Estos datos podrán usarse para estudiar la influencia del viento solar en las comunicaciones terrestres y buscar las formas para evitarla.
La corona solar —que durante el reciente eclipse total se vio como un tenue anillo brillante alrededor de la estrella— en realidad es un ardiente resplandor de plasma que cambia por el campo magnético del Sol y libera ráfagas de partículas cargadas conocidas como 'viento solar', que puede interferir con los extensos sistemas de comunicaciones (en satélites, radio y el GPS) en la Tierra. Por esto, científicos tratan de predecir con la máxima precisión posible la estructura cambiante de esta parte externa de la atmósfera solar.
La mayor parte del tiempo la corona solar es invisible por el brillo de las capas internas del Sol. Por eso, los eclipses solares son oportunidades valiosas para estudiar este fenómeno espacial.
Así, un grupo de investigadores de Predictive Science Inc., compañía de investigación en física computacional con sede en San Diego (California), y la Fundación Nacional de Ciencia y la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea, se preparó de antemano para aprovechar el eclipse total solar que se observó en Sudamérica el pasado 2 de julio.
Utilizaron la Pleiades —supercomputadora de la división de supercomputación avanzada de la NASA en el Centro de Investigación Ames de la agencia en Silicon Valley (California)— y los datos obtenidos por el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA (SDO, por sus siglas en inglés) para elaborar una predicción de la apariencia de la corona solar durante el reciente eclipse.
En la imagen, resultado de sus pronósticos que fue publicada una semana antes de este fenómeno, se ve la corona solar con dos serpentinas anchas y nebulosas en lados opuestos.
Después del eclipse total, compararon su predicción con el aspecto real de la corona solar del 2 de julio. Si bien su hipótesis no era totalmente precisa, los investigadores estuvieron muy cerca.
"Estoy emocionado", cita un comunicado de la NASA a Cooper Downs, de Predictive Science. "El Sol cooperó, y las serpentinas estaban en el lugar correcto. Por supuesto, como científico, ya estoy analizando los detalles en los que nos equivocamos y dónde podemos mejorar", indicó. "Pero es fantástico ver que habrá mediciones científicas de calidad que podemos comparar en detalle y mucho de qué aprender de esa comparación", añadió.
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