquita y centro cultural
Además del cementerio, otro de los proyectos del imán es levantar un centro cultural que sirva de mezquita. La actual, en la calle Gurugú, se queda pequeña y apenas hay sitio para la oración o para las clases de español y árabe. El imán se reunió con el alcalde de la ciudad hace dos años y le solicitó que le cediera un solar municipal. Según explica Adel Mohamed Naijar, Celdrán se mostró «encantado con la opción de colaborar». El objetivo del imán es convertir el centro en un punto de encuentro multicultural. «Se beneficiarían todos los vecinos, porque se ipartirían clases o conferencias». La mezquita actual colaboran activamente con todas las actividades que se organizan en el barrio.
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