Reunión del colectivo musulmán en Álava para celebrar el fin del Ramadán en el 2010.Reunión del colectivo musulmán en Álava para celebrar el fin del Ramadán en el 2010. / EL CORREO
Varios musulmanes del centro, donde después aparecieron bolsas de basura, presentan una denuncia por un delito de odio religioso ante la Ertzaintza
Un encapuchado amenazó el pasado viernes a los fieles que cumplían con el último rezo del día en la mezquita Al-quds de Llodio. El individuo, vestido con apariencia «militar», se plantó en la puerta con una «actitud muy violenta» y lanzó insultos a los musulmames, al islam y a Alá. Horas después, en torno a la una de la madrugada, la puerta de la mezquita apareció con varias bolsas de basura. Varios fieles del centro religioso presentaron el miércoles una denuncia en la comisaría de la Ertzaintza por un «delito de odio religioso». Lo hicieron porque, según dicen, no se trata de un hecho «aislado» ni «en el País Vasco ni en Europa». De hecho, se trata del tercer ataque contra centros de culto musulmanes o de inmigrantes que se registra en Euskadi después de los atentados yihadistas de París del 13-N. «No podemos permitir que estos ataques salgan gratis. Hay gente con verdadero miedo», afirma Othman Alfredo Gómez Kortazar, uno de los fieles de la comunidad, en una conversación con EL CORREO.
El encapuchado apareció en el exterior de la mezquita en torno a las ocho de la tarde. En ese momento «tampoco había mucha gente» en el centro Al-quds (que significa Jerusalén) ya que muchos de los fieles se habían marchado. Othman asegura que «una familia» de musulmanes vio al individuo insultando a su religión. El hombre, además, empezó a retar a las personas que estaban dentro a que saliesen para «pelear con él». El suceso no fue a más. El encapuchado se marchó y los creyentes se fueron a sus casas. Sin embargo, en torno a la una de la madrugada aparecieron varias bolsas de basura en la puerta de la mezquita. «Otras personas de la comunidad musulmana» vieron los sacos con desperdicios y alertaron a una patrulla de la Ertzaintza que pasaba por allí. Según Othman -un vecino de la localidad alavesa, sociólogo, que se convirtió al islam hace más de una década-, lo hicieron porque no tenían seguridad de qué había dentro de la bolsas. Finalmente comprobaron que sólo había basura y las retiraron de allí. La Policía vasca abrió un atestado por este suceso.
Varios habituales de la mezquita se decidieron a interponer la denuncia porque, en su opinión, este ataque es consecuencia de una «campaña de fomento del odio» que están desarrollando determinados sectores políticos. Y advierten de los peligros que conlleva para la convivencia los discursos «llamando a la guerra» y la «estigmatización» a la que se somete a los musulmanes. De hecho, aseguran que hay «fieles y niños» que tienen «auténtico miedo» después de lo ocurrido con el encapuchado. «Somos una comunidad pequeña, pero hemos denunciado para sentirnos seguros. La gente tiene que saber que hay gente que nos protege, que vivimos en un entorno seguro y que estos ataques no van a salir gratis».
Dos casos más en Vitoria
Según la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, los delitos de odio se refieren a «todas aquellas infracciones penales y administrativas cometidas contra las personas o la propiedad por cuestiones de raza, etnia, religión o práctica religiosa, edad, discapacidad, orientación o identidad sexual, situación de pobreza y exclusión social o cualquier otro factor similar, como las diferencias ideológicas». Según el Ministerio del Interior, el año pasado se produjeron 1.285 incidentes de este tipo. Los más comunes son los de orientación sexual (casi un 40%) y los de tintes racistas (37%). Se denunciaron 63 ataques relacionados con las creencias o prácticas religiosas y más de la mitad (52%) se produjeron en Cataluña. Euskadi fue la cuarta comunidad con más denuncias por delitos de odio. Pueden ser penados hasta con dos años de prisión.
El ataque de Llodio se suma a otros registrados en Vitoria la pasada semana. En la puerta de entrada de la asociación de residentes afroamericanos hicieron varias pintadas insultantes. A los pocos días, en la mezquita de Ariznabarra, apareció una hoja con un mensaje amenazante que contenía faltas de ortografía.
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