Madrid, 18.05.2017,(EFE).
La hipertensión arterial es una enfermedad denominada "silenciosa" porque los afectados no suelen presentar síntomas, que afecta al 43 por ciento de la población española y llega al 68 por ciento en mayores de 65 años.
Las enfermedades del sistema circulatorio representan la primera causa de mortalidad en España, destacando el infarto en los hombres y el ictus en las mujeres, según un comunicado del Grupo HLA con motivo hoy del Día Mundial de la Hipertensión.
Esta enfermedad, producida por el aumento excesivo y mantenido de la presión de la sangre, es el factor de riesgo más prevalente y el que se asocia con más fuerza a la aparición de ictus.
El doctor Juan José Linares, internista del Hospital HLA Inmaculada en Granada y especialista en hipertensión arterial por la Sociedad Europea de Hipertensión, precisa en la nota que, como norma general, la presión arterial es alta en adultos cuando está por encima de 140, mientras que, por debajo de 90, es baja. Es una patología muy frecuente que aumenta con la edad y es rara en personas por debajo de los 30 años.
Las personas con hipertensión no suelen presentar síntomas, por eso se le denomina enfermedad silenciosa, o bien pueden sufrir dolor de cabeza, mareo, inestabilidad, aturdimiento, fatiga, visión borrosa y palpitaciones.
La presión arterial es una constante muy variable, por lo que su correcta medición en el domicilio es la mejor herramienta de seguimiento para el paciente hipertenso y minimiza el efecto del síndrome de "bata blanca", que se produce cuando en la consulta médica las cifras de presión arterial del paciente son más altas que los valores tomados en casa o de forma ambulatoria.
El especialista aconseja utilizar los aparatos que miden la presión arterial a nivel del brazo una vez por semana siempre a la misma hora entre las 08:00 y las 10:00 horas por las mañanas y entre las 18:00 y las 20:00 por las tardes.
Diabetes, dislipidemia, obesidad, sedentarismo, estrés, alcohol y tabaco en exceso, están frecuentemente asociados al aumento de la presión arterial, contribuyendo a la aparición del daño arterial y progresión de la hipertensión. Aparte del tratamiento farmacológico, es fundamental modificar hábitos y estilo de vida.
Tener un peso saludable, realizar ejercicio físico de forma continuada de treinta a sesenta minutos cada día, dejar de fumar, evitar las situaciones de estrés, no abusar de sustancias excitantes como el café, el té o las bebidas energéticas y realizar una dieta baja en sal (menos de tres gramos al día) son algunas de las recomendaciones del especialista para bajar la tensión.
Entre otros consejos nutricionales, sugiere evitar los embutidos, los lácteos enteros y las carnes grasas, consumir pescado tres o cuatro veces por semana y usar preferentemente aceite de oliva virgen extra para cocinar y aliñar los platos. EFE
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