sábado, 19 de agosto de 2017

“Era imposible imaginar algo así”

Madrid,20 AGO 2017,elpais,com,JOSÉ MARCOS


Concentración de ciudadanos musulmanes en Barcelona en contra de los atentados de La Rambla y Cambrils. SANTI PALACIOS AP

La comunidad musulmana en España, con 1,9 millones de fieles, sorprendida por la juventud de los terroristas

Nadie los vio venir. Ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ni la comunidad musulmana en España. La juventud de los terroristas de Barcelona y Cambrils, una cuadrilla de amigos en apariencia integrados que pese a su temprana edad fueron capaces de organizarse en la célula autora del primer atentado yihadista en España desde el 11-M, ha dejado en shock a los casi dos millones de fieles que practican el Islam en el país. “Estamos impactados”, asiente Riay Tatary, presidente de la Comisión Islámica de España (CIE), órgano representativo de las comunidades religiosas islámicas ante la Administración. “[Los terroristas] han sido un instrumento, el alfiler que te pincha... Hay que profundizar, no quedarse en la superficie y averiguar quién está detrás”, añade Tatary, que también está al frente de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE). “Nuestros jóvenes son gente sana y que se sienten españoles”, concluye Sami El Mushtawi, portavoz del Centro Cultural Islámico de Madrid, el principal del país.

CATALUÑA ES LA REGIÓN CON MÁS MUSULMANES

España contaba con 1,9 millones de musulmanes en 2016, según los datos del Observatorio Andalusí y la Unión de Comunidades Islámicas de España. De ellos, 1.115.124 son de origen extranjero y 804.017 son musulmanes españoles.
Cataluña es la comunidad autónoma que concentra más musulmanes (515.482). La siguiente región con la población más numerosa es Andalucía, con 309.586 ciudadanos. A poca distancia se sitúa la Comunidad de Madrid (283.063). Las siguientes autonomías con mayor presencia de musulmanes son la Comunidad Valenciana, con 204.479 fieles, y Murcia, con 98.167. Cantabria y Asturias son las regiones con menos presencia, con una población de 5.013 y 7.820 personas respectivamente.
Barcelona es la provincia con más musulmanes (324.483). Después se sitúan las comunidades uniprovinciales de Madrid y Murcia, y a continuación Valencia (92.080).
753.425 musulmanes son nacionales de Marruecos. Pakistán, con 78.071, es el siguiente país de origen por importancia. De Senegal proceden 62.489, una cifra muy similar a la de Argelia.

La incredulidad y el temor a que el desarraigo de los descendientes de la primera generación de inmigrantes de países de mayoría musulmana alimente futuros ataques monopoliza desde el jueves la atención de un credo temeroso de su estigmatización. Y de que el Estado Islámico y otras organizaciones terroristas exploten los problemas de identidad acentuados en los jóvenes para engrosar sus filas. Tatary y El Mushtawi coinciden en que la integración “es real” en España. A diferencia de lo que ocurre en otros Estados de la UE como Francia, apuntan la docena de musulmanes consultados en la mezquita central de Madrid y la conocida como mezquita de la M-30, la de mayores dimensiones de España.

Los ataques terroristas en La Rambla de Barcelona y el paseo marítimo de Cambrils han sembrado no obstante la duda sobre esa integración que los referentes oficiales de los musulmanes de España ponen como ejemplo. Son la muestra de un caldo de cultivo que el jueves llevó la firma de unos adolescentes de Ripoll (Girona) incluido Moussa Oukabir, un menor de edad de 17 años, que no dieron muestra de su radicalización hasta el final. Que hasta entonces jugaban al fútbol como uno más. Y que incluso hablaban a la perfección catalán.

“Era imposible que alguien imaginara un escenario así, que gente tan joven llegase a atacar a la sociedad en la que viven. En anteriores casos lo que había eran chavales que eran captados y se iban a combatir a Siria en las filas del Estado Islámico. Ahora, por primera vez, no han hecho el viaje... Los atentados de Cataluña marcan un antes y un después”, explica Mohammed Azahaf, experto en gestión de la diversidad y prevención de extremismos. De padres de origen marroquí, Azahaf fundó en 2001 Sababia, la primera asociación de hijos de inmigrantes en España. Miembro del gabinete de crisis por los atentados del 11-M del Ayuntamiento de Madrid, plantea que la Administración debe reforzar la intervención psicosocial como medida de prevención ante las dudas sobre su identidad que pueda sufrir la denominada como segunda generación de musulmanes en España.

Los responsables de dicha comunidad comparten que los terroristas no eran devotos. “No eran religiosos”, incide El Mushtawi, que les tilda de “incultos” e “ignorantes”. De serlo habrían acudido a las mezquitas y, por extensión, habrían provocado la alarma. Atraído la atención de las fuerzas de seguridad. El problema fue que, en el caso de los yihadistas de Ripoll, el proceso de radicalización se habría llevado lejos de los canales bajo control de las autoridades. “El imán que les llevó a ese punto de extremismo sabía muy bien lo que hacía. Como captador, seguro que lo intentó con muchísimos jóvenes antes”, concluyen fuentes de la policía. La Policía Nacional ya desarticuló en Ceuta en 2016 una célula de captación y radicalización de menores que buscaba reclutar para el Daesh, acrónimo en árabe del Estado Islámico. Los atentados de Cataluña abren una nueva etapa en la lucha antiterrorista.

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