Reuters / Jean-Bernard Sieber
Pese a los avances en la lucha contra el cáncer que durante los últimos años han permitido incrementar la expectativa y calidad de vida de muchos pacientes, la labor científica por encontrar una cura definitiva aún sigue siendo insuficiente. Sin embargo, un innovador tratamiento inmunológico que será desarrollado a lo largo de 2016 promete eficaces y esperanzadores resultados.
Mientras que los índices de muerte por enfermedades cardiacas y cerebrovasculares disminuyen, las posibilidades de sobrevivir al cáncer cada día son menores. La quimioterapia, la radioterapia y los procedimientos quirúrgicos, que la actualidad son los tratamientos más utilizados, siguen sin arrojar progresos alentadores en etapas avanzadas de la enfermedad, publica la corresponsal en temas de salud Natasha Loder en un artículo para 'The Economist'.
Muchas de las células cancerígenas expresan en su superficie proteínas de control específicas que le permiten adherirse a las células T del sistema inmune impidiendo que el cuerpo las reconozca y decida atacarlas. Sin embargo, la inmunoterapia aprovecha el propio sistema inmune del paciente estimulando la liberación de anticuerpos capaces de neutralizar e impedir que las células tumorales consigan 'engañar' al organismo.
En 2011 la compañía farmacéutica Bristol-Myers Squibb desarrolló Yervoy, el primer anticuerpo que permitía neutralizar las proteínas tumorales en pacientes con melanoma disminuyendo en más de un 30 por ciento la mortalidad. Posteriormente, en 2014, medicamentos como Keytruda y Opdivo demostraron una mayor efectividad. El 74 por ciento de los enfermos que recibieron el tratamiento continuaron con vida un año después.
De acuerdo con los investigadores, existen indicios de que la combinación de esta clase de medicamentos pueda resultar más efectiva que si se usan por separado ya que cada uno de ellos afecta una proteínas de control diferente. Por tanto, los estudios programados para 2016 estarán encaminados a descifrar cuál de estas combinaciones funciona mejor.
Esta nueva técnica que busca entender la variabilidad a nivel molecular del cáncer y su complejidad, podría convertirse en el pilar del tratamiento de muchas enfermedades oncológicas y abrir el camino para descifrar la mejor forma de combatirla.
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