sábado, 21 de noviembre de 2015

Un día en una mezquita en España: "El modelo de Islam no es cortar cabezas"

Madrid, 21 de noviembre del 2015, Europa Press


Mujeres y niños orando en la Mezquita de Tetuán, en Madrid.

“El modelo del Islam derramar sangre o traicionar", advierte en su sermón el Imam de la Mezquita de Tetuán, en Madrid.
La comunidad musulmana insiste en el rechazo a la violencia: "Cualquier persona que haga esto no entiende nada de la religión".

A las puertas de la Mezquita de Tetuán, Santiago espera a que Mohamed abra las puertas. Son las 10,00 horas y él y sus 14 alumnos del Grado de Historia han cambiado hoy el aula de la Universidad Autónoma por el lugar de culto de los musulmanes, coincidiendo con el primer viernes después de los atentados de París. “Teníamos concertada la visita desde hace tiempo, pero ahora después de los atentados con más razón queremos demostrar nuestro interés por la cultura araboislámica”, afirma este profesor que imparte la optativa 'Al Andalus y el mundo islámico’.

Santiago cuenta que esta semana las preguntas en las clases han girado en torno a ‘qué es el Daesh’, ‘cómo se financia’ y ‘cómo se ha podido llegar a esta situación’. Él les explica que aunque parece un fenómeno de hace unos años, en realidad estos terroristas toman sus ideas y justificación de la edad media. Y se refiere a ellos como terroristas, no como yihadistas porque, según precisa, la primera acepción de Yihad es “el esfuerzo por ser un buen musulmán, por el perfeccionamiento religioso”.

El presidente de la Comisión Islámica de España, Riay Tatary, insiste en que estos terroristas nada tienen que ver con el Islam ni con los musulmanes. “Saben comer el coco, saben provocar la ira, con vídeos, mostrando acciones contra los musulmanes”, apunta, pero inmediatamente aclara que los musulmanes “no son vengativos” y que ya pueden cometer atrocidades contra ellos que van a dejar la justicia en manos de Dios.

Así lo destaca el imam de la Mezquita de Tetuán, Gamal, de la Universidad de al-Azhar, Egipto, en el sermón de este viernes, el primero tras los atentados de París: “Ni vosotros tendréis que responder de nuestros delitos ni nosotros de lo que hagáis. Nuestro Señor nos reunirá y fallará entre nosotros, según la justicia”, proclama citando el Corán.

El sermón del viernes

Más de 2.000 musulmanes han asistido al sermón este viernes. La mayoría son hombres y se congregan en la primera planta de la Mezquita. Varios de ellos se apresuran a lavarse los pies en las zonas habilitadas o a desabrocharse los cordones en las escaleras para poder entrar. Mientras, las mujeres y algunos niños, forman dos filas en la segunda planta, desde donde pueden ver al imam y seguir el sermón. A las 14,45 horas comienza la llamada a la oración.

El coordinador de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), Mohamed Ajana, explica cómo en los países árabes, esta llamada a la oración se reproduce por unos altavoces para que llegue a todos los vecinos. Pero en España, solo se escucha dentro de la propia Mezquita.

El imam comienza directo con la condena a los atentados de Francia: “¿Acaso Dios permite una Religión que derrame sangre? Cualquier persona que haga esto no entiende nada de la religión. ¿De qué forma se intenta engañar a la gente?”. El imam insiste en una ‘aleya’ del Corán en la que Alá dice: “Quien mata a una persona es como si matara a toda la humanidad”.

Y continúa: “El modelo del Islam no es cortar cabezas, derramar sangre o traicionar, ese no es el Islam que ha traído el profeta”. Finalmente, lanza un mensaje a los musulmanes presentes y les pide que sean “ejemplo a seguir” y defiendan el verdadero Islam, el de la “paz” y la “misericordia”.

No a la guerra

Precisamente, en este sentido de paz, Riay Tatary, se pone serio. “Estamos totalmente, frontalmente, en contra de la guerra”, subraya, oponiéndose a quienes apoyan una intervención militar en Siria e Irak. Tatary, musulmán, sirio de origen y residente en España desde los 19 años piensa que “la guerra jamás dará resultado”. “En Raqqa, 300 civiles murieron el día después de los atentados de París”, recuerda, al tiempo que se muestra convencido y esperanzado de que solo se vencerá al Daesh 

“construyendo la paz”

No obstante, reconoce que es difícil y que la educación en este sentido es muy importante para que ningún joven caiga en las redes de estos terroristas y considera que la Mezquita es precisamente el mejor lugar donde la gente puede aprender los verdaderos valores del Islam pues, tal y como apunta Mohamed Ajana, “el Corán es el único libro que uno puede leer si sabe árabe pero que solo puede interpretar correctamente con la ayuda de un maestro”.

Por este motivo, empiezan a estudiarlo desde muy pequeños y a los 10 años muchos ya se lo saben de memoria. El reloj marca casi las 18,00 horas y decenas de niños se dan prisa arrastrando sus mochilas para llegar a su clase de Islam y árabe. Unos 275 niños y jóvenes de 5 a 17 años asisten cada viernes a este curso que se imparte en la propia mezquita bajo el título 'Educación islámica y convivencia', coordinado desde hace 15 años por Ana.

Alaa, de 5 años, sale de su aula y se acerca un poco nerviosa a la mesa de la profesora Souad, que cada viernes se coloca con su mesa delante de las clases para tomar la lección del Corán a los niños. Alaa comienza a recitarlo con un hilo muy fino de voz junto a la maestra. “Ella se sabe ya una página pero hay niños que a su edad han memorizado diez”, explica Souad.

Aprender a convivir

Mientras, en las aulas, las profesoras enseñan a los estudiantes “cómo convivir con los demás” y valores como “el respeto y la tolerancia”. “Intentamos que conozcan su religión desde pequeños, una base que les sirva a ellos como musulmanes y sobre todo, la tolerancia, el respeto a los demás, los buenos modales”, explican dos de las maestras, Shamira y Fátima.

Fátima explica que estos niños ya han nacido en España y pertenecen a la tercera generación de musulmanes. Son ante todo españoles pero también musulmanes y tanto sus familias como sus profesoras quieren que allá donde vayan sean “un ejemplo” y que nunca se les mezcle con hechos que no tienen que ver con el Islam como los atentados terroristas. “A nosotras nos llegan mensajes de apoyo por Facebook, no hay culpas, es mala información”, reconoce Fátima.

En cuanto al peligro de Internet como una de las vías de captación del Daesh, Fátima, que tiene dos hijas de 12 años apunta que ella prefiere educarlas a la antigua usanza y aún no les ha comprado móviles y les deja usar Internet solo para realizar sus trabajos escolares. La base, según añade una joven madre, Rashnia, es “una buena educación”.

Ignorancia de los terroristas

Sobre el porqué de la utilización del Islam por parte del Daesh para justificar su violencia, ambas profesoras encogen los hombros y dicen que quizá sea por “ignorancia”, que puede que estas personas ni siquiera hayan pisado un colegio árabe ni estudiado los valores del Islam, que significa 'paz'. Mientras los niños entonan una canción, mitad en árabe, mitad en español –”siembra en tu mente la serenidad, brotará en tu cuerpo la vitalidad, riega tu alma con fe y con bondad, cosecharás la felicidad”—, en el barrio de Tetuán los vecinos continúan con su rutina, muchos quizá sin saber lo que se desarrolla dentro de la Mezquita, a pesar de que los ciudadanos tienen las puertas abiertas, tal y como indica Tatary.

En cualquier caso, este fin de semana, al menos en catorce hogares no musulmanes, el Islam estará presente en las conversaciones familiares, al menos en las catorce casas de los alumnos universitarios que este viernes visitaron la Mezquita y que ante todo se quedan con un mensaje de “tolerancia”. “Después de los atentados hay algo en el aire, no rechazo, algo, pero tampoco entiendo por qué.

El Islam no es una religión de violencia. Los musulmanes son gente como tú y como yo”, asevera una de las estudiantes, Ana, que, como Lorenzo y el resto de sus compañeros pertenecen a la misma generación que tantos chicos y chicas musulmanes que se sorprenden cuando les preguntan por la integración. --“¿Pero qué integración?”—. Sus padres e incluso sus abuelos ya eran españoles.

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