Ese bosque, rico en biodiversidad, ha sido fuertemente degradado por la actividad del hombre.
Un equipo de investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) de Chile pretende reintroducir guanacos en la región central del país, con el objetivo de proteger un bosque nativo en peligro de extinción.
Hace siglos, el guanaco era el animal terrestre más grande de la parte austral de Sudamérica, pero la caza, la pérdida de hábitat y la introducción de ganado provocaron que la población de estos camélidos disminuyera drásticamente, y en la actualidad, en territorio chileno casi ha desaparecido.
Entre 2017 y 2018, los investigadores del IEB reintrodujeron dos guanacos en la zona conocida como Cajón del Maipo, en la Región Metropolitana de Santiago, y esos animales se han establecido exitosamente en esos territorios. Ahora se pretende introducir una manada, conformada por un macho y cuatro hembras, para formar una nueva población en esa zona.
Matías Guerrero, quien dirige el proyecto, aclara que no se trata de una iniciativa de conservación de esos mamíferos, sino que se busca recuperar la relación guanaco-bosque esclerófilo de la parte central de Chile.
Un dispersor de semillas
Este bosque, rico en biodiversidad, ha sido fuertemente degradado debido a que concentra la mayor parte de la población chilena y, por ende, las actividades económicas, agrícolas y forestales con sus respectivos impactos. Además, la salud de los ecosistemas depende de las interacciones entre especies, y ese bosque ha perdido a su mayor herbívoro nativo que es el guanaco.
El IEB espera que estos camélidos, denominados también 'jardineros naturales', ayuden al bosque esclerófilo a recuperar su estado original. El guanaco actuaría como dispersor de semillas, a través de la ingesta y posterior formación de defecaderos, permitiendo con ello el enriquecimiento del suelo y la germinación de diversas especies de flora.
"Preliminarmente, vimos que cuando el guanaco comía los espinos (Acacia caven, árbol propio del bosque esclerófilo), estos crecían con una mayor cantidad de ramas. De alguna forma, eso provocaría que el espino tenga una copa más densa. Producto de esto, entregaría más sombra, humedad y agua, lo que permitiría la posterior germinación y crecimiento de otros árboles y arbustos debajo de él", explicó Guerrero.
Pero este ambicioso proyecto también tiene varias barreras, y una de ellas es la amenaza que representan los perros asilvestrados para los camélidos. Otro de los inconvenientes es el limitado acceso a fondos para este tipo de iniciativas, por lo que los investigadores buscan financiamiento para concretar su objetivo.
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