Cuatro detenidos en París en protesta por el veto que impide estar con el velo integral en sitios públicos. "La ley tiene que estar por encima de la religión", señala la asociación española Pluralismo y Convivencia
La entrada ayer en vigor de la ley francesa que prohíbe el uso del velo integral (niqab o burka) provocó una trifulca durante una protesta en París. Un puñado de manifestantes desafiaron la llegada del veto y cuatro de ellos fueron detenidos. Fue la anécdota del día. Sólo un 0,0062% de las mujeres francesas lleva un velo integral que le cubre la cara. Y, además, de esas 2.000 mujeres, la inmensa mayoría vive en Mayotte y La Reunión, islas francesas del Océano Indico de tradición musulmana.
La pelea tuvo lugar frente a la catedral de Notre Dame, ante las cámaras, y también en las inmediaciones del Palacio del Elíseo. Los manifestantes, fueron convocados por la asociación No toques mi Constitución, muy minoritaria.
El Gobierno español afirma que con la normativa actual es "suficiente"
Como los organizadores habían olvidado, o deliberadamente ignorado, que tenían que haber informado de manera obligatoria sobre la protesta, los policías detuvieron a cuatro personas. Según las agencias de prensa, dos eran mujeres con niqab, la vestimenta prohibida por ley en los espacios públicos. Un tercer detenido era una mujer con un hiyab, el velo que al no cubrir la cara, de momento sigue autorizado. El cuarto detenido era un hombre, del que las agencias no precisaron qué llevaba o no en el rostro.
"Hoy no se trataba de detener a esta gente por llevar velo. Se les ha arrestado por no haber declarado que iban a hacer una manifestación", indicaron las autoridades francesas. Por su parte, el portavoz de la asociación organizadora, Rachid Nekkaz, aseguró que en realidad él había sido detenido en un primer momento con una amiga que llevaba el niqab, no en el lugar de la manifestación, sino en las inmediaciones del Elíseo. "Queríamos que nos dieran el papel de la multa por llevar niqab, pero la Policía se negó", detalló el individuo, defraudado.
Por otra parte, Kenza Drider, una mujer que se viste habitualmente con el niqab, detalló que se había paseado en la estación de Aviñón, viajado en el tren, desembarcado en una gran estación de París, y desplazado hasta la manifestación sin ser molestada por la Policía.
La frustrada Ley de Libertad Religiosa no regulaba el uso del burka
Desde hace varios meses, Drider y otras decenas de personas esperan la ocasión de tener una multa en la mano, con la sanción preceptiva de 150 euros, para poder recurrir ante jurisdicciones superiores e incluso ir al tribunal europeo de Estrasburgo por violación de derechos individuales.
La ley antiburka ha sido juzgada inútil, ineficaz e inaplicable por varias personalidades. Ayer, el secretario general adjunto del Sindicato de Comisarios de Policía, Manuel Roux, dijo que será "infinitamente difícil de aplicar" e "infinitamente poco aplicada". El nuevo ministro de Interior, Claude Guéant, un hombre que tras dos meses en el cargo debe responder ya por dos querellas por "discriminación" e "incitación al odio racial" contra los musulmanes, aseguró, por el contrario, que "será aplicada".
En Francia, el debate antiburka está muy ligado a la derecha y ultraderecha. El líder del Frente de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon, calificó de "neurosis" y de "obsesión" la actitud de los conservadores franceses con los musulmanes. "Hoy la toman con ellos y mañana la tomarán con los chinos: es el partido del odio. Cada vez que ellos nos hablen de inmigración, islam, de sus obsesiones, nosotros les hablaremos de nómina, de subidas de salarios, y de imposición de un salario máximo a los grandes dirigentes", añadió.
Otra situación
La situación en España es bien distinta de la de Francia. En el país vecino la ultraderecha lidera de algún modo la persecución contra el velo integral. Además, el debate no es comparable por cuestiones culturales, identitarias y, fundamentalmente, porque nuestro país no alcanza, ni de lejos, las cotas de laicidad de los vecinos galos, opinan varios expertos.
La frustrada reforma de la Ley de Libertad Religiosa, recluida en un cajón, no tocaba la cuestión de la prohibición del velo islámico. Desde el Gobierno, se subraya que "la legislación actual es suficiente" para regular el uso de estas prendas. "Sería un error importar debates legales como el del burka en Francia o los minaretes en Suiza", subrayan a este diario fuentes del Ministerio de Justicia.
Clericales y anticlericales
"El debate sobre la religión en nuestro país ha estado polarizado entre posiciones clericales o anticlericales. Y es preciso cambiar el modelo", asegura José Manuel López, director de la Fundación Pluralismo y Convivencia, que desde hace siete años trabaja para la equiparación de derechos entre las distintas confesiones presentes en España. "No tenemos que confundir los planos: vivimos en un país cada vez menos creyente, pero en el que las distintas confesiones deben seguir teniendo un peso, que el Estado debe reconocer". Esto es: que el Estado laico tendrá que esperar.
En el caso de los musulmanes, el Gobierno quiere romper con dos prejuicios: el de crear un problema religioso donde hay conflictos de seguridad o igualdad (en España, la legislación prohíbe el uso de prendas que no permitan la identificación, o denigren a la mujer) y el de considerar al creyente islámico como extranjero. A la espera de una apuesta decidida por el laicismo, López asume que "en un Estado como el nuestro, lo esencial es ser ciudadano, y cumplir la ley. Y después, habrá ciudadanos que sean creyentes en una u otra confesión, y otros que no. Pero la ley tiene que estar por encima de la religión".
En lo tocante a la presencia de velos en España, los datos de las administraciones públicas constatan que en nuestro país no hay ningún caso de uso de burka, mientras que los niqabs se cuentan en torno a un centenar. El principal problema a la hora de legislar no está en el ámbito estatal (las normas, desde la Ley de Libertad Religiosa a la de Protección de la Seguridad Ciudadana de 1992, las distintas normativas de seguridad, contra la Violencia de Género o la Ley de Igualdad), ni en la necesidad de crear nuevas leyes, sino en su aplicación en el ámbito local.
Por ello, la Fundación Pluralismo y Convivencia y la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) ultiman la creación de un Observatorio para la Gestión del Pluralismo Religioso. En este organismo se compartirán experiencias a la hora de abordar problemas de convivencia derivados de usos y costumbres exportados por los inmigrantes y donde, en algunos casos, se confunden el plano legal y el religioso. Como sucede en la cuestión del velo islámico.
Entre los principales aspectos que habría que debatir se encuentran la regulación de los lugares de culto; los enterramientos; el uso del espacio público para actos religiosos; las clases de religión; y la asistencia religiosa en prisiones, hospitales y cuarteles.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
La entrada ayer en vigor de la ley francesa que prohíbe el uso del velo integral (niqab o burka) provocó una trifulca durante una protesta en París. Un puñado de manifestantes desafiaron la llegada del veto y cuatro de ellos fueron detenidos. Fue la anécdota del día. Sólo un 0,0062% de las mujeres francesas lleva un velo integral que le cubre la cara. Y, además, de esas 2.000 mujeres, la inmensa mayoría vive en Mayotte y La Reunión, islas francesas del Océano Indico de tradición musulmana.
La pelea tuvo lugar frente a la catedral de Notre Dame, ante las cámaras, y también en las inmediaciones del Palacio del Elíseo. Los manifestantes, fueron convocados por la asociación No toques mi Constitución, muy minoritaria.
El Gobierno español afirma que con la normativa actual es "suficiente"
Como los organizadores habían olvidado, o deliberadamente ignorado, que tenían que haber informado de manera obligatoria sobre la protesta, los policías detuvieron a cuatro personas. Según las agencias de prensa, dos eran mujeres con niqab, la vestimenta prohibida por ley en los espacios públicos. Un tercer detenido era una mujer con un hiyab, el velo que al no cubrir la cara, de momento sigue autorizado. El cuarto detenido era un hombre, del que las agencias no precisaron qué llevaba o no en el rostro.
"Hoy no se trataba de detener a esta gente por llevar velo. Se les ha arrestado por no haber declarado que iban a hacer una manifestación", indicaron las autoridades francesas. Por su parte, el portavoz de la asociación organizadora, Rachid Nekkaz, aseguró que en realidad él había sido detenido en un primer momento con una amiga que llevaba el niqab, no en el lugar de la manifestación, sino en las inmediaciones del Elíseo. "Queríamos que nos dieran el papel de la multa por llevar niqab, pero la Policía se negó", detalló el individuo, defraudado.
Por otra parte, Kenza Drider, una mujer que se viste habitualmente con el niqab, detalló que se había paseado en la estación de Aviñón, viajado en el tren, desembarcado en una gran estación de París, y desplazado hasta la manifestación sin ser molestada por la Policía.
La frustrada Ley de Libertad Religiosa no regulaba el uso del burka
Desde hace varios meses, Drider y otras decenas de personas esperan la ocasión de tener una multa en la mano, con la sanción preceptiva de 150 euros, para poder recurrir ante jurisdicciones superiores e incluso ir al tribunal europeo de Estrasburgo por violación de derechos individuales.
La ley antiburka ha sido juzgada inútil, ineficaz e inaplicable por varias personalidades. Ayer, el secretario general adjunto del Sindicato de Comisarios de Policía, Manuel Roux, dijo que será "infinitamente difícil de aplicar" e "infinitamente poco aplicada". El nuevo ministro de Interior, Claude Guéant, un hombre que tras dos meses en el cargo debe responder ya por dos querellas por "discriminación" e "incitación al odio racial" contra los musulmanes, aseguró, por el contrario, que "será aplicada".
En Francia, el debate antiburka está muy ligado a la derecha y ultraderecha. El líder del Frente de Izquierdas, Jean-Luc Mélenchon, calificó de "neurosis" y de "obsesión" la actitud de los conservadores franceses con los musulmanes. "Hoy la toman con ellos y mañana la tomarán con los chinos: es el partido del odio. Cada vez que ellos nos hablen de inmigración, islam, de sus obsesiones, nosotros les hablaremos de nómina, de subidas de salarios, y de imposición de un salario máximo a los grandes dirigentes", añadió.
Otra situación
La situación en España es bien distinta de la de Francia. En el país vecino la ultraderecha lidera de algún modo la persecución contra el velo integral. Además, el debate no es comparable por cuestiones culturales, identitarias y, fundamentalmente, porque nuestro país no alcanza, ni de lejos, las cotas de laicidad de los vecinos galos, opinan varios expertos.
La frustrada reforma de la Ley de Libertad Religiosa, recluida en un cajón, no tocaba la cuestión de la prohibición del velo islámico. Desde el Gobierno, se subraya que "la legislación actual es suficiente" para regular el uso de estas prendas. "Sería un error importar debates legales como el del burka en Francia o los minaretes en Suiza", subrayan a este diario fuentes del Ministerio de Justicia.
Clericales y anticlericales
"El debate sobre la religión en nuestro país ha estado polarizado entre posiciones clericales o anticlericales. Y es preciso cambiar el modelo", asegura José Manuel López, director de la Fundación Pluralismo y Convivencia, que desde hace siete años trabaja para la equiparación de derechos entre las distintas confesiones presentes en España. "No tenemos que confundir los planos: vivimos en un país cada vez menos creyente, pero en el que las distintas confesiones deben seguir teniendo un peso, que el Estado debe reconocer". Esto es: que el Estado laico tendrá que esperar.
En el caso de los musulmanes, el Gobierno quiere romper con dos prejuicios: el de crear un problema religioso donde hay conflictos de seguridad o igualdad (en España, la legislación prohíbe el uso de prendas que no permitan la identificación, o denigren a la mujer) y el de considerar al creyente islámico como extranjero. A la espera de una apuesta decidida por el laicismo, López asume que "en un Estado como el nuestro, lo esencial es ser ciudadano, y cumplir la ley. Y después, habrá ciudadanos que sean creyentes en una u otra confesión, y otros que no. Pero la ley tiene que estar por encima de la religión".
En lo tocante a la presencia de velos en España, los datos de las administraciones públicas constatan que en nuestro país no hay ningún caso de uso de burka, mientras que los niqabs se cuentan en torno a un centenar. El principal problema a la hora de legislar no está en el ámbito estatal (las normas, desde la Ley de Libertad Religiosa a la de Protección de la Seguridad Ciudadana de 1992, las distintas normativas de seguridad, contra la Violencia de Género o la Ley de Igualdad), ni en la necesidad de crear nuevas leyes, sino en su aplicación en el ámbito local.
Por ello, la Fundación Pluralismo y Convivencia y la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) ultiman la creación de un Observatorio para la Gestión del Pluralismo Religioso. En este organismo se compartirán experiencias a la hora de abordar problemas de convivencia derivados de usos y costumbres exportados por los inmigrantes y donde, en algunos casos, se confunden el plano legal y el religioso. Como sucede en la cuestión del velo islámico.
Entre los principales aspectos que habría que debatir se encuentran la regulación de los lugares de culto; los enterramientos; el uso del espacio público para actos religiosos; las clases de religión; y la asistencia religiosa en prisiones, hospitales y cuarteles.
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