El pintoresco debate reabierto en la Comunidad de Madrid en relación al uso del velo, hace unos años ya hubo una situación similar en San Lorenzo del Escorial, ha propiciado una serie de declaraciones, algunas muy curiosas. Por ejemplo, hoy he sentido a una destacada personalidad política catalana que, cuando le han preguntado sobre este tema, ha empezado a hablar de inmigración. Sin darse cuenta de que Najwa Malh, la chica de Pozuelo de Alarcón que lleva un pañuelo, es española.
Por ello, la primera observación a hacer es que hay que sacar el tema del pañuelo musulmán del ámbito de los temas de inmigración. Para llevar el pañuelo musulmán, como la toca de las monjas católicas, no tiene que comportar de firmar un contrato de integración o similar. Supongo que esta personalidad política catalana, cuando esgrimía el contrato de inmigración, no estaría pensando en las vocaciones religiosas femeninas católicas que, proviniendo de países extranjeros, vienen a formarse en monasterios de nuestro país. ¿Se refería también a ellas cuando hablaba de inmigración?. Pienso que no. Velo e inmigración no deben mezclarse, ni es intelectualmente aceptable ni es prudente para la convivencia cívica.
La respuesta de la Comunidad de Madrid en el tema del velo es una manifestación palmaria de cinismo político encaminado a impartir certificados de ciudadanía previo examen de usos y costumbres. Sarzkozy, por ejemplo, habla de "respetar los valores republicanos". Algunos comentarios sobre el caso de Najwa Malh han sido desafortunados. Alguna persona, ha equiparado el uso del pañuelo con el uso de una gorra de béisbol en la clase.
Ningún maestro del claustro escolar, parece ser, ha sabido o querido, explicó que hay una enorme diferencia entre los dos hechos. Llevar la gorra en un aula puede interpretarse como un gesto de mala educación o de falta de respeto, así de corto y raso, mientras que el pañuelo es llevar un símbolo religioso. Está claro, y este conflicto lo evidencia, que las normas de vestimenta en un centro educativo deben estar reguladas por una normativa, pero es evidente que ciertas decisiones no pueden dejarse en manos de la autonomía del centro educativo. No creo que sea propio del centro regular el uso de los signos religiosos, lo que está amparado por el ejercicio de un derecho fundamental reconocido por la Constitución. Resulta políticamente frívolo por parte de la Comunidad de Madrid, y de manera especial de su Presidenta, pretender endilgar la resolución del conflicto en el reglamento del centro.
La autoridad política de la Comunidad de Madrid debe asumir que forma parte de sus competencias velar por que se respeten todos los derechos constitucionales. Y, en este caso, se conculca el derecho de la práctica religiosa de una chica española. Por eso, no fuera extraño, que se denuncias a los tribunales este hecho.
Ironías de la vida, el gobierno francés ha decidido hoy mismo presentar un proyecto de ley elaborado a partir de las propuestas de los diputados de UPM para prohibir de forma generalizada la burka en Francia. Ya tendré ocasión para hablar de esta cuestión. Pero, para centrar el que ahora hablábamos, conviene descartar cualquier paralelismo entre el uso del pañuelo, hiyab, por una ciudadana española que lo hace por convicciones religiosas y el uso de la burka. Asociar las dos cuestiones es ir de mala fe. Hasta ahora, el sentido común, el pragmatismo y el respeto, han posibilitado resolver correctamente problemas surgidos en relación a este tema. Hay que seguir en esta línea. Porque sino, habrá que recordar que "de Aquellos polvos vienen estos lodos".
Abrir una confrontación sobre esta cuestión es azuzar unos hechos de tormentas imprevisibles. En este sentido, los católicos hemos de denunciar la manipulación y los comportamientos zafios que confunden pañuelos y gorras. La claridad de ideas nos ayuda a todos a mantener el respeto por los signos que nos identifican como creyentes.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Por ello, la primera observación a hacer es que hay que sacar el tema del pañuelo musulmán del ámbito de los temas de inmigración. Para llevar el pañuelo musulmán, como la toca de las monjas católicas, no tiene que comportar de firmar un contrato de integración o similar. Supongo que esta personalidad política catalana, cuando esgrimía el contrato de inmigración, no estaría pensando en las vocaciones religiosas femeninas católicas que, proviniendo de países extranjeros, vienen a formarse en monasterios de nuestro país. ¿Se refería también a ellas cuando hablaba de inmigración?. Pienso que no. Velo e inmigración no deben mezclarse, ni es intelectualmente aceptable ni es prudente para la convivencia cívica.
La respuesta de la Comunidad de Madrid en el tema del velo es una manifestación palmaria de cinismo político encaminado a impartir certificados de ciudadanía previo examen de usos y costumbres. Sarzkozy, por ejemplo, habla de "respetar los valores republicanos". Algunos comentarios sobre el caso de Najwa Malh han sido desafortunados. Alguna persona, ha equiparado el uso del pañuelo con el uso de una gorra de béisbol en la clase.
Ningún maestro del claustro escolar, parece ser, ha sabido o querido, explicó que hay una enorme diferencia entre los dos hechos. Llevar la gorra en un aula puede interpretarse como un gesto de mala educación o de falta de respeto, así de corto y raso, mientras que el pañuelo es llevar un símbolo religioso. Está claro, y este conflicto lo evidencia, que las normas de vestimenta en un centro educativo deben estar reguladas por una normativa, pero es evidente que ciertas decisiones no pueden dejarse en manos de la autonomía del centro educativo. No creo que sea propio del centro regular el uso de los signos religiosos, lo que está amparado por el ejercicio de un derecho fundamental reconocido por la Constitución. Resulta políticamente frívolo por parte de la Comunidad de Madrid, y de manera especial de su Presidenta, pretender endilgar la resolución del conflicto en el reglamento del centro.
La autoridad política de la Comunidad de Madrid debe asumir que forma parte de sus competencias velar por que se respeten todos los derechos constitucionales. Y, en este caso, se conculca el derecho de la práctica religiosa de una chica española. Por eso, no fuera extraño, que se denuncias a los tribunales este hecho.
Ironías de la vida, el gobierno francés ha decidido hoy mismo presentar un proyecto de ley elaborado a partir de las propuestas de los diputados de UPM para prohibir de forma generalizada la burka en Francia. Ya tendré ocasión para hablar de esta cuestión. Pero, para centrar el que ahora hablábamos, conviene descartar cualquier paralelismo entre el uso del pañuelo, hiyab, por una ciudadana española que lo hace por convicciones religiosas y el uso de la burka. Asociar las dos cuestiones es ir de mala fe. Hasta ahora, el sentido común, el pragmatismo y el respeto, han posibilitado resolver correctamente problemas surgidos en relación a este tema. Hay que seguir en esta línea. Porque sino, habrá que recordar que "de Aquellos polvos vienen estos lodos".
Abrir una confrontación sobre esta cuestión es azuzar unos hechos de tormentas imprevisibles. En este sentido, los católicos hemos de denunciar la manipulación y los comportamientos zafios que confunden pañuelos y gorras. La claridad de ideas nos ayuda a todos a mantener el respeto por los signos que nos identifican como creyentes.
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1 comentario:
Muchos nos estamos cansando del tratamiento discriminatorio que reciben especialmente los cristianos en nuestro país, mientras aparentemente otras religiones (especialmente el islam) parece ser intocable en este sentido.
El pañuelo musulmán es un símbolo religioso de primer orden (¿alguién lo niega?). Sí en las escuelas públicas los símbolos religiosos están prohibidos, me gustaría que alguién me explique las razones, por las que los símbolos islámicos no deban someterse igualmente a esta prohibición.
Los ciudadanos españoles (unos creyentes, otros no creyentes) estamos ya cansándonos de estas discriminaciones. Las normas valen para todos por igual. Sí para los padres de esta chica, y para ella misma, es tan importante el tema del velo, pues tiene dos opciones:
- opción I: que busque un colegio privado que la admita con su velo
- opción II: que se vaya a su país de origen o a otro, que no le ponga trabas en este sentido.
Pero es profundamente discriminatorio permitir el uso del pañuelo musulmás, mientras otros símbolos religios "autóctonos" son perseguidos.
Este tema no tiene nada que ver con convivencia, sino con igualdad. Sí los musulmanes quieren ser tratados igual que los cristianos, no les queda otra que aceptar las normas láicas de este país, pese a quién pese.
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