Decenas de miles de musulmanes procedentes de todo el territorio senegalés se desplazaron el viernes a la nueva gran mezquita de Dakar para participar en la inauguración de este monumental edificio, símbolo de la gran influencia de la cofradía musulmana de los murides.
Los fieles expresaron devoción y orgullo por vivir un momento que consideran histórico al reunirse en un edificio presentado como la mezquita más grande de África Occidental, que pretende competir con las de los países árabes.
Malick Bar, un mecánico de 36 años, asistió al acto "para honrar a Dios y al profeta Serigne Touba (como se conoce a Ahmadou Bamba Mbacké, fundador del muridismo), cuya obra se ve hoy recompensada". Es un triunfo para los musulmanes", agregó.
Bar fue uno más en la masa de fieles formada por mujeres con vestidos colorados, hombres de blanco y niños que llenaron las calles del barrio popular de Colobane, donde se encuentra la mezquita Massalikul Jinaan ("Los caminos del paraíso"), donde participaron en su primera plegaria.
Después de que se abrieran sus puertas, se produjeron empujones, momentos de tensión con los policías encargados de la seguridad y una parte de los fieles no pudo encontrar un lugar para rezar en este edificio gigante, con capacidad para 30.000 personas.
La inauguración de la mezquita se produce tras días de efervescencia nacional, religiosa e identitaria en Senegal, un país en pleno crecimiento económico y conocido por su tolerancia religiosa.
El edificio, cuya construcción costó más de 30 millones de euros (33 millones de dólares), destaca por su cúpula de oro, sus paredes de mármol y su decoración, que refleja la influencia del muridismo y otras corrientes del islam.
Los murides, una corriente renovadora del sufismo (islam espiritual), representan una de las cuatro principales cofradías musulmanas en Senegal, cuyo 90% de la población es de confesión musulmana.
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