Tres miembros de la comunidad musulmana, ayer junto al local. Tras ellos, la Glorieta. / ANTONIO GIL / AGM
La comunidad del casco histórico pide «apoyo» al Ayuntamiento para abrir un centro sociocultural para 400 personas, junto a la Plaza San Francisco.
La Comunidad Musulmana Al-Furqan, que agrupa a decenas de fieles del Islam en el casco histórico de Cartagena, pidió ayer «apoyo» al Ayuntamiento para lograr la autorización necesaria para la apertura de un centro religioso y sociocultural junto a la Plaza San Francisco. Los promotores de la que sería la mayor mezquita de la ciudad confían en obtener las licencias de obras y de actividad para acondicionar y utilizar un local de 700 metros cuadrados, situado en la esquina de las calles San Antonio el Pobre y Caballero. Su objetivo es poder dar servicio a entre 300 y 400 personas, dado que en la mezquita actual, situada en la calle Villalba Larga, en la zona del Monte Sacro, no caben más de cien.
«Nosotros cometimos el error de empezar las obras sin la licencia. Lo hicimos porque había gente que se ofreció voluntaria para echar una mano y tenerlo todo listo para el Ramadán, a finales de abril. Pero antes de empezar a reformar el local, informamos al Ayuntamiento de nuestro proyecto y, en Urbanismo, vieron los planos y nos dijeron que no había problemas para abrir un centro de culto y de formación. Ahora vamos a solicitar todos los permisos y esperamos que nos den el visto bueno», explicó a 'La Verdad' el secretario de la comunidad musulmana, Mohammed Lakhdim.
El colectivo al que pertenece este y otros comerciantes y vecinos del centro de Cartagena defiende que su plan está respaldado por la legalidad, dado que en España hay libertad religiosa, y que además está orientado a «promover la integración social de los musulmanes». La vía para alcanzar este propósito, añadió en declaraciones a este diario, es «difundir las enseñanzas del Islam y, en especial, los valores de la ayuda a los demás, el respeto, no hacer el mal a nadie y ser útiles a la sociedad».
Jóvenes «rechazados»
La Comunidad Musulmana Al-Furqan sostiene que, además de tener derecho a disponer de un centro de oración y de enseñanza del idioma y de la cultura árabes «digno», para hombres y mujeres, está comprometida en la lucha contra el fanatismo religioso. Por ello, consideran que «no hay motivos para generar rechazo» entre grupos de residentes y hosteleros.
Estos sectores han hecho llegar al Consistorio su temor a los problemas que pueden generar grandes concentraciones de personas, en calles estrechas y con circulación de vehículos; a que el centro atraiga radicales; y a perder clientela, tanto de españoles como de turistas, en los bares con terraza.
El Ayuntamiento estudia si el local, cuya puerta principal estará en la calle Caballero, cumple con los requisitos técnicos que establece la normativa urbanística para los templos, como el aforo y las vías de evacuación. Los musulmanes dicen que no generarán molestias por ruido a los vecinos, pues su bajo está en un edificio usado como aparcamiento de vehículos.
En Al-Furqan responden que han tratado de dar detalles de su plan a la alcaldía y que esta les ha derivado a la Concejalía de Servicios Sociales. Están a la espera de que les den cita para poder ofrecer toda la información que les demanden.
Los musulmanes dicen estar preocupados por adolescentes y jóvenes que dejan de ir a clase y están en riesgo de caer en problemas personales, de identidad y de delincuencia. Fuentes de la asociación islámica lo resumen así: «Son chavales cuyos padres están todo el día trabajando en el campo y apenas pueden controlarles. Son chicos españoles, pero que a veces se sienten rechazados. Debemos ser conscientes de todo esto y preocuparnos por su futuro, porque viven y vivirán aquí».
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